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miércoles, 22 de febrero de 2023

In memoriam. Jamás desaparece lo que jamás se olvida


Esta misma tarde se está presentando en el Colegio de Médicos de Málaga el libro titulado "En el corazón de la pandemia" (aquí). Iñaki Sánchez, miembro del Comité Editorial, me pidió en su momento que redactara uno de los capítulos del mismo. El capítulo asignado fue el destinado al recuerdo de los profesionales en activo del ámbito sanitario fallecidos por la covid19, especialmente en aquella primera ola del confinamiento. Ha sido un honor ser uno de los autores. Sirva este texto para recordar a estos profesionales fallecidos en el desarrollo de su trabajo, en su labor asistencial y de cuidado a los pacientes, para dejar constancia de su entrega en el cumplimiento de su deber y como apoyo en el recuerdo a sus familiares. En el texto destaco el recuerdo especial de Sara Bravo que ha sido la sanitaria en activo más joven fallecida por covid-19 en España. Con 28 años y recién terminada la especialidad, Sara tenía toda una vida profesional y personal por delante. Por ello, desde aquí propongo que la Organización Médica Colegial designe el día 28 de marzo, día en el que murió Sara Bravo, como fecha conmemorativa para honrar la memoria de todos los médicos en activo fallecidos durante esta pandemia. Todos ellos siempre estarán con nosotros porque jamás desaparece lo que jamás se olvida. A continuación reproduzco el texto enviado al comité editorial.



IN MEMORIAM

“Jamás desaparece lo que jamás se olvida”

Soy Juan Simó, médico de familia, 59 años, casado y con dos hijas universitarias. Cuando se me propuso escribir este texto me vinieron de golpe a la cabeza muchos recuerdos de las primeras semanas de la pandemia, no buenos precisamente. De algún modo, esto demuestra que nuestro cerebro encapsula los malos recuerdos en sus profundidades para protegernos del miedo y el dolor que nos producen. Los encapsula para que nuestro día a día sea más llevadero pero afortunadamente no los destruye. Y tiempo después, cuando por algún motivo como la propuesta referida, resurgen de esas profundidades, nos invade de nuevo el miedo y el dolor casi como si no hubieran transcurrido ya dos años.

 

Marzo 2020, el antes y el después

Nunca confié demasiado en la información ofrecida por China pero lo que ocurría en Italia era preocupante. Parece que haya pasado mucho tiempo, pero hace sólo dos años. Aquella primavera de 2020, los países desarrollados, especialmente los del hemisferio norte, recibían un puñetazo en el estómago que les devolvía a una realidad inesperada que sólo tenía parangón en la pandemia gripal de 1918. De repente, una enfermedad infecciosa amenazaba al primer mundo cuando eso se suponía ya superado y más probable en otras latitudes. Una lección de humildad en toda regla.

 

Cuando nos confinaron en marzo de 2020 llevaba yo 28 años ininterrumpidos de ejercicio en atención primaria. Nueve de ellos en mi actual cupo de pacientes del centro de salud del barrio de Rochapea en Pamplona. Tiempo suficiente para conocer el grueso de mis pacientes más enfermos. Algo muy importante y útil para mí y para ellos durante aquellas primeras semanas del cerrojazo cuando la mayoría de las consultas eran telefónicas. Yo sabía con quién hablaba en la mayoría de las llamadas y, probablemente en mayor proporción, los pacientes también.

 

Pese a ello, no fue fácil. El miedo a equivocarme con algún paciente era uno más entre los miedos diarios. No quiero ni pensar cómo tuvieron que ser esas mismas semanas para aquellos pacientes y médicos que apenas se conocían. El segundo miedo diario era el temor a contagiarme y llevar la enfermedad a casa. El pulsioxímetro iba y venía todos los días conmigo: de casa a la consulta y de la consulta a casa, día tras día, semana tras semana. Y el miedo subyacente, sostén de los demás, provenía de la ignorancia, de no saber exactamente a qué nos enfrentábamos, qué iba a suceder y cuánto tiempo iba a durar.

 

Pero no todo fue malo, ni mucho menos. Lo que estaba ocurriendo transformó a quienes trabajábamos en el centro de salud. Nunca fuimos tan equipo como durante aquellas semanas del confinamiento. Por otro lado, los médicos residentes que tenía asignados dejaron su rotatorio hospitalario y fueron dirigidos por la unidad docente al centro de salud. De repente me encontré con tres médicos residentes en la consulta. Pudimos ocupar una consulta contigua comunicada por una puerta con la mía. Al frente de la misma se puso Patxi, el residente mayor. Arantxa y Laude, médicas residentes de cursos inferiores, circulaban entre las dos consultas indistintamente según necesidad. El hecho de estar acompañado durante esa ola del confinamiento por tres magníficos profesionales y mejores personas lo hizo todo mejor.

 

Los primeros días de confinamiento fueron de incredulidad. Esto no puede estar pasando. Las consultas telefónicas en el centro de salud fueron tantas que las líneas telefónicas se saturaron el primer día y continuaron así durante unos días más. Los técnicos mejoraron sensiblemente la situación la segunda semana de confinamiento. Entonces nos dimos cuenta de que algo grave estaba pasando: centenares de españoles morían diariamente por covid-19. A primeros de abril se superaron los 900 muertos diarios. Sobrecogían las noticias de los fallecimientos masivos en residencias de ancianos. A primeros de mayo comprobamos que la mitad o más del total de fallecidos provenían de esa población tan vulnerable.

 

Los medios escritos, digitales y televisivos ilustraban sus noticias sobre el impacto sanitario de la pandemia siempre con imágenes del ámbito hospitalario, de sus urgencias, de sus UCIS, etc. En ningún momento repararon en lo que ocurría en los centros de salud. Sin embargo, los primeros médicos en activo en fallecer por covid-19 ejercían en centros de salud (1).

 

Rastreo en medios y redes

Esto me llamó mucho la atención y empecé un trabajo de rastreo en medios y redes sociales con el objeto de detectar los profesionales sanitarios y sociosanitarios en activo fallecidos por covid-19 durante esa primera y brutal ola del confinamiento. En el rastreo incluí todo tipo de personal, también el de limpieza, y no hice distingos según se trabajara en el ámbito público o en el privado mientras se tratara de personal en activo. El rastreo lo realizaba varias veces al día y la noticia de un fallecimiento detectada en un medio o red social intentaba confirmarla consultando otras fuentes. Todo ello durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020.

 

Resultados del rastreo

Un total de 95 profesionales en activo del ámbito sanitario o sociosanitario fallecieron por covid-19 en España en la primera ola del confinamiento. La primera fue Encarni Vicente, enfermera de 52 años del hospital de Galdakao, Vizcaya, fallecida el 18 de marzo. El último fue Leonardo Dante González, médico en la residencia de ancianos de Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real, fallecido el 20 de mayo. Entre la primera y la última muerte transcurrieron 64 días, lo que significa un fallecimiento cada 16 horas. El lunes 1 de junio, tras 10 días sin noticia alguna de más fallecimientos, publiqué una entrada en mi blog con la información más relevante en homenaje a los 95 fallecidos (2). Trabajaban en el ámbito público 62 de ellos y 33 en el privado. Según profesión, destacaron 51 médicos y 16 farmacéuticos comunitarios (de oficina de farmacia). El resto fueron: ocho auxiliares de clínica, cinco trabajadores de la limpieza, cuatro enfermeros, cuatro celadores, tres conductores de ambulancia, dos técnicos de farmacia, un administrativo y un odontólogo.

 

Los 18 médicos fallecidos que ejercían en centros de salud representaron el 19% del total de fallecidos. Los médicos de los centros de salud son el 19% del total de médicos en activo de España pero representaron el 35% de todos los médicos en activo fallecidos. Los médicos de los centros de salud son el 26% del total de médicos de la sanidad pública pero representaron el 53% de todos los médicos en activo fallecidos en la sanidad pública. Los números hablaban por los muertos y lo hacían de forma clara sobre la mayor mortalidad, prácticamente el doble, por covid-19 entre los médicos de los centros de salud que entre el resto de médicos.

 

Los médicos de los centros de salud no sólo murieron más en términos absolutos y relativos, también empezaron a morir antes. Y eso únicamente pudo ser porque se contagiaran antes: durante el mes de febrero y las primeras semanas de marzo, cuando las autoridades sanitarias insistían en que el virus no circulaba entre la población y que el paciente asintomático no contagiaba.

 

En febrero dábamos por hecho que salíamos de la ola gripal estacional de todos los años. Los médicos de los centros de salud no disponíamos entonces de ninguna prueba diagnóstica que detectara el nuevo coronavirus ni, por supuesto, mascarilla alguna. Pero, además, tampoco podíamos diagnosticar por sospecha clínica, como hacemos con la gripe, pues las autoridades sanitarias insistían en que el virus no circulaba entre la población y sólo nos permitían comunicar una sospecha de covid-19 en el caso clínicamente compatible que, además, cumpliera los estrictos criterios epidemiológicos fijados por dichas autoridades.

 

Ahora sabemos que esos criterios estaban equivocados pues el virus ya circulaba entre la población a mediados de febrero (3). Además, las autoridades sanitarias insistían en la idea equivocada de que el infectado asintomático no contagiaba, en contra de lo que publicaban las revistas científicas (4). En febrero, por tanto, miles de pacientes infectados por el nuevo coronavirus consultaban a sus médicos de familia, con evidente riesgo de contagio para éstos y para el resto de pacientes en las masificadas salas de espera de los centros de salud. Demasiados errores que condujeron a demasiadas muertes entre profesionales y entre la población. Sólo a partir del lunes 16 de marzo de 2020 se nos permitió a los médicos de los centros de salud el diagnóstico por sospecha clínica pues no tuvimos acceso a la PCR hasta primeros de mayo cuando la primera ola ya había terminado.

 

Cifras oficiales

El Ministerio de Sanidad publicaba el viernes 29 de mayo de 2020 dos informes. En uno de ellos (5) presentó los datos de los 40.961 casos de covid-19 notificados en personal sanitario con diagnóstico previo al 11 de mayo de 2020. En el otro (6), presentó los datos de los 250.273 casos de covid-19 notificados en la población con fecha de diagnóstico anterior también a dicho día. Por lo tanto, los datos oficiales indicaban que el personal sanitario representó el 16% de todos los casos notificados y diagnosticados antes del 11 de mayo de 2020. Según esos mismos informes, 20.534 personas fallecieron por covid-19 entre los casos poblacionales notificados, lo que representa el 8,2% del total. Entre los sanitarios, según esa información oficial, los fallecidos fueron 52, lo que representa el 0,0013% del personal sanitario contagiado. Esto significa que la intensidad diagnóstica entre los profesionales sanitarios fue inmensamente mayor que entre la población general. Es decir, ante síntomas compatibles, un sanitario tenía una probabilidad muchísimo más alta de que se le hiciera una PCR que el ciudadano medio. Hay que recordar que, ante la escasez de pruebas, éstas se reservaban para los casos más graves candidatos a ingresar en el hospital y para el personal esencial aun con síntomas no graves. En el caso de la sanidad, el contagio de su personal representaba, por un lado, el riesgo evidente de pérdida de efectivos por bajas laborales o aislamientos y, por otro, un peligro para los pacientes que podían resultar contagiados por los propios sanitarios. Por ello, era crucial atajar cuanto antes la cadena de transmisión en el personal esencial, en especial entre los sanitarios.

 

El dato de letalidad en sanitarios (0,0013%) era tranquilizador pues se alejaba muchísimo de la letalidad entre los casos poblacionales (8,2%), lo que indicaba un claro infradiagnóstico poblacional que luego confirmaron los resultados del estudio de seroprevalencia ENE-COVID del Ministerio de Sanidad cuyo informe final se publicó el 6 de julio de 2020 (7). También confirmó dicho estudio el mayor riesgo de contagio del personal sanitario en comparación con la población general pues el porcentaje de seropositivos en el subgrupo muestral formado por personal sanitario duplicaba el obtenido por el conjunto de la muestra del estudio (10% vs. 5%). Algo lógico pues, en el caso del personal sanitario, al riesgo de contagio compartido con la población general se sumaban dos riesgos más: el riesgo asociado al desplazamiento diario por causa laboral y el riesgo nosocomial propio de trabajar en un centro sanitario donde se atienden enfermos de covid-19 y hacerlo, además, con poca o ninguna protección como ocurrió durante las semanas previas al confinamiento y las primeras del mismo. Sin embargo, algunos responsables sanitarios negaron algo tan evidente en fechas tan tempranas como el 24 de marzo de 2020, y achacaron el contagio de los sanitarios a cualquier cosa menos al riesgo nosocomial y a la falta de material de protección (8).

 

A partir del 11 de mayo de 2020, el Ministerio ofreció periódicamente información sobre casos de covid-19 en personal sanitario pero no de fallecimientos. El último informe al respecto se publicó el 11 de marzo de 2022 (9) y en él se daba cuenta de 217.987 casos notificados en personal sanitario durante los dos primeros años de pandemia.

 

Cifras de la Organización Médica Colegial

Al cumplirse el primer año de pandemia, la Organización Médica Colegial publicó un informe el 18 de marzo de 2021 (10) en el que se afirmaba que un total de 112 médicos habían fallecido por covid-19 en el ejercicio de su profesión ese primer año.

 

Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil a 122 profesionales

A través del Real Decreto 579/2021, del 13 de julio de 2021 (11), el Gobierno entregó la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, a título póstumo, a un total de 122 profesionales “en atención a la extraordinaria entrega de los profesionales sanitarios y de apoyo a los sistemas de salud que han fallecido en la lucha contra el covid-19, y a su comportamiento en defensa de la vida y de la salud de los ciudadanos, que ofrece un ejemplo perdurable a generaciones venideras”. Este real decreto recoge nombre y apellidos de los 122 profesionales y aclara que “Aunque la voluntad del Gobierno de la Nación es rendir tributo y reconocimiento a todos y cada uno de los profesionales sanitarios y personal de apoyo fallecidos a causa de la pandemia de COVID-19, la regulación de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil requiere individualizar a los galardonados, tarea no exenta de dificultades por la prolongada persistencia de la pandemia a nivel global y por la complejidad que conlleva la obtención de datos e información de carácter personal. Por un elemental principio de equidad, el Gobierno atenderá cualquier comunicación o petición que acredite otros supuestos de fallecidos que, por cualquier circunstancia, no se encontraran en la relación de condecorados por medio de este real decreto”.

 

Comparación con otros países y cifras internacionales

La primera ola de la pandemia dejó más de 40.000 sanitarios infectados, cifra superior a los más de 30.000 de Francia o Italia y los 15.000 de Alemania, según un informe sobre el estado del sector publicado por la OCDE y la Comisión Europea (12). También al cumplirse el primer año de pandemia, el 5 de marzo de 2021, Amnistía Internacional publicaba que en todo el mundo habían fallecido por covid-19 más de 17.000 profesionales sanitarios y sociosanitarios en primera línea de atención (13). Sin embargo, siete meses después, un estudio de la Organización Mundial de la Salud fechado el 20 de septiembre de 2021 (14) estimó que más de 115.000 profesionales sanitarios en activo habían fallecido hasta entonces en todo el mundo por covid-19.

 

Recordaremos

Recordaremos esta pandemia durante mucho tiempo. Recordaremos a nuestros familiares, amigos, compañeros, colegas y pacientes que enfermaron de gravedad o fallecieron por covid-19, especialmente en esa brutal ola del confinamiento. Y la muerte en soledad de muchos de ellos que dejó sumergida en una culpa-sin-culpa el alma de sus familiares. No olvidaremos tampoco las calles vacías que mostraban un paisaje disonante con la mayor duración de las horas de sol, a medida que avanzaba una primavera no disfrutada en un país con querencia a vivir en la calle, lugar donde menos se contagia uno. No dejarnos salir a la calle, ¿fue realmente la mejor opción? También recordaremos el trato infame dado por algunos dirigentes sanitarios, algunos de máxima responsabilidad, cuando minimizaban los riesgos de contagio de los sanitarios en su actividad laboral al tiempo que sugerían que el contagio de los mismos se producía en cualquier sitio antes que en su lugar de trabajo. En la práctica, les estaban acusando de llevar la enfermedad a los centros de salud y hospitales, cuando lo más probable es que estuviera ocurriendo al revés. Esos dirigentes fueron minoría, sí, pero demostraron una vez más que cuestan más de lo que valen dirigiendo a unos profesionales que valen más de lo que cuestan. Recordaremos la falta de equipos de protección y de simples mascarillas. Mascarillas que ese verano, cuando ya dispusimos de ellas, veíamos abandonadas en la calle y que pocas semanas antes eran un bien racionado, casi un lujo, en los centros sanitarios. También recordaremos las indignantes imágenes que dieron la vuelta al mundo de sanitarios españoles confeccionando “equipos de protección” con bolsas de basura. A ellos se refirió The New York Times como “Health Care Kamikaces” (15).

 

Sólo he mencionado dos nombres de sanitarios fallecidos: el de la primera y el del último profesional en activo fallecidos en esa ola del confinamiento. En representación de todos los sanitarios en activo fallecidos, he de referirme forzosamente a Sara Bravo López. Sara era una joven médico de familia de 28 años del centro de salud conquense de Mota del Cuervo. Tenía Sara toda una vida personal y profesional por delante antes de contagiarse y fallecer por covid-19 el 28 de marzo de 2020. Según mis datos, Sara Bravo ha sido la sanitaria en activo más joven fallecida por covid-19 en España desde el inicio de la pandemia hasta el momento de escribir estas líneas. Sara Bravo, como el resto de sanitarios fallecidos, murió atendiendo a personas de toda condición. Murió en soledad en un hospital como muchísimos fallecidos por covid-19 en esta pandemia. Y lo hico pocas horas después de confesarle a su madre su miedo a morir en uno de sus últimos contactos telefónicos. El miedo de Sara Bravo fue nuestro miedo, el miedo de todos ante lo desconocido, ante la muerte. Sara Bravo y el resto de profesionales fallecidos a pie de obra atendiendo a los pacientes ya son nuestra memoria histórica profesional. Su recuerdo no puede ser “encapsulado” en las profundidades de nuestro cerebro. Necesitamos tenerles presentes. Por ello, desde aquí propongo que la Organización Médica Colegial designe el día 28 de marzo, día en el que murió Sara Bravo, como fecha conmemorativa para honrar la memoria de todos los médicos en activo fallecidos durante esta pandemia. Mientras tanto, sirva este texto para recordar a Sara y al resto de profesionales sanitarios y sociosanitarios fallecidos por covid-19 en su trabajo, en su labor asistencial y de cuidado a los pacientes, para dejar constancia de su entrega en el cumplimiento de su deber y como apoyo en el recuerdo a sus familiares. Siempre estarán con nosotros porque jamás desaparece lo que jamás se olvida.



Referencias bibliográficas

1. Dos médicos de familia, primeros facultativos muertos en España por coronavirus. El País, 25-3-2020. Disponible en: https://elpais.com/sociedad/2020-03-25/dos-medicos-de-familia-primeros-facultativos-muertos-en-espana-por-coronavirus.html

 

2. Simó J. Sanitarios en activo fallecidos por Covid19: cuando los números hablan por los muertos. Blog Salud, dinero y atención primaria, 1-6-2020. Disponible en:  https://saludineroap.blogspot.com/2020/06/sanitarios-en-activo-fallecidos-por.html

 

3. Lo que las cloacas esconden sobre el coronavirus: ya fluía por las aguas residuales de España en febrero. 20Minutos.es, 28-4-2020. Disponible en: https://www.20minutos.es/noticia/4239980/0/estudio-iata-csic-uv-aguas-residuales-coronavirus-espana/

 

4. Simó J. La primera no verdad de la pandemia del coronavirus. Blog Salud, dinero y atención primaria, 27-3-2020. Disponible en:  https://saludineroap.blogspot.com/2020/03/la-primera-no-verdad-de-la-pandemia-del.html

 

5. Análisis de los casos de COVID-19 en personal sanitario notificados a la RENAVE hasta el 10 de mayo en España Fecha del informe: 29-05-2020. Disponible en: https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/INFORMES/Informes%20COVID-19/COVID-19%20en%20personal%20sanitario%2029%20de%20mayo%20de%202020.pdf

 

6.  Análisis de los casos de COVID-19 notificados a la RENAVE hasta el 10 de mayo en España

Informe COVID-19 nº 33. 29 de mayo de 2020. Disponible en: https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/INFORMES/Informes%20COVID-19/Informe%20n%c2%ba%2033.%20An%c3%a1lisis%20de%20los%20casos%20de%20COVID-19%20hasta%20el%2010%20de%20mayo%20en%20Espa%c3%b1a%20a%2029%20de%20mayo%20de%202020.pdf

 

7. Estudio ENE-COVID: informe final. Estudio Nacional de Sero-Epidemiología de la Infección por SARS-CoV-2 en España. 6-7-2020.

Disponible en: https://www.sanidad.gob.es/gabinetePrensa/notaPrensa/pdf/INFOR060720134446500.pdf

 

8. Una consejera valenciana indigna a los sanitarios al decir que se han contagiado por viajes y familiares. El País, 24-3-2020. Disponible en: https://elpais.com/sociedad/2020-03-24/una-consejera-valenciana-indigna-a-los-sanitarios-al-decir-que-se-han-contagiado-por-viajes-y-familiares.html

 

9. Actualización nº 581. Enfermedad por el coronavirus (COVID-19). 11-03-2022 Disponible en: https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/Actualizacion_581_COVID-19.pdf

 

10. Un año desde el primer compañero fallecido 112 médicos han fallecido durante la pandemia por COVID19, uno cada tres días. Organización Médica Colegial de España. Disponible en: https://www.cgcom.es/sites/default/files/u183/np_112_victimas_profesion_de_riesgo_18_03_21.pdf

 

11. Real Decreto 579/2021, de 13 de julio, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, a título póstumo, a los profesionales sanitarios y de apoyo a los sistemas de salud fallecidos en la lucha contra la pandemia del COVID-19 que se citan.

Disponible en: https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2021-11748

 

12. OECD/European Union (2020), Health at a Glance: Europe 2020: State of Health in the EU Cycle, OECD Publishing, Paris. Pg. 48. Disponible en: https://ec.europa.eu/health/system/files/2020-12/2020_healthatglance_rep_en_0.pdf

 

13. COVID-19: Las muertes de personal sanitario ascienden al menos a 17.000, mientras las organizaciones piden una rápida distribución de las vacunas. Amnistía Internacional., 5-3-2021. Disponible en: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2021/03/covid19-health-worker-death-toll-rises-to-at-least-17000-as-organizations-call-for-rapid-vaccine-rollout/

 

14. The impact of COVID-19 on health and care workers: a closer look at deaths. Health Workforce Department–Working Paper 1. Geneva: World Health Organization; september 2021 (WHO/HWF/WorkingPaper/2021.1). Disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/345300/WHO-HWF-WorkingPaper-2021.1-eng.pdf

 

15. ‘Health Care Kamikazes’: How Spain’s Workers Are Battling Coronavirus, Unprotected. The New York Times, 30-3-2020. Disponible en: https://www.nytimes.com/video/world/europe/100000007051789/coronavirus-ppe-shortage-health-care-workers.html


Monolito en homenaje a Sara Bravo en el parque de Santa Cristina de la Polvorosa (Zamora)
Fotografía: Ignacio Rosell, 21-11-2021 (cedida por el autor y reproducida con su permiso)

 

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"Elegía de La Mancha" está dedicada a la memoria de la Dra. Sara Bravo López, fallecida el 28-3-2020 a los 
28 años de edad tras contagiarse con el coronavirus mientras trabajaba en primera línea como médico de familia
en el Centro de Salud de Mota del Cuervo. Composición: Juan Francisco González Vera y Eduardo Díaz Mackern 





4 comentarios:

  1. Me he emocionado al leer la entrada del blog, ya casi desde el título: "Jamás desaparece lo que jamás se olvida". Que bonita forma de honrar la memoria de todos profesionales fallecidos durante esta pandemia. Gracias por compartirla con todos. Mi nombre es Juan Francisco y trabajo como médico de familia en un centro de salud. No conocía a Sara Bravo pero la noticia de su fallecimiento fue un golpe muy duro... En parte, creo, por tener justo la misma edad en ese momento... Saliente de una guardia compuse una melodía de viola en su memoria, con la que después, junto a mi colega argentino Eduardo Díaz Mackern, dimos forma a una bonita obra orquestal: Elegía de La Mancha. Quisiera compartirla por aquí y poner la música de fondo a esta entrada. Un abrazo,
    https://www.youtube.com/watch?v=7ozvoOn3K_E

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  2. Creo que un Manifiesto como este ,que a la vez, lleva datos estadísticos,sin que estos se hagan pesados, no seh escrito. Gracia Juan,te tuteo como. OmpÑera que soy y te doy las gracias. No lo olvidaremos nunca, deseo y espero, pues esos compañeros y amigos que perdimos eran personas afines a nosotras y que,como nosotros se echaron a la trincheras en primera fila,sin medios,como bien dices y sin pensar más que en los pacientes. A la vez que ellos fueron pacientes y por todo lo reseñado ,perdieron su vida...la dieron por los demás,por desconocidos...esta es nuestro mayor orgullo al ser profesionales sanitarios.

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  3. GRACIAS, Juan... Simplemente gracias... Llevo los ojos llenos de lágrimas. Gracias!!

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