Muchos no
dudamos de que la sanidad es el mejor servicio público en España. Además, es mejor valorada por los ciudadanos que, por ejemplo, la
educación y, sobre todo, que la justicia que es el servicio público peor
valorado. Hace pocas semanas, el presidente del Consejo General del
Poder Judicial y del Tribunal Supremo afirmaba que la Ley de Enjuiciamiento Criminal está hecha pensando más en
el robagallinas que en el gran defraudador y los actuales casos de corrupción.
Y no le falta razón. Es un buen ejemplo de ello el caso de la mujer de Requena que utilizó una tarjeta de crédito que se
encontró en la calle para comprar comida y pañales para sus hijas por valor de
193 €. La mujer fue condenada a más de 2 años de prisión, aunque finalmente fue indultada.
El escándalo
de las tarjetas opacas de Bankia ofrece a la justicia
una buena oportunidad para mostrar si además de con el robagallinas puede también
con el gran defraudador o corrupto. Sin justicia no hay democracia y una
justicia lenta es, sólo por ello, injusta. Pero si la justicia es lenta, más
lentos han sido los políticos durante los últimos lustros para poner los
remedios que la aceleraran. Lo de las tarjetas black de Bankia es la mejor
representación del pestilente fango en el que nos encontramos. Y probablemente
sea también la causa de la causa de que los políticos no hayan puesto nunca el
remedio necesario para hacer más efectiva la justicia, un proceder en linea con
el "desgobierno de lo público" (en palabras de
A. Nieto). En esos consejos de administración de las Cajas han compadreado
durante demasiados años el aceite y el agua (políticos, sindicatos,
empresarios, altos representantes institucionales y banqueros) miscibles por un
dinero black que lubricaba el sistema. Un totum revolutum organizado y
pringoso que deponía excrementos en las alcantarillas del sistema hasta que
rebosaron las cloacas que los contenían.
Entre esos
"bons vivants" hay algunos que estando aquí y allí conectan el asunto
de las tarjetas negras de Bankia con la frontera de la sanidad pública
representada por las mutuas laborales como Fremap. Las mutuas son asociaciones
de empresarios que bajo la tutela del Ministerio de Trabajo gestionan sin ánimo
de lucro principalmente las contingencias derivadas de los accidentes de
trabajo y enfermedad profesional de sus trabajadores. Para ello reciben dinero
público procendente de la Seguridad Social (SS). Fremap es la mayor mutua y
gestiona anualmente un presupuesto superior a los 2.000 millones de euros. La
SS reclama a dicha mutua que devuelva 43,2 millones de euros de dinero público que entre 2006 y
2011 gastó indebidamente. Entre otros
gastos figuran coches de lujo, dietas, marisco y viajes con cargo al dinero
público de la SS. Ildefonso Sánchez Barcoj estuvo durante años tanto aquí en
Fremap (vocal de la junta directiva) como allí en Caja Madrid-Bankia (tras 32 años en Caja Madrid-Bankia, el cargo que ocupaba en
el momento de su despido fue el de director general financiero). Sanchez Barcoj, considerado
mano derecha de Blesa y cerebro de las tarjetas opacas tiró
de la suya hasta sobrepasar el medio millón de euros.
Por cierto, la actual cúpula directiva de Fremap tiene un vocal
dicharachero: José de la Cavada. Al mismo tiempo que vocal de Fremap, de la Cavada fue responsable de
relaciones laborales de la CEOE. Este caballero, en plena crisis y con un
síndrome evidente de presentismo que todos los médicos de familia
podemos detectar en nuestras consultas, criticaba los cuatro días de permiso
que el Estatuto de los Trabajadores otorga por el fallecimiento de un familiar
de primer grado cuando es necesario pernoctar, "porque los viajes no se hacen en diligencia".
Tres años antes, la Inspección de Trabajo impuso una multa a José de la Cavada
por una infracción "muy grave" por someter a prácticas humillantes a
los subordinados de sus empresa. Afortunadamente, 6 meses después de que este
señor nos revelara que los viajes ya no se hacen en diligencia fue despedido de su cargo en la CEOE. José de la
Cavada tenía razón: los viajes ya no se hacen en diligencia, se hacen en AVE.
Pues no fue la diligencia sino el AVE el medio que la junta directiva de Fremap
utilizó para viajar a Sevilla y pegarse un fin de semana a todo tren con
cargo a los presupuestos públicos que recibía de la SS. El chapapote
de la infamia se mezcla con el de la corrupción.
Las tarjetas
black, sus usuarios y el chapapote de infamia y corrupción que contamina sus
aledaños son la punta del iceberg de “La Escopeta Nacional” de la España
de los últimos lustros. Si Berlanga levantara la cabeza no me cabe duda que
rodaría “La Tarjeta Nacional”. Se remontaría hasta 1985, con la Ley de Órganos Rectores de las Cajas de Ahorro
que abrió la veda para la colonización política de las Cajas. Ese mismo año Solchaga
desparramaba su pelotazo. Luego vino lo del España
va bien y lo de la champions
league de la economía mundial.
Todo ello lo retrataría un Berlanga redivivo. Pues bien, si algo hay que pedir
y desear, tanto como salud, para el próximo año 2015 es justicia, que se empiece
a hacer justicia de una vez.
Mis mejores deseos para 2015
Entrevista a Alejadro Nieto a propósito de su libro
Conferencia Vicenç Navarro. "¡Todavía hay alternativas !"
Cátedra UNESCO de Ciudadanía, Convivencia y Pluralismo.
Universidad Pública de Navarra.
Curso de Verano: "Alternativas desde la experiencia de la crisis", 25 - 26 de junio de 2014
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