El análisis de
los microdatos anonimizados de la Encuesta Europea de Salud en España 2014 permite
averiguar la distribución de la clase social en cada tipo de aseguramiento.
Veremos, por un lado, qué clases sociales predominan en los distintos grupos de
aseguramiento. Por otro lado, veremos la distribución del tipo de aseguramiento
en cada clase social. De ello trata esta entrada que ofrecerá dicha
información para el total de la muestra encuestada (n=22.842) y para el grupo
de edad de 65 y más años (n=6.520). Puesto
que una tercera parte de los seguros privados de asistencia sanitaria son colectivos (adquiridos
a través de empresas), se ofrece también la información en el colectivo que
trabaja (n=9.719) (respuesta 1 a la pregunta nº 11 del cuestionario del hogar).
DISTRIBUCIÓN DE LA CLASE SOCIAL EN CADA TIPO DE ASEGURAMIENTO
DISTRIBUCIÓN DEL TIPO DE ASEGURAMIENTO EN CADA CLASE SOCIAL
EN TODA LA MUESTRA (n=22.842)
DISTRIBUCIÓN DEL TIPO DE ASEGURAMIENTO EN CADA CLASE SOCIAL
EN ≥ 65 AÑOS (n=6.520)
DISTRIBUCIÓN DEL TIPO DE ASEGURAMIENTO EN CADA CLASE SOCIAL
EN QUIENES TRABAJAN (n=9.719)
COMENTARIO
En el total de la muestra existe una clara dicotomía al comparar el
grupo de sujetos que tienen al SNS como único asegurador con los otros dos
grupos de aseguramiento. Las clases medias-bajas predominan en el primero (68%) mientras que las clases medias-altas
predominan en los otros dos: 85% de los mutualistas y 66% de los que tienen un
seguro de salud. De forma sorprendente, la
dicotomía no sólo se mantiene sino que se polariza más cuando
consideramos la población de 65 o más años.
A partir de esta edad, el 74% de los sujetos que tienen al SNS como
único asegurador pertenece a las clases medias-bajas mientras que las clases
medias-altas predominan en los otros dos grupos: 90% de los mutualistas y 70% de los que tienen seguros privados de
asistencia sanitaria. Esto último facilita algo que describe la literatura y ya se ha comentado aquí: la dualización sanitaria y el descremado sociológico de la atención primaria es también notable entre los mayores de 65 años. Por cierto, cuando incentivamos fiscalmente la compra de seguros privados, quienes se benefician de dicho ahorro fiscal son mayoritariamente sujetos de clases medias y, sobre todo, altas. En unos años de mucho menor ingreso fiscal como los que llevamos desde el inicio de la crisis, hay que estar muy cargado de razón para seguir incentivando fiscalmente la compra de seguros privados de asistencia sanitaria. Los datos de la EESE no hacen otra cosa que justificar la retirada de esta medida pues desde el punto de vista de la equidad se destina dinero público* a quien menos lo necesita, amén de la incidencia que sobre la universalización efectiva del SNS tiene la misma. Se detecta un claro gradiente decreciente en la presencia de seguros privados conforme se desciende en la escala social, incluso en el colectivo que trabaja. Probablemente esto se deba a que los empleados que se ven beneficiados por el hecho de que sus empresas les ofrezcan a ellos y sus familias seguros privados de asistencia sanitaria incentivados fiscalmente tengan un mayor nivel socioeconómico que aquellos empleados cuyas empresas no ofrecen estos seguros.
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*Nota.- La pérdida de ingreso fiscal, a los efectos, es como si destináramos dinero público (precisamente el que no se ingresa) a determinadas personas. En el caso que nos ocupa, la gran mayoría de los beneficiados por la medida fiscal son sujetos de clases medias y, sobre todo, altas.
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*Nota.- La pérdida de ingreso fiscal, a los efectos, es como si destináramos dinero público (precisamente el que no se ingresa) a determinadas personas. En el caso que nos ocupa, la gran mayoría de los beneficiados por la medida fiscal son sujetos de clases medias y, sobre todo, altas.
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