Entre los políticos y administradores sanitarios son minoría los que tienen en cuenta todas y cada una de las competencias y actividades de la APyC al calcular, por ejemplo, las necesidades de los distintos tipos de perfiles imprescindibles para poder llevarlas a cabo con niveles óptimos de eficiencia y calidad. El Marco Estratégico para la atención primaria y comunitaria adopta también un planteamiento reduccionista.
El documento afirma en la propuesta de acción D.4.2 de la línea estratégica de reforzamiento de la orientación comunitaria que “hay que promover la participación de profesionales de APS en acciones comunitarias y proyectos de salud comunitaria, estableciendo incentivos específicos y compensación económica si se realizan actividades fuera de horario laboral”. De lo que se podría deducir que lo que hay que hacer (y pagar) esencial o únicamente es la actividad clínica en las consultas y que otras actuaciones propias de la APyC como las comunitarias son un añadido para los profesionales motivados que prolongan su jornada.
Tampoco menciona para nada la necesidad de reorientar las actividades, incluyendo las clínicas, bajo una perspectiva comunitaria ni de garantizar recursos ordinarios finalistas en el presupuesto para este grupo de actividades.
Tampoco insiste lo suficiente en sus propuestas de acción en el problema de las bajas retribuciones de los profesionales, claramente por debajo de la media europea, ni en actuaciones dirigidas específicamente a corregir los importantes grados de desmotivación y “burnout” que se observan, con intensidad creciente, en amplias capas de los colectivos de nuestra APyC. Una desmotivación que también se puede relacionar con la debilitación progresiva del compromiso profesional con una atención de la ciudadanía que, más allá de la imprescindible competencia técnica, incorpore de forma efectiva el paradigma biopsicosocial y la importancia de los determinantes sociales a la hora de atender a los pacientes. Tampoco se resalta en el Marco Estratégico, muy influido por la perspectiva médica, la necesidad de insistir en el modelo y condicionantes del trabajo en equipo, en la delimitación y delegación de competencias entre sus miembros y el papel de cada grupo profesional en el mismo o, por ejemplo, en la extraordinaria relevancia del trabajo de las enfermeras y de los profesionales de atención al usuario.
Los problemas crónicos plantean nuevas necesidades formativas, asistenciales y de investigación tanto en el campo estrictamente sanitario como en el social y comunitario. Las necesidades de atención social tienen una cobertura muy deficitaria y es imprescindible priorizar los recursos dedicados a este ámbito y a la dependencia, incluyendo las dotaciones de profesionales de trabajo social y de fisioterapia así como de aquellos otros que comparten responsabilidades en el mismo territorio (ver artículo anterior). El Marco Estratégico debería hacer más énfasis en la necesidad de la coordinación en el seno de la APyC de dichos recursos.
También se olvida a los profesionales de atención al usuario y a los administrativos sanitarios, que tienen necesidades no bien cubiertas de perfeccionamiento competencial y de disponibilidad de espacios adecuados de trabajo.
La reforma de la asistencia médica ambulatoria nació ya en los años 80 del siglo XX sin contemplar una verdadera carrera y desarrollo profesional continuo de sus integrantes. Y así sigue hoy. El Marco Estratégico tampoco dedica mayor atención a este problema, causa indudable de una parte significativa de la desmotivación y “burnout” de los profesionales. Puede parecer inconcebible pero no deja de ser cierto que la gran mayoría de los que ingresan en la plantilla de un equipo no tienen perspectivas de progreso profesional y personal por lo que visualizan llegar la jubilación sin que se modifique sustancialmente su actividad cotidiana o sus responsabilidades asistenciales, docentes o de investigación, ni sus fuentes de ingresos.
Finalmente, hay que abordar el problema de la sobrecarga asistencial y la falta de tiempo que atosiga o la gran precariedad laboral que padecen. Lo que requiere eliminar los contratos eventuales o de corta duración excepto para aquellas necesidades puntuales de cobertura de actividad: El Marco Estratégico únicamente apunta la posible instauración de contratos bianuales para los residentes recién acabados. Es preciso incentivar económicamente las plazas de difícil cobertura y reconocer a nivel de carrera y desarrollo profesional el trabajo en las mismas. Y asumir el problema que se puede plantear ante la próxima jubilación de un número importante de profesionales médicos de APyC, lo que debe impulsar estrategias de captación activa de profesionales que actualmente están en otros puestos de trabajo del sistema (por ejemplo urgencias) o en otros países así como la generalización obligatoria de la flexibilización de la edad de jubilación.
A. Martín Zurro y A. Segura Benedicto
Febrero 2020
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