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Presentación resumen de la participación en la Mesa "Diseñando el centro de salud del futuro"
Presentación resumen de la participación en la Mesa "Diseñando el centro de salud del futuro"
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ENTREVISTA
1.- De tus palabras se deduce que el verdadero
concepto de demanda se podría entender como "el conjunto de problemas de
salud existentes en la población". Sin embargo, en el Sistema, en general,
y en la atención primaria, en particular, se actúa con poca proactividad y más
"a la espera" de que el paciente acuda y demande. La consecuencia es
evidente: muchas personas con necesidades reales nunca se presenten en la
consulta mientras que ésta se nos llena con una proporción creciente de
pacientes que aducen motivos banales de consulta (sanos preocupados, papeleos
varios, etc.). ¿Cómo se podría cambiar esto desde la gestión, desde la
actuación de los gestores?
La demanda
siempre es reactiva, nunca es intrínseca o infusa a su realidad. Cuando el
Sistema Sanitario escasea, el motor de la demanda se balancea entre la gravedad
del proceso y las creencias sociales del valor de la medicina para solucionarlo.
Algo recientemente comprobado con la resistencia social al aislamiento de pacientes
con Ébola en países con aún mucha cultura social, valores y creencias. Cuando
la oferta sanitaria supera la necesidad epidemiológica de problemas
solucionables por la ciencia médica, como ocurre en el occidente, aparecen nuevas
percepciones culturales de necesidad asistencial sanitaria en forma de ‘bien de consumo’, independientemente de
que la ciencia médica tenga algo que hacer o decir. Volvemos a las creencias
mágicas: la magia de la tecnología del hombre blanco. Entonces nace la demanda como fenómeno ‘oferta-dependiente’ promocionada fundamentalmente
por el interés profesional, el negocio del lobby sanitario y de la Big Pharma. Por tanto, es lógico que el
Sistema se llene de naderías y banalidades, pues éstas son mucho más abundantes
(las tiene todo el mundo) que los problemas de salud con solución médica, que
solo los tienen unos pocos. Pero, afortunadamente, la demanda sigue siendo reactiva, por lo que se puede modificar
relativamente fácil, si haces algo. Pero no se modifica si nada haces. En el Diagrama X del video, se aprecia, que
el 25% de los profesionales, los invisibles
excelentes, sí que lo hacen todos los días. Esos extraordinarios
profesionales consiguen evidentes e invisibles resultados de ‘Mucho más por Mucho menos costo’. El
problema es que ello queda circunscrito al ámbito de lo personal, al de la
‘vergüenza torera’, al de la profunda convicción de vocación de ayuda, y al de
la percepción de débito social. Son esos profesionales, aquellos en el que
pondrías tu salud en sus manos, los que hacen que ‘funcione’ el Sistema, a
pesar de que el propio Sistema les arrincona y se empeña en torpedearles las
condiciones de desempeño.
El Sistema promociona la irresponsabilidad de la
inercia, de ‘lo que exija el cliente’. De hecho, la pregunta universal más
frecuente con la que se recibe al paciente en la consulta es “¿Qué desea, Qué quiere, Qué le trae por
aquí?”, como si la consulta fuese un estanco. ¿Cómo no va a haber una demanda desbocada? Sin embargo, nuestro
profesional excelente pregunta “¿En qué
puedo ayudarle?”. Con esta pregunta descoloca, por una parte, al paciente
con naderías ante la inutilidad de su pretensión y, por otra, hace ver al
enfermo real que el problema siempre es intransferible, comenzando así la
curación desde el momento en el que, consciente de ello, el paciente empieza a
tomar sus propias medidas de adaptación a la vida y a sus duros reveses. Evidentemente,
en las consultas de esos profesionales excelentes, la demanda no tiene nada que ver con la de la generalidad, como hemos
comprobado. Su ‘público’ sabe que ese médico ‘se parte el pecho cuando hay
problemas’ pero ‘tonterías las justas’, por lo que la banalidad no aflora. Pero
el Sistema no puede mantenerse en su deriva inflacionaria con el esfuerzo
contracorriente de un cuarto de sus profesionales cada vez más exhaustos. El
crack del SNS se acerca velozmente.
Si la Demanda
es reactiva también lo es el comportamiento
general. Hoy nuestro Sistema Sanitario, que tiene valores estupendos, también protege
y promociona los peores comportamientos, sin consecuencia alguna. ¿Le pasa algo al político por hacer más
hospitales de la cuenta; al gerente por solucionar problemas por aposición, sin
purga; al Especialista por promocionar las Listas
de Espera por interés; al Primarista por prescribir y derivar ‘a la carta’
y al paciente por abusar del ‘todo gratis’ en urgencias, en bajas laborales, en
farmacia y en sus exigencias de ser derivado al especialista? La respuesta es
No. Por lo que se dispara el poderoso reactor psicológico del “Si…., entonces….”, animando al
escaqueo, la desafección y la irresponsabilidad financiera.
Sin embargo, precisamente por ser reactivo el comportamiento profesional, la clave de
su solución precisará del cumplimento de dos condiciones simultáneas:
1)
Evidenciar, con información global de efectividad y
eficiencia, a esos profesionales excelentes, para, primero, reconocerlos y,
segundo, poder emularlos, y
2)
Establecer un nuevo Marco de Relación-Incentivo que saque lo mejor de cada cual y
desincentive el escaqueo y la inercia.
Ese nuevo Marco
de Relación-Incentivo es la Cápita
Hospitalaria y Cápita de Primaria
en base poblacional, sin la trampa del histórico y con el Dinero Sigue al Paciente, para que se cobren o se paguen las
consecuencias de la acción o inacción, respectivamente. El efecto es inmediato,
por aquello de ‘tonto el último’. Habremos modificado el “Si..., entonces,..” hacia comportamientos antiinflacionarios que
disparan la competencia de calidad, cantidad y eficiencia, pues el que no
espabila, cierra el chiringuito.
2.- Esta manera de encarar la demanda entendida más
como "Carga Epidemiológica" que como "presión asistencial" en realidad lo cambia todo. Lo
importante, pues, ya no son las "visitas
atendidas" sino los "problemas de salud resueltos". ¿Por qué
motivos, Ángel, crees que no se impulsó esta forma de ver "la
demanda" ni al principio de la reforma ni durante las tres décadas
siguientes?
Evidentemente, la Presión
Asistencial no son las «Visitas
al día» sino los
«Episodios
atendidos al año».
Y la Rentabilidad Social, los Episodios Resueltos sobre los Esperados
dividido por el costo. Puede entenderse bien el cambio de orientación. En
los hospitales, parte de este cambio de orientación se dio hace 30 años al
pasar de los “Días-cama” a los “Procesos”. Ello cambió radicalmente el
comportamiento profesional. Si lo que se pagaba, primaba y medía eran “días-cama”, lo único interesante era
tener el hospital atestado, abriendo y abriendo camas, independientemente de
que fuera colapsado con solo 250 pacientes-procesos, de un año de ingreso cada
uno.
¿Por
qué no se impulsó esta orientación en la Atención Primaria al principio?
Por sencilla incompetencia. A finales de los 80, y básicamente en los 90, a nuestros
gestores y políticos se les llenó la boca de la palabra empresa al referirse al SNS o a sus Servicios Regionales de Salud:
‘Todos somos una empresa’.
Estanterías de maderas nobles guardan, con celo, empolvados y hueros Planes de Empresa de cada uno de los Servicios
de Salud. Si realmente uno solo de esos servicios hubiera creído en el nuevo
epíteto empresa, habría tratado de identificar el producto que ‘vendía’ para analizar la improductividad, los cuellos
de botella, la efectividad y la ineficiencia. En el hospital ya se había
determinado hacía años el producto:
los procesos, con sus
correspondientes clasificaciones de las patologías según complejidad. En
Atención Primaria, al parecer, no se consideró oportuno y nos quedamos en la
política del ‘Cuanto peor, mejor’ de
las Visitas, nuestros Días-cama particulares. Esta política no
exigía esfuerzo alguno. Podíamos prescindir de gerentes con deseos de cambio.
Podíamos sustituirlos por orates afectos al régimen. Podíamos resumirlo todo en
el clientelismo, en esa carrera de demostrar en comparecencias solemnes del
Consejero o del Director General en cada Parlamento, año tras año, que se
habían hecho más Visitas que el año
anterior, como demostración de gestión eficaz, de modernidad, cuando la Visita es consumo y no actividad (que
solo son los diferentes Episodios
Atendidos y Resueltos). La
imbecilidad elevada a potencia interestelar. Si se hubieran creído de verdad que éramos empresa habrían comprendido que debíamos
ser conscientes del Nº de Pedidos
(Necesidades Sanitarias Existentes o Episodios Esperados), del Nº de Pedidos Atendidos (Episodios o
Necesidades Sanitarias Atendidas), del Nº
de Pedidos Resueltos (Episodios Resueltos) y del Coste invertido, para identificar en dónde demonios estábamos
respecto de la Meta de Resolver el máximo nº de Necesidades Sanitarias
Existentes de la manera más sostenible. Ello le hubiera informado a la “empresa” de que teníamos anualmente, por
cada 100.000 habitantes, 660.000 Episodios
Esperados (los Pedidos), de los
que se atendían unos 500.000 y se resolvían unos 350.000. Y que solo 7.700
eran ingresados.
¿Por
qué no se impulsó esta orientación en la Atención Primaria a lo largo de estos
30 años? Por interés, por razón de la defensa política de los
enormes negocios especulativos de la informática sanitaria, la otra ‘burbuja’
aún por explotar. Por el modelo de informática elegido. Esta información
epidemiológica es relativamente accesible y barata, pero de haberse comportado
como hubiera debido; es decir, con informatización local de la Atención
Primaria, de cada centro, nunca hubieran florecido los megaproyectos de
centralización de los historiales clínicos que tras 20 años y más de 10.000 millones
de euros nos mantienen en la mayor oscuridad posible. Todos los que han sido
directores o gerentes durante las dos últimas décadas saben que el tema ‘informática sanitaria’ ha sido y sigue
siendo un tabú intocable. Una lavadora que no lava a precio de diamante, pero
intocable. No importaba que solo el 2,5% de toda la información
registrada en la Atención Primaria (500.000 episodios, frente a los 7.700
hospitalarios) precisase ser compartida por el sistema para la Atención
continuada. Es decir, que no lo precisaba nunca el 97,5% restante. Sacar
semejante volumen de información era el negocio, aunque, en el intento, el
médico y el paciente se quedaran a oscuras.
¿Dónde
están o han estado los directivos de Atención Primaria protestando por tener
que gestionar una supuesta empresa a
ciegas? ¿Dónde han estado esos Directores de Centro que han gritado para exigir
que sus médicos tuvieran información para gestionar su actividad, la actividad de la empresa? Ciertamente,
en resumen, por la incompetencia, en inicio, y por el servilismo a las políticas de silencio ante la imposición
de oscuridad a la profesión, precisas para mantener los negocios del humo de la
informática sanitaria, a lo largo de estos 30 años.
3.- Sabemos que desde el inicio de la reforma ha
crecido mucho más el gasto en atención especializada que en atención primaria.
No sólo eso, también, y desde que se conocen datos (1995), ha crecido mucho más
el gasto en personal de atención especializada que el gasto en personal de
atención primaria. Que las consultas en atención especializada hayan aumentado
durante los últimos años mucho más que las consultas a los médicos de familia
de los centros de salud, ¿podrían tener que ver con que el hospital haya
terminado convirtiéndose en un agente con tendencia inercial a la
autoperpetuación hipertrofiante e inflacionista? ¿Qué elementos han propiciado
esto? ¿Cómo se podría revertir desde la gestión? ¿Y desde la política?
Nunca habrá un hospital vacío. Es la Ley de Roemer: «en
poblaciones aseguradas, una cama de hospital construida, es una cama llena»,
con independencia de la morbilidad, por lo que ¿cómo contravenir la no
pertinencia de un nuevo hospital o un nuevo servicio de super-subespecialidad?
Es imposible,… salvo que…
Volvamos a la empresa.
El Director General de la empresa de automóviles Moonlight tiene una producción anual de
500.000 unidades, de las que 465.000 corresponden a utilitarios, 27.300 a
berlinas de gama media y 7.700 de alta gama. Aunque sabe que el sustrato de
‘negocio’ de la empresa es el utilitario, ha decidido que va a centrar
el 80% de inversiones y recursos en la producción de los 7.700 vehículos de
gama alta. Lo decide así porque en las revistas y en las ferias, las líneas de
diseño, el brillo y la seducción de esos grandes, potentes y deslumbrantes
modelos es ‘lo que vende’ entre los ejecutivos de la ‘alta dirección’. Las
consecuencias no se hacen esperar. La línea de utilitarios, la base real del negocio,
se resiente en calidad, servicio y prestaciones. Los usuarios de los utilitarios seducidos por la propaganda
de la propia empresa, presionan para
que sus utilitarios sean ‘tuneados’
en las cadenas de producción de los vehículos de ‘alta gama’. El resultado es desastroso por todas partes y la
empresa entra en bancarrota.
La única diferencia de nuestro Sistema Sanitario con Moonlight es que la bancarrota del
primero la absorbe el Estado en forma de déficit,
socializada entre todos los contribuyentes, como si no hubiera pasado nada.
Pese a que solo el 1,5% de los episodios anuales
precisan ingreso y solo el 6.5% precisaría atención especializada, es decir, a
pesar de que la realidad se mueve en
la normalidad de que el 92% de los Episodios viven en la Atención Primaria, el
Director General del Servicio de Salud no considera que la Atención Primaria
sea algo más que un captador de clientes para las líneas de brillo y esplendor,
desatendiéndola por desconocimiento e incompetencia gestora como nuestro CEO de
Moonlight.
No queda otra que volver a la Cápita sin la trampa del histórico (el presupuesto histórico solo
favorece a los ineficientes) y al Dinero sigue al paciente. Entonces el
hospital cambia de un día para otro. Al segundo día, si el hospital trabaja por
Coste por habitante (cápita
poblacional, sin opción de déficit) y no por coste por proceso (presupuesto en base al déficit), la Atención
Primaria se ha convertido en el mejor
aliado, en el socio insustituible
para que entre en el hospital sólo
lo que tiene que entrar. No pasan 3 días antes de que el Gerente pase la
garlopa a todo especialista con más de 1 día de demora y más de dos pacientes
al día que es, por cierto, la máxima productividad. No pasan 4 días antes de
que el Gerente contrate a los mejores profesionales capaces de resolver (no entretener) para que los casos
sean dados de alta. No pasan 5 antes de que el Gerente pague más a quién
más casos complejos resuelva y menos veces le reingresen. No pasan 6 días antes
de que el Sistema, el político, comprenda la necesidad de revertir la atracción
de los médicos recién licenciados hacia el hospital, propiciando los mejores y
más altos salarios en la Atención Primaria, con cápita, claro. El séptimo día,
el Sistema, descansó.
4.-El poder en el sistema ni se crea ni se destruye,
sólo puede cambiar de manos. Hay poco que hacer mientras los políticos no
decidan poner los medios organizativos y legales para otorgar mayor poder a la
primaria. Una potente palanca de cambio sería otorgar mayor poder de
autogestión para promover “desde abajo” la diversidad microorganizativa y una
financiación capitativa en base epidemiológica y poblacional que girara
alrededor de la capacidad gestora, ahora bajo mínimos, de la atención primaria,
del médico de familia. ¿Qué opinas al respecto? ¿Qué cambios concretos son
necesarios para alcanzar esto?
Al igual que “el
hospital se organiza desde la Atención Primaria”, “la Atención Primaria lo hace
desde el hospital”, como he comentado en la anterior cuestión. Sin la Cápita en hospital es muy difícil que
la Atención Primaria se ordene. Con Cápita,
sin la trampa del histórico, y con El
dinero sigue al paciente, el hospital subordina recursos propios hacia
la Atención Primaria, por interés y por la lógica de la Tensión de la Cadena. La máxima tensión de la cadena depende del
eslabón más débil. La máxima tensión de la cadena es la máxima resolución de problemas sanitarios existentes. En ese símil
de la empresa Moonlight, cuando la línea
de alta gama consume el 80% de los presupuestos, la producción se hunde porque la mayoría de los pedidos o Necesidades
Sanitarias Existentes son de utilitarios.
Si la empresa no subordina recursos
del eslabón en el que le sobra metal (el Hospital) al débil (la Atención
Primaria) el Sistema pierde porque el
eslabón más débil cada vez lo es más, y se dirige a la bancarrota, como nuestro
Sistema Sanitario con su inflación tendencial permanente.
Un interesante y reciente estudio sobre la opinión de
los profesionales de la Atención Primaria sobre la autonomía [1], hecha a profesionales de
la Atención Primaria pública, revela el interés por ella, por las ventajas
sobre competencias, organización interna, elección de compañeros, etc., pero
limita la autopercepción de realidad a la seguridad sin riesgo, pues un 62,7%
desearían seguir dependiendo de la administración en un modelo de autonomía de
gestión de mentirijillas, con billetes Monopoly,
cual adolescente con Visa Oro que no quiere emanciparse.
No hay que irse a Inglaterra, Francia o Alemania. Aquí
ya se ha probado durante 20 años. Las EBAs catalanas (Centros públicos de
gestión privada por Sociedades Limitadas Profesionales) con excelentes
resultados. La autonomía de gestión en ellas es de verdad, con riesgo y
responsabilidad financiera, sí, pero con resultados de elevada eficiencia y,
por tanto, con muchas ventajas, incluidos mejores sueldos.
Es evidente que la autonomía y la autogestión son
cruciales para salir de la deriva inflacionaria y destructiva actual, pero solo
si son de verdad. Si el político fuera inteligente, si el Director General de
nuestro Moonlight deseara salvar a la
empresa,
daría a la Atención Primaria un papel central facilitando condiciones de desempeño profesionales, como la autonomía de verdad, con responsabilidad
financiera real, pero con seguridad jurídica, esa que flaquea con frecuencia en
nuestro país cuando los políticos cambian las reglas del juego a mitad del
partido.
Bastaría con un bono económico virtual por cada paciente
(El dinero sigue al paciente) que
iría tras su libre elección real e
informada, prorrateándote su cobro, dependiendo del nº de días o meses al
año que lo fidelizaras, tanto por la calidad aparente, como por la realidad de
resolución clínica. Si la cápita es
real, sin la trampa del Histórico y,
además, el dinero sigue al paciente,
ya te encargarás tú de que no se te escapen pacientes por mala calidad aparente
o real (mala efectividad).
Hoy, un 25% de nuestros profesionales sabrían hacerlo
por un 350% de mejor coste-efectividad que
los demás, simplemente porque lo hacen ya todos los días. Bastaría tener un par
de estos profesionales en un centro, pero de manera visible, reconocidos de
manera clara, para que pudiéramos emularlos y conseguir la mayor efectividad y
eficiencia. Pero si no hay autogestión de verdad, es decir, emancipación de
verdad, nuestro adolescente seguirá reivindicando seguir aferrado a su Visa Oro
sin salir de la casa de su madre.
5.- Señalas que las mediciones que se hacen y se han
hecho en atención primaria con el ánimo de evaluar la calidad asistencial han
sido muy parciales, lo cual ofrece una visión muy limitada de la realidad.
¿Crees que es posible medir lo más importante de la actuación clínica del
médico de familia? ¿También aquel trabajo del médico de familia que podríamos
llamar "invisible" pero necesario?
Es posible, sí. De hecho, lo venimos haciendo desde
hace más de 18 años con el proyecto ISIS
Manager© que, sin embargo, es un proyecto marginal en el SNS. Sí, pero medir ¿para qué? Esta es la
clave: El Para Qué.
Nuestros Servicios de Salud, desde hace más de 25
años, desde que se inauguró la medición de la Cartera de Servicios o la Oferta
Preferente de Servicios o las DPOs, etc. han publicado infinidad de
mediciones e indicadores. ¿Y…? ¿Se ha invertido la tendencia inflacionaria del
Sistema con ellos? No, evidentemente. Tales Sistemas de Información Sanitaria -
SIS ya forman parte del folclore relacional
gerencial. Unos hacen como que miden la actividad y la productividad y otros
hacen como que son medidos, jugando, todos, al juego de los incentivos de la
“Srta. Pepis”, mientras tanto todo sigue igual y nadie molesta a nadie. Un
termómetro que mide realmente la temperatura hace saltar el ventilador cuando
se sobrecalienta el motor. Es decir, funciona. Un termómetro que no provoca
ningún cambio, es que no hace nada, y aunque lo sepamos seguimos haciendo como que
vemos, o peor, seguimos viendo la túnica
al rey, cuando en realidad el rey está desnudo.
Volvamos a nuestra empresa
Moonlight. La Dirección General ha detectado una deriva peligrosa. Se están
disparando los gastos de producción (farmacia, IT, derivaciones, pruebas,
visitas) pero da la impresión de que la misma no aumenta (“Episodios Resueltos”,
porque, además los desconocemos y no los medimos). La Dirección ha puesto en
marcha un Sistema de Medición para modificar los comportamientos y la deriva
inflacionaria. No ha funcionado el primer mes, tampoco el primer semestre, ni
el primer año, ni el segundo, ni el tercero. ¿No se debería haber sustituido el
SIS inmediatamente por otro que informara
a la Dirección y a los profesionales de cómo van las cosas? Pues no, seguimos
igual, porque la bancarrota no existe en un Sistema público que presupuesta en
base al rentable déficit del “¡Cuánto
peor, mejor!”.
El aforismo de Goldratt del “¡Dime como me mides y te diré como me comporto!” siempre está
presente en todo su esplendor. Y si lo que medimos son memeces, se harán
memeces. Y si lo que incentivamos es el déficit
pensando que “la ineficiencia de unos ya
la tapará la eficiencia de otros”, habrá déficit.
Las mediciones parciales no son representativas de la
generalidad del comportamiento. Además, por el aforismo de Goldratt, son
fácilmente manipulables [2].
En 1998 comprendimos [3] que para
poder invertir la tendencia inflacionaria debíamos crear un lenguaje común
entre directivos y profesionales que midiera la realidad y fuera aceptado por
todos. Aprendimos que el SIS debía
de tener tres condiciones esenciales. Debiera ser Valioso, Sensible y Fiable, para que lograra modificar el comportamiento profesional, en aras a la
consecución de la incuestionable Meta de Resolver
el máximo nº de Necesidades Sanitarias Existentes, en base epidemiológica y
poblacional, de la manera más sostenible, efectiva, eficiente, equitativa y
accesible posible.
Ese era el Valioso
Para Qué, capaz de motivar,
capaz de movilizar la pulsión trascendente que subyace en todo profesional
sanitario. Solo se necesitaba que midiera el 100% de la actividad (Episodios) y
Consumos gestionables (Visitas, Farmacia, IT, Derivaciones), de manera sensible, es decir, reconociendo las más
de 100 excepciones que hacen que “mi población sea especial” y Certificando la Fiabilidad del Registro©, para eliminar la incertidumbre de la
comparación.
Solo entonces es posible el cambio, y eso es así cuando
se asume que lo que muestra ISIS Manager© es
lo que hay, te guste o no. Y es entonces cuando nos sorprendemos al descubrir
las paradojas del conocimiento (Conocimiento
Paradójico©)
que nos muestra la excelencia profesional
de elevada actividad y bajos costes y su desafortunada viceversa, tumbando los
sofismas como el de que “a más actividad más coste” o el de que “lo público es
bueno porque es público”, habida cuenta los cuatro grupos de profesionales del Diagrama X del vídeo.
En el cambio de comportamiento profesional está la
clave. Por ello es tan grave la responsabilidad de haber bloqueado la luz
profesional con los megaproyectos de informatización sanitaria de
centralizaciones de la Hª Única. Nuestro Director General de Moonlight los hubiera retirado en un mes
por obstaculizar el conocimiento y la información de verdad, en sintonía con
aquel otro aforismo del management de
que “todo lo que me acerca a la Meta es
productivo y todo lo que me aleja de ella, improductivo, y hay que cambiarlo o
retirarlo”.
6.- Sabemos que el sobrediagnóstico y el
sobretratamiento son cada vez más frecuentes en nuestra sanidad pública. ¿En
qué medida contribuye la atención primaria "por acción o por omisión"
al sobrediagnóstico y sobretratamiento? ¿Es posible frenar el sobrediagnóstico
y el sobretratamiento desde la atención primaria? ¿Qué se necesita para ello?
¿Y desde la gestión? ¿Qué tipo de gestión y de gestor se necesita para ello?
Como decía en la primera pregunta, nuestra Demanda hace muchos años que dejó de
ser Morbilidad-Dependiente para ser Oferta-Dependiente.
Es hora ya, como en las Fases de adaptación de la enfermedad, que acabemos aceptando esta
realidad (superando las tendencias a la negación, ira, negociación y depresión
previas). No tenemos tiempo para seguir manteniendo una actitud diletante al
respecto.
La Demanda
es Oferta-Dependiente, sí, pero,
afortunadamente, también es reactiva,
como ya comentaba. Y además, afortunadamente, ésta se establece a ‘puerta
cerrada’, en la consulta, en el ‘cara a cara’, por lo que su modificación está
en nuestras manos.
Fijándonos en la excelencia
aplicada alcanzada por los profesionales del Diagrama X del video podemos responder a las preguntas que este
apartado plantea sobre la medicalización.
Definamos antes Excelencia
aplicada. Aquella que consigue resolver
muchas más Necesidades Existentes
de su cupo, reducir al ridículo la nadería y banalidad, incrementar no solo la
actividad, sino la complejidad de los problemas atendidos, haciéndolo por menos
coste gestionable (Visitas, farmacia, ITs, Derivaciones).
¿Qué claves de comportamiento y condiciones del
desempeño hemos encontrado en los profesionales excelentes?:
- Cupos grandes y complejos. Los cupos pequeños, de poca complejidad, reducen la competencia profesional y en ellos la calidad baja y el consumo sube. ( Ver : Michael Jackson y el Tamaño del Cupo, en el blog de Rafa Bravo).
- Saben
más medicina de base y adquieren más dominio
por tener cupos más grandes y complejos que les ofrecen más “horas de
vuelo” en la complejidad.
- Tienen
un estilo de resolver, no de entretener, atender o controlar.
- Tienen
más capacidad de establecer relaciones con sus colaboradores, otros
médicos del equipo, médicos del hospital, enfermería, auxiliares, etc. en
beneficio del paciente.
- Se
empeñan en ‘cerrar el caso’ hoy y evitan visitas inútiles y el “vuelva Ud.
mañana”.
- Establecen
un estilo de valor y rechazo a la nadería.
- Le dicen
NO, al paciente, con cierta frecuencia.
- Creen en
las personas y los pacientes lo perciben.
- Son
capaces de compadecerse ante el dolor.
- Se
empeñan en que sus pacientes sean “más
sanos y más sabios”, no más imbéciles y dependientes, por lo que eluden
el paternalismo de manera determinante.
- No
confunden su rol de médico con el de amigo. Aunque los aprecien, no son
amigos de sus pacientes, y evitan así la manipulación por su parte.
- Organizan
su tiempo y su agenda.
- No ven a
sus pacientes como seres inamovibles y predeterminados o estigmatizados
con ‘Sanbenitos’, pues reconocen
que son reactivos a su propio comportamiento médico.
- Usa al
sistema (especialistas, enfermería, auxiliares) en beneficio del paciente,
aunque deba presionar y reñir más de una vez generando crisis en el equipo.
- Antepone
el paciente a las corruptelas de organización interna.
- Y lo más
importante, pregunta “¿En qué puedo ayudarle?”
7.- La última pregunta es casi obligada. ¿Qué hay que
añadir o aumentar y que hay que reducir o eliminar para que la actual atención
primaria española pueda contribuir más de lo que lo hace a la sostenibilidad de
nuestra sanidad pública? ¿Qué sobra y qué falta?
Falta el 24 x 7
x 52.
Es decir, devolver y asumir todo lo que la primaria
perdió y nunca debió salir de ella. Gine, trauma, niños, cirugía menor,
paliativos, asistencia domiciliaria, tardes, noches, fines de semana, trabajo
social, la custodia del secreto, la autonomía en la organización, la elección
de software, la elección de compañeros, el control de los propios datos, la
responsabilidad financiera, el presupuesto capitativo de lo ordinario y de
todos estos segmentos de actividad.
Y por encima de todo, la Cápita hospitalaria (sin la trampa del histórico) y el Dinero sigue al paciente, para que haya Libre elección real del paciente y la
Atención Primaria sea imprescindible.
Le sobra ceguera y negación de la realidad.
Referencias
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSupongo conoces la la noticia de este año sobre las EBAS en Cataluña. El negocio que algunos parece que han montado alrededor de las concesiones del ICS. Algo de 2014 ya es viejo
ResponderEliminarCreo que Angel es la única persona sancionada, con una sanción evidéntemente desproporcionada, creo, por una postura pública contra HCE central, centralizada, de un sistema regional de salud : OSAKIDETZA y PASO DE OMI-AP, local, a OSABIDE centralizado ante el posible uso inadecuado de datos clínicos.
Desencuentro en definitiva.
El caso es que lo que yo veo en toda España es que hay diferentes HCE, unas mejores y otras peores, pero que todos utilizan, el 99.99% en una mayor o menor utilidad pero nadie se queja, y quiere volver al papel, por lo que veo en las RRSS que sigo.
Bueno es posible que alguno sí. Pero callo lo que opino.
Entrevista muy larga, y que nada me dice.
Por cierto, el Centro de Salud del Futuro, igual no es ni Centro. Acceso a la HCE desde casa, cupos mayores de los que nos quejamos, contestaciónes por e-mail o telefónicamente, y unos residentes contratados para atender urgencias. Y por supuesto muchos médicos menos. Y de enfermeras ya no te digo.
Un saludo
Estimado Fernando,
ResponderEliminarsi nada te dice, nada más puedo añadir.
Un abrazo
ART
Me da la impresión de que ésta posible transformación de los CS y la gestión de la AP nos conduce hacia una clara privatización de la Sanidad Pública con la implicación de los profesionales en el reparto y engaño para tras la rica prueba transformarlos en laborales.
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