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sábado, 6 de marzo de 2021

El seguro de salud en España vive sus mejores años... gracias al dinero del contribuyente

La noticia adjunta se publicaba hace 2 años (aquí). Los recortes en sanidad pública derivados de la crisis económica iniciada en 2008 supusieron un impulso a los seguros privados de salud que se vuelve a ver reforzado ahora por la saturación de la sanidad pública producida por la pandemia (aquí, aquí y aquí). UNESPA muestra que casi 13 millones de españoles tenían algún tipo de seguro de salud en 2019, además de los más de 5 millones con un seguro dental (aquí). Pues bien, el Gobierno acaba de subir el Impuesto sobre las Primas de Seguros (IPS) del 6 al 8% a muchos seguros (vehículos, decesos, responsabilidad civil, vivienda, etc.). Se estima con esta medida aumentar la recaudación en 455 millones de € en 2021 y 52 millones en 2022 (aquí). Los seguros de salud constituyen, sin embargo, una excepción pues están exentos del IPS. No sólo eso, sino que mantienen desde hace muchos años los beneficios fiscales a su compra cuyo coste fiscal (dinero que se deja de recaudar) probablemente supere hoy con creces los 1.000 millones de € anuales. ¿Porqué se actúa así? Veámoslo.


Evolución del número asegurados
La actual saturación de la sanidad pública debida a la pandemia, como hace pocos años hicieron los recortes sanitarios durante la crisis, impulsa de nuevo el seguro privado de salud. La publicidad de estos seguros en los medios se ha multiplicado casi por cinco en la segunda parte del año 2020 respecto de la primera, y la contratación de pólizas crece un 4,9%. (aquí). UNESPA, la patronal española del seguro, muestra que casi 13 millones de españoles tenían algún tipo de seguro de salud en 2019 (aquí). A la vista del ritmo de crecimiento de los últimos años es muy probable que en 2021 se superen los 14 millones, lo que significaría el 30% de la población. ¿A partir de cuántos millones de asegurados se certifica la muerte de la Atención Primaria que tenía vocación de ser universal y no un reducto sanitario para pobres?





Subida del impuesto a los seguros
Se estima que con la subida de los impuestos a los seguros, las familias tendrán que pagar en promedio unos 30 euros más por ellos a partir de este año (aquí). Fijémonos en uno de los seguros más comprados, el de vehículos. Es de los más comprados sencillamente porque es obligatorio, lo que hace que en España tengamos más de 32 millones de vehículos asegurados (aquí). Por lo tanto, y dado que la subida es porcentual, subirá más en términos absolutos aquel seguro previamente más caro (supuestamente con más prestaciones) que otro más barato, salvo que la compañía decida asumir parte de la subida del impuesto y no repercutirla totalmente en el precio del seguro. Es decir, la subida nos afectará a todos aquellos que tenemos vehículo, independientemente de nuestra renta y en función del precio del seguro que ya tenemos contratado; es decir, en función de lo que ya estábamos dispuestos a pagar. Sin embargo, el seguro de salud no es obligatorio y está exento del Impuesto sobre Primas de Seguros (aquí). Por otro lado, presumimos de una sanidad pública de calidad y universal. Entonces, si lo que se pretende es aumentar la recaudación, ¿por que no se eliminan los beneficios fiscales por la compra de seguros privados de salud cuyo coste fiscal supera los 1.000 millones de euros anuales? ¿Por qué el Gobierno se conforma con 455 millones en 2021 y 52 en 2022? ¿Porqué actúa así?




Principal razón: hay que mantener el statu quo sanitario
Se actúa así porque lo que se pretende es mantener la dualización sanitaria en España y el consecuente descremado sociológico de la atención primaria (aquí). Para ello, las Administraciones Públicas se convierten en el principal comprador de este tipo de seguros médicos, bien por la vía indirecta de la desgravación fiscal y su coste asociado (coste fiscal = dinero que se deja de recaudar) o bien por la compra directa: Mutualismo, RTVE, Banco de España, y demás "regalías" que surgen por cualquier rincón de nuestras Administraciones Públicas, desde conocidos parlamentos autonómicos hasta ayuntamientos de pueblos que uno no sabría ni situar en el mapa (aquí y aquí). ¿A santo de qué tenemos que gastar el dinero del contribuyente en regalar este tipo de seguros a miembros (y sus familiares) de la administración u organismos públicos ya tienen derecho, como el resto de los mortales tenemos, a la asistencia sanitaria del Sistema Nacional de Salud (SNS) y su Atención Primaria? Este extracto de un seminario de la Escuela Nacional de Sanidad cuenta un ejemplo.

 




Comunidades Autónomas: prevalencia del seguro médico privado e inversión en sanidad pública
En una entrada previa (aquí) vimos que los seguros médicos privados triunfan, sobre todo, en las CCAA más ricas y menos envejecidas; es decir, en aquellas con menor carga de morbilidad. También triunfan en aquellas CCAA con una mayor tasa de médicos de atención especializada y menor de atención primaria. Y por último, el seguro de salud es más prevalente en aquellas CCAA que menos invierten per cápita en sanidad pública, especialmente en aquellas con un menor gasto per cápita en atención primaria. Parece que cuanto peor le van las cosas al SNS, mejor les va a los seguros médicos privados. Este "cuanto peor, mejor" es más notable en el caso de la atención primaria. Parece que si hay algo que tenga que ir especialmente mal para que los seguros de salud "penetren" (en la terminología usada por el sector asegurador) más en la sociedad, ese algo ha de ser la atención primaria. De hecho, a más médicos de atención especializada mayor es la prevalencia del seguro médico entre CCAA. Lo contrario ocurre con la primaria, los seguros son más prevalentes en aquellas CCAA con una menor tasa de médicos de atención primaria y, sobre todo, en aquellas con un menor gasto per cápita en atención primaria y en su personal.



Seguros de salud: cosa de ricos, jóvenes y sanos
Los seguros de salud no sólo son más prevalentes en las CCAA más ricas y menos envejecidas, también sabemos desde hace tiempo (aquí, aquí y aquí), y lo confirma la Encuesta Nacional de Salud (aquí y aquí), que quienes más compran dichos seguros (y, por tanto, más se benefician del incentivo fiscal) son individuos más jóvenes, ricos y sanos que quienes no los compran. ¿A santo de qué tenemos que gastar el dinero del contribuyente en incentivar fiscalmente la compra de seguros privados de salud a sujetos que se pueden permitir comprárselos (más sanos, jóvenes y ricos que los que no se los pueden permitir) cuando ya tienen derecho, como el resto de los mortales tenemos, a la asistencia sanitaria del Sistema Nacional de Salud (SNS) y su Atención Primaria?



Gasto sanitario público y privado según proveedores y desglose del privado
La siguiente tabla muestra la distribución del gasto sanitario público y del privado según proveedores para el año 2018 (último para el que se ofrece datos) según los datos ministeriales del Sistema de Cuentas de Salud de España (aquí). El gasto se expresa en millones de euros. 




El total del gasto hospitalario (público + privado) asciende a 47.943 millones de € (43.102 + 4.841). El total del gasto en atención ambulatoria (público + privado) asciende a 25.792 millones de € (14.298 + 11.494). Por tanto, es privado el 10% del total del gasto hospitalario mientras que es privado el 44,6% del gasto en atención ambulatoria (que incluye la atención primaria). ¿Qué indica esto? Sencillamente que el hospital público es universal en la teoría y en la práctica, efectivamente universal, aceptado y utilizado por todas las clases sociales. Algo que no le pasa a la atención primaria que ya se ha convertido en una especie de beneficencia "ampliada" evitada por casi todo el que puede. 

En 2018, el gasto en seguros médicos privados (7.654 millones de €) representó el 23,6% del total del gasto sanitario privado que hicieron los españoles (32.451 millones de €). Estos 7.654 millones se distribuían del siguiente modo: 1.909 millones de € (24,9% del total) en gastos de administración general; 2.695 millones (35,2%) en consultas ambulatorias (médicas la inmensa mayoría); 2.961 (38,7%) en atención hospitalaria y, por último, 89 millones (1,2%) en productos médicos (lentes y otros productos ópticos, auditivos, etc.). 

En el caso de los seguros privados de salud que cubren, en teoría, la mayoría de los problemas de salud que le pudieran ocurrir al asegurado, el gasto en atención hospitalaria (2.961 millones de €) es sólo un 10% mayor que el gasto en atención ambulatoria (2.695 millones de €). Para hacernos una idea del grado de complejidad de la patología atendida por estos seguros no tenemos más que comparar con lo que ocurre en el sector público donde el gasto en atención hospitalaria (43.102 millones de €) triplica el gasto público en atención ambulatoria (14.298 millones de €). Por no hablar del gasto sanitario privado de pago directo donde el gasto en atención ambulatoria (8.711 millones de €) es 7,5 veces mayor que el gasto en atención hospitalaria (1.158 millones de €). En este caso, la complejidad de la patología atendida es muy inferior a la que atienden los seguros privados de salud.

Y por último, llama mucho la atención que el gasto en administración en los seguros privados de salud alcance la cuarta parte del total del gasto en seguros, mientras que el gasto administrativo en la sanidad pública es sólo del 2%. ¿Qué pensaríamos de la sanidad pública si una cuarta parte de su presupuesto se gastara en administrar el sistema?



Desgravación y coste fiscal de los seguros privados de salud
En este sitio (aquí) se explica bien la fiscalidad actual de los seguros privados de salud cuya desgravación beneficia a las empresas que contratan seguros colectivos para sus empleados y familias. Dichos empleados también obtienen un beneficio fiscal la prima de la póliza que reciben como parte de su salario no se considera retribución en especie lo que se traduce en un ahorro fiscal para los empleados que no tributan por esa parte de su sueldo. También desgrava en todo el territorio nacional la compra del seguro individual por parte del autónomo (y su familia) que tributa por estimación directa -la gran mayoría (aquí)- y por parte de cualquier persona física en la parte autonómica del IRPF en Cantabria (aquí). El coste fiscal se estimó para el año 2015 (aquí) en unos 1.000 millones de euros con casi 11 millones de asegurados. Coste que aumenta año tras año paralelamente al aumento del número de asegurados. ¿Cuál será ese coste fiscal este año 2021 cuando se alcancen probablemente los 14 millones de asegurados?



Conclusión
Este beneficio fiscal del seguro privado de salud hace tiempo que lleva escorado hacia los más pudientes. Este resultado es producto del deterioro institucional creciente que beneficia la asistencia sanitaria de las clases medias-altas y perjudica la de los más desfavorecidos (aquí). En el fondo, este deterioro institucional actúa como un Robin Hood inverso que, y sólo como ejemplo, mete la mano del copago en el bolsillo de los pensionistas al tiempo que incentiva fiscalmente (o regala) unos seguros médicos privados que compran (o reciben) sujetos más ricos, jóvenes y sanos que los pensionistas. La solución no es retirar el copago, sino retirar los beneficios fiscales a quienes compran estos seguros y, por supuesto, no regalarlos a miembros o empleados de instituciones u organismos públicos. 

El Gobierno pretende incrementar la recaudación fiscal subiendo del 6 al 8% el IPS. Este incremento se estima en unos 455 millones de euros en 2021 y 52 millones en 2022. Si el Gobierno eliminará la desgravación fiscal por la compra del seguro privado de salud recaudaría más de 1.000 millones de euros anuales. ¿Por qué no lo hace? Pues sencillamente porque prefiere seguir la senda del deterioro institucional y meter la mano impositiva en el bolsillo del 90% de las familias españolas (aquí) a meterla en el bolsillo de aquellos sujetos de clase media-alta que se pueden permitir comprar un seguro privado de salud. Y así, de paso, mantiene el statu quo sanitario: la dualización sanitaria, el descremado sociológico de la atención primaria y el Robin Hood inverso en sanidad. 

Además, con dinero público (el de los contribuyentes) se mantiene entre el 40 y el 50% de una atención sanitaria privada, gestionada por la maquinaria de las aseguradoras, de mucha menor complejidad que la del SNS (dada la relación gasto hospitalario/gasto ambulatorio) y con una gestión cuestionable en su eficiencia pues precisa consumir una cuarta parte del presupuesto en cuestiones administrativas (en hacer que la maquinaria funcione), en contraposición con la sanidad pública que sólo precisa de un 2% de su presupuesto para administrar el sistema.




Sólo el deterioro institucional explicaría que se recauden millones de euros metiendo la mano 
en el bolsillo de los pensionistas al tiempo que se ofrecen beneficios fiscales por la compra de
 seguros médicos privados (o sencillamente se regalen) a sujetos más jóvenes, sanos y ricos 
que los pensionistas.


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3 comentarios:

  1. Brillante comentario sobre una de las reformas estructurales que necesita el SNS y de las que se habla poco. La revisión de la fiscalidad de la sanidad tendría que considerar también reintroducir el IVA para la asistencia sanitaria privada, con un tipo reducido. Además de para recaudar para evitar el fraude fiscal y que el incentivo monetario al ejercicio privado en negro por la "tarde" sea fortísimo

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  2. Muchos países de nuestro entorno optan por un sistema de salud público, universal y "gratuito" (nada es gratuito) pero de gestión privada mediante seguros sociales. Dejar a la gente elegir y a los profesionales autogestionarse (en especial a los de Atención Primaria), no debería considerarse un crimen, pues es lo que pasa en países que admiramos como Francia, Canadá, Inglaterra o Dinamarca. Los ciudadanos que pagan un seguro privado, TAMBIÉN PAGAN SEGURIDAD SOCIAL, aunque no la utilicen. Si pagan seguro privado posiblemente sea porque vean deficiencias en la SS (pocos autónomo pueden permitirse esperar 1 año para una RMN).

    Querer crear un muro de contención, penalizando con impuestos a ciudadanos y médicos que quieren emprender, para "salvar a la Atención Primaria", es simplemente absurdo. Nunca se ha aumentado la calidad asistencial y la satisfacción profesional con métodos soviéticos.

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    1. La respuesta a tu comentario, está en esta entrada y en otras enlazadas en el mismo texto. Conviene leerlo con los menos prejuicios posibles. Y finalmente, cada uno opta, y puede hacerlo defendiendo intereses propios. Pero, hacerlo bajo el argumento de que también pagan la seguridad social (aunque sea poniéndolo en mayúsculas) es ajeno al núcleo de la cuestión. Haga usted lo que considere oportuno: faltaría más!! Pero no debemos fumentar un modelo que parafraseando a Tudor Hart se enunciaría como la "ley de financiación inversa". O, mejor, como viene en el blog: EL ROBIN HOOD INVERSO. Y esto sí, en mayúsculas. La exención de impuestos es una financiación encubierta (indirecta, diría mejor), en la que desde las clases más desfavorecidas se prima a las más pudientes (y sanas, y con capación y opción de elegir). Y además lo hace con una intolerable selección de riesgos.
      Desde luego hay plantemamientos que defienden esta posición. Pero tengo la impresión de que un planteamiento de este tipo nos define, a unos por "aprovecharse" y a otros por "desentenderse".

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