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domingo, 28 de octubre de 2018

La (des)humanización (in)visible y la autoevaluación en humanización


Existe la humanización de la asistencia sanitaria y su contrario: la deshumanización. Y ambas pueden ser visibles o invisibles. La verdadera humanización de la asistencia no se ve, sólo se siente. Por eso, un paciente ciego puede sentir perfectamente si en su atención sanitaria o médica ha sido tratado o no con dignidad. Se trata de la HUMANIZACIÓN INVISIBLE. La HUMANIZACIÓN VISIBLE está más cerca de la propaganda y de la "humOnización" que de otra cosa. Y cuanto más visible sea más "humOnización" será. Pero existe también la DESHUMANIZACIÓN INVISIBLE de la asistencia sanitaria, aquella que arrasa con el principio de no maleficencia, con el "Primum non nocere". Y no debemos olvidar por último la DESHUMANIZACIÓN VISIBLE, aquella que va más allá de la "falta de humanización" para adentrarse en el perfecto subdesarrollo.




DESHUMANIZACIÓN VISIBLE
Cuando la deshumanización es claramente visible nos encontramos antes situaciones de evidente subdesarrollo. Tal es el caso de estas parturientas en la sala de espera de un hospital venezolano (aquí). O el caso de la masificación de los servicios de urgencias de nuestros hospitales (aquí). O la masificación de las consultas de los médicos de familia en muchos de nuestros centros de salud, incluso fuera de los periodos de epidemia gripal (aquí). Todos estos casos son claramente muestras de subdesarrollo sanitario. Cuando los médicos de familia uruguayos dicen que 12 minutos por paciente no son suficientes y que quieren 15 (aquí), nosotros nos daríamos con un canto en los dientes si tuviéramos de media los 10 minutos que a principios de este siglo pedía la Plataforma 10 minutos.   







DESHUMANIZACIÓN INVISIBLE
Nuestra sanidad pública hoy poco tiene que ver con la de hace 30 años. Ahora es mucho más capaz que entonces. El sistema no tiene un problema de “incapacidad” sino de equidad, por no ser único e igual para todos, y de universalidad efectiva de la atención primaria (aquí). Pero también empezamos a tener un problema grave de medicina de excesos: persisten actuaciones inadecuadas, ahora más por exceso que por defecto. Hacemos de más pero… persiste la Ley de Cuidados Inversos. Cada vez se presta menos atención a la(s) persona(s), y se derrocha más acción que reflexión. Cada  vez se intensifica más la actividad diagnóstica y terapéutica: menos “esperar y ver”, y más “ante la duda la más cojonuda”. Se prefiere errar por  comisión  que por  omisión y confundimos proactividad con hiperactividad. La fragmentación asistencial y la medicina defensiva nos conducen a la medicina de excesos, al sobrediagnóstico, al sobretratamiento, a la hiperactividad innecesaria y iatrogénica. Todo ello sin un contrapeso suficiente de la función integradora y de abogacía del paciente, incluida la prevención cuaternaria, que significa la atención primaria (aquí). El camino hacia la deshumanización invisible de la asistencia sanitaria se despeja cada vez más, sin que seamos muchas veces conscientes de ello.







HUMANIZACIÓN VISIBLE
La humanización visible está más cerca de la propaganda y de la "humOnización" que de otra cosa. Y cuanto más visible sea, más "humOnización" será. Ya se ha señalado en este blog la utilización interesada de la humanización por parte de políticos y negociantes (aquí y aquí). No tengo más que añadir al respecto, sólo mostrar para el disfrute del lector algunas de las fotografías contenidas en el tocho de 234 páginas del Plan de Humanización de la Comunidad de Madrid publicado en 2016 (aquí): todo un muestrario propagandístico alrededor de la figura del entonces Consejero de Sanidad de dicha Comunidad.







HUMANIZACIÓN INVISIBLE
La verdadera humanización (aquíaquíaquíaquíaquíaquíaquíaquí, aquíaquí) es invisible. No es la guinda del pastel, es un ingrediente del mismo y, por lo tanto, no se ve, sólo se siente. Producto del SIAP de Bilbao (aquí), este "dodecálogo" lo resume bastante bien (aquí). Y mucho mejor que yo lo explica, y con conocimiento de causa, Mª José Fernández de Sanmamed en esta entrevista.










LA AUTOEVALUACIÓN EN HUMANIZACIÓN
Se trata de una iniciativa de la Consejería de Sanidad de Madrid (aquíque acaba de distribuir a todos los centros del Servicio Madrileño de Salud el “Cuestionario de autoevaluación. Criterios de excelencia en humanización”. Cada ámbito asistencial (hospitales, centros de salud y SUMMA 112) tiene un cuestionario específico que debe cumplimentar el responsable del centro puntuando en diversos indicadores que arrojan una puntuación final global. El cuestionario remitido a los centro de salud es este. En la siguiente figura podemos ver una de sus cinco partes, la relativa a "Cuidar al profesional". No sé muy bien en qué subtipo de (des)humanización (in)visible encuadrar esta iniciativa pues se trata de una auténtica tomadura de pelo a los profesionales a quienes se trata como auténticos oligofrénicos. Pero claro, si anda como un pato, nada como un pato, y hace cuá-cuá, es que es un pato. Y en este caso ocurre lo mismo, si nos tratan como tontos, nos dejamos tratar como tontos, y cumplimentamos el cuestionario como tontos, a lo mejor es que somos tontos... del culo.





4 comentarios:

  1. Excelente Juan! como siempre, das en el clavo.

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  2. Las condiciones higiénico laborales del desempeño, por buenas que sean ni permiten ni aseguran la mejor o menor humanización. Ésta la puedes encontrar o no la en centros humildes de sociedades en desarollo o en centros avanzados. La humanidad es un efecto previo a la causas extrínsecas, vienen de serie con el individuo que la porta por convicciones transcendentes. El mejorar los condiciones no la garantiza , su empeoramiento la dificulta pero no la anula pues quie la porta se comporta de esa forma que todos agradecemos, en esas situaciones adversas. El cinismo propagandístico es deleznable, pero al igual que la estupidez se presenta en una proporción estándar (konstante Ro), independiente de todo, la humanidad también. Es una cuestión de valores, no de condiciones o estructuras. ART

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  3. Totalmente de acuerdo con el análisis. Creo que es una tomadura de pelo a los profesionales sanitarios y a los ciudadanos travestir con humo algo tan importante como la humanización de la salud. Sin una estructura sanitaria suficiente y unas condiciones laborales dignas no es posible conjugar el verbo humanizar.

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  4. El concepto de humanización es ya en sí mismo "un aguijón envenenado" para los profesionales de la salud... es que no tratamos desde siempre a nuestros pacientes con calor humano, escucha, empatía y atención... pues si... y los pacientes lo viven así...pero ciertamente somos HUMANOS y tal y como "Errar es Humano", también estar sometidos a la "Violencia estructural de ir contrarreloj, atender a los pacientes a destajo, saturarnos de procedimientos administrativos, interrupciones, hacer de adivinos de los informes de especialistas que se supone aportan valor a nuestro trabajo, y un largo etc..." hace que saltemos, que no tengamos empatía en ocasiones, no escuchemos todo lo que nos cuentan, que tratemos de resolver precipitadamente en un intento de sobrevivir...y entonces... nos recuerdan la "HUMANIZACIÓN"... en fin, la respuesta con el mismo lenguaje iría de la mano de qué necesitamos para HUMANIZAR MEJOR: cuando menos tiempo en consulta, centrarnos en nuestra tarea principal y no en otras, tener espacios para compartir y hacer equipo con nuestros compañeros, promocionar la investigación para atender mejor, en fin...El cuestionario de Madrid me parece fenomenal, precisa de una gran respuesta de 0 pero con un plan de acción de que nos gustaría hacer esas actividades con tiempos de agendas y sustituciones... y seguir intentando mejorar.

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