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sábado, 29 de febrero de 2020

Un día en la consulta con Lorenzo Arribas

Segunda entrega de la serie preparada por Juan Gérvas y Mercedes Pérez-Fernández relativas a su experiencia de testigos directos en la consulta de algunos médicos de familia españoles que llevan décadas ejerciendo en atención primaria con el mismo cupo de pacientes.[1]

Un día en la consulta con Lorenzo Arribas en el centro de salud de La Chana (Granada)


Inicio
"Llevo 34 años con el mismo cupo, en el mismo centro de salud, y pronto voy a retirarme, me jubilaré en unos meses. Muchas cosas han ido cambiando desde que comencé en un local provisional, luego el traslado al edificio actual y finalmente la organización que veréis hoy, que comenzó en 2004. 

Un día en mi consulta no es exactamente “en mi consulta” sino en mi unidad clínica de atención familiar, con sus tres secciones, de medicina, enfermería y administrativa”-nos advirtió Lorenzo Arribas.
¿Tienes publicaciones sobre ello?- preguntamos.
Sí, sí, os las mandaré, pero mejor lo veis en vivo y en directo”.
Y allí estábamos, entrando en el centro de salud de La Chana a las ocho en punto de la mañana de un martes cualquiera. En la calle habíamos ya saludado a la directora (Carolina Osorio), que estaba al tanto de la visita y nos acompañó para presentarnos al personal administrativo y enseñarnos su despacho.
Carolina Osorio mantiene la actividad clínica, pero con un cupo reducido de mil personas. El mío es ahora de unas 1.500. Otra cosa, hoy la consulta es de mañana, pero a la semana tenemos dos días de horario de tarde”- dice Lorenzo Arribas.
Al paso”, mientras íbamos al despacho de la directora, Lorenzo Arribas saluda e intercambia información con una de sus pacientes, y le ayuda a encontrar el despacho donde ese día se trabaja en la obtención de datos para el estudio EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition, el seguimiento de una cohorte de medio millón de personas en diez países europeos para estudiar la asociación de la nutrición y otras variables con la incidencia de varias enfermedades especialmente cáncer).
Participamos en el EPIC[2]”- comenta Lorenzo Arribas.
El edificio es amplio, con multitud de consultas y espacios para la atención clínica. También es amplia el área de recepción y administración, pero sólo está atendida en ese momento por una persona y no hay nadie a quien atender.
Las administrativas se turnan para cubrir este puesto general, pero cada una tiene su despacho, en su unidad clínica de atención familiar”- nos informa Lorenzo Arribas.
Nos enseña los despachos multifuncionales de ecografía, ginecología y curas y nos presenta al personal que vamos encontrando, que nos recibe con afecto y curiosidad. De hecho, en un momento de la mañana, durante la inserción de un DIU, una auxiliar (Alicia Rodríguez) preguntó:
Y esas notas...¿vaís a publicar algo?
Sí, sí, eso esperamos. Para que sirva de ejemplo”
¿Dónde se publicará?”
No lo sabemos, quizá en alguna bitácora (blog). Ya lo difundiremos para que también llegue al personal de este centro de salud”.
Subimos por las muy amplias escaleras al primer piso y nos presenta a la enfermera (Amparo Merino) y administrativa (Juana Mora) que ya están atendiendo pacientes y con quienes forma la unidad clínica de atención familiar, cada una con un despacho propio. El de Amparo Merino cuenta con puerta de comunicación directa con el de Lorenzo Arribas.


Consulta médica de la unidad de atención familiar
El despacho médico es amplio y está personalizado con varias fotografías en blanco y negro de actividades de montañismo. Lorenzo Arribas pasa la consulta con traje y corbata, sin bata y se pone el fonendoscopio “al cuello”. Tiene la mesa contra la pared y utiliza el ordenador (computadora) con mesura, sin que le dedique más que escasos segundos para alguna anotación o información. Le sobra, pues, tiempo para mirar a los ojos al paciente y “no tiene el cuello torcido”. En ningún caso maneja papel, todo es vía electrónica. Atiende a pacientes citados (y no citados que pasan por la consulta administrativa y son valorados como urgentes).
La primera paciente es una mujer embarazada de 9 semanas que asiste a la consulta con su marido y la primera hija. Tiene 29 años y la consulta es de revisión pues está de baja laboral por duda sobre sangrado en el primer trimestre. Todo ha ido bien. La explora, pesa, talla, toma la tensión arterial y revisa su situación. Le aconseja dejar el ácido fólico, seguirá con yodo. Bajamos a la sala de ecografías y le ayuda la residente de medicina de familia (Elena Pellicena) quien aprende prácticando. No hay poblemas. Los tres miembros de la familia disfrutan contemplando el embrión “en vivo”.
La segunda paciente es mujer que viene a cambio del DIU. No es de su cupo, se la ha derivado una compañera pues Lorenzo Arribas es referente, con otros dos compañeros, de la inserción de DIUs (en total son 15 médicos de familia y tres pediatras). Revisa la historia clínica y conversa con la mujer sobre su experiencia con el DIU. Bajamos a la sala y hace una ecografía y ayuda a la residente a extraer el viejo DIU y poner el nuevo. La residente estará presente, aprendiendo con la práctica, el resto de la mañana en todos los procedimiento ginecológicos.
El tercer paciente es varón, homosexual, con pareja con VIH, que acude por distimia y quejas inespecíficas como menor agilidad mental. Abusa del alcohol. El mini-examen cognitivo es normal. Recomienda el uso de profilaxis pre-exposición (PreEP) y lo deriva al hospital para su prescripción. Le escucha y tranquiliza.
Siguieron enfermos varios hasta un total de 24, tanto de rutina tipo citología de cuello de útero (dos, hechas en el momento, en la sala multifuncional) e inserción de DIU (que se ponen en el momento, en total tres en esta jornada), recetas varias en paciente con cáncer de pulmón y revisión de adenoma de próstata (solicita PSA en sangre), como signos y síntomas variados, tipo palpitaciones y taquicardia en pacientes con diagóstico (fibrilación auricular o hipetiroidismo), cuadros catarrales y otros. Hay alguna consulta “difícil” que se resuelve con dignidad, como el alta a una paciente que tiene molestias inespecíficas y que se ha convencido finalmente de que lo mejor es la vuelta al trabajo, pero no obstante se queja de molestias vagas precordiales y la tranquiliza tras auscultarla y pedir un ECG que se hace en el momento y resulta normal.
Lorenzo Arribas pasó en dos casos a la consulta de enfermería, la primera a requerimiento de la propia enfermera para evaluar a una paciente con diabetes que se queja de lo que parece un heloma dorsal (“ojo de gallo”) en pie derecho, y en otra a requerimiento de la residente que aprovecha la ausencia de la enfemera (haciendo domicilios) para pasar consulta, y en este caso está atendiendo a un paciente en tratamiento antibiótico por probable abceso perianal, que no mejora. La exploración física, incluyendo tacto rectal, es normal. Lorenzo Arribas recomienda esperar y ver, con control de temperatura.
La jornada terminó con una sesión docente de personal médico dada por Juan Gérvas sobre organización de servicios de atención primaria, con énfasis en la longitudinalidad y la capacidad de resolución de problemas.



Consulta de enfermería de la unidad de atención familiar
Amparo Merino trabaja en la consulta con bata y atiende a pacientes citados (y no citados que pasan por la consulta administrativa y son valorados como urgentes). Lleva 15 años en el centro de salud y con este mismo cupo, que comparte con Lorenzo Arribas. Su despacho es amplio y tiene la mesa contra la pared. Utiliza el ordenador para el registro de su actividad y en ningún caso maneja papel, todo es vía electrónica. Como Lorenzo Arribas, intenta atender y resolver en el momento las distintas necesidades de los pacientes:
Tengo agenda abierta pues es muy importante mezclar continuidad de la atención con accesibilidad y flexibilidad y, si es posible, me gusta resolver en un sólo acto clínico todos los problemas” -explica.
El primer paciente está en seguimiento en oncología del hospital y viene para la toma de muestra de sangre, de unos análisis que le han pedido. Además tiene una herida en el primer dedo de la mano derecha, y Amparo Merino se la cura, le enseña a curársela y le da material para hacerlo en casa.
El segundo paciente es un anciano que viene acompañado por una mujer subsahariana que le atiende en casa. Está empezando tratamiento con acenocumarol y viene a la determinación del INR, cuyo resultado es correcto. Le cita en dos semanas.
La tercera paciente es una anciana que tiene diabetes insulinodependiente con mal control, y asiste con su hija por una “herida en el pie”. Tras la exploración y ante la duda, la enfermera pasa al despacho médico y le pide a Lorenzo Arribas que vea a la paciente. Ambos coinciden en que se trata de un heloma dorsal, la enfermera hace una cura y le enseña a la hija cómo hacerla y recomienda limpieza, curas, evitar apoyo y volver en tres días para valorar la evolución.
A lo largo de la mañana Amparo Merino atiende a otros doce pacientes, con razones de visita muy variadas, desde tomas de muestras de sangre para análisis y controles del INR a ponerse vacunas (contra gripe y neumonía), pasando por curas de heridas quirúrgicas (tras intervención de tunel carpiano, y tras prótesis de cadera), valoración del control glucémico en paciente diabético e inyección de leuprorelina en paciente con cáncer.
En tres ocasiones suena el teléfono y Amparo Merino lo atiende para resolver problemas administrativos sobre existencias de vacunas, una cita con odontología que se ha complicado y desde el mostrador de la administración general sobre cómo organizar la agenda de una compañera que se ausentará.
A mitad de mañana Amparo Merino realiza tres avisos a domicilio, a los que va andando. Son tres pacientes crónicos programados, a los que evalua en conjunto. A dos, además, les determina el INR, y en el otro toma datos para solicitar una ayuda a domicilio.



Consulta administrativa de la unidad de atención familiar
El despacho de Juana Mora es contiguo al de Lorenzo Arribas y de la misma amplitud, como el de Amparo Merino, pero, lógicamente, no tiene camilla de exploración, ni recursos para la atención clínica. Atiende a los pacientes sin cita.
Tiene la mesa entre su silla y la del paciente; casi todos los pacientes son atendidos mientras están de pie, pues la resolución de los problemas es rápida. Juana Mora utiliza constantemente el ordenador y tiene impresora para dar información escrita a los pacientes. Su objetivo es lograr un acto único funcional, bien entendido, ayudando en la desburocratización de la consulta médica y de enfermería. Lleva 15 años en el centro de salud y desde 2005 empezó con esta experiencia de atención personalizada en su propio despacho a los pacientes de dos cupos, el de Lorenzo Arribas-Amparo Merino, y el de otro médico-enfemera.
La verdad, al principio tuve un poco de inseguridad y miedo, casi pánico, de estar así con los pacientes en mi propio despacho, pero ahora estoy encantada. Me siento muy útil y muy segura, y los pacientes agradecen mi trabajo” -comenta.
El primer paciente es del cupo de Lorenzo Arribas, y viene a por el parte de confirmación, de baja laboral por cáncer. Juana Mora comprueba en el ordenador que todo es correcto, lo imprime y se lo da.
El segundo paciente viene a que le renueve la receta electrónica, de enalapril. Es del otro cupo. Juana Mora comprueba en el ordenador que todo es correcto y renueva la medicación.
El tercer paciente es también del otro cupo. Quiere cita para un análisis de sangre que tiene pendiente. Juana Mora comprueba en el ordenador la cita, acuerda fecha y momento con el paciente y le da la cita con la enfemera, y al tiempo anota en la agenda médica en día posterior para que le llame por teléfono para darle el resultado.
La siguiente paciente es una mujer embarazada que ha consultado con Lorenzo Arribas, y viene con su esposo e hija. Precisa del parte de confirmación de su baja laboral, que recibe tras comprobar Juana Mora en el ordenador que el médico ha dado orden de continuar dicha baja. Al tiempo corrige el teléfono en la historia clínica electrónica, que tenía un número equivocado.
A lo largo de la mañana Juana Mora atiende en su despacho al menos a otros 40 pacientes, además de llamadas telefónicas varias, de profesionales del centro de salud y de pacientes del mismo (al menos diez llamadas). Atiende una enorme variedad de razones de consulta, de citas con profesionales en el propio centro a citas con especialistas focales en el hospital, de un paciente “perdido” buscando el despacho donde toman los datos para el estudio EPIC a justificantes de asistencia a la consulta médica/de enfermería, de valorar a paciente que acude sin cita y quiere que le ponga en la agenda ese día porque está “malo” y es urgente a recoger el aviso a domicilio que viene a dar un paciente cuya mujer dieron de alta ayer en el hospital.
En su despacho intenta dar respuesta inmediata a las necesidades de los enfermos; por ejemplo, una paciente a la que han solicitado radiografía urgente de tórax cuya cita consigue para esa misma tarde y al tiempo la paciente pide tiras para el glucómetro (no se las da pues todavía no le toca, no debería haberlas acabado, si quiere le da cita con la enfermera) y su esposo le comenta los problemas para desplazarse desde su casa al centro y ahora al hospital para la radiografía.


Impresión general
La unidad clínica de atención familiar, con sus tres secciones, de medicina, enfermería y administrativa, ofrece una capacidad resolutiva increíble. La asignación de responsabilidades facilita la respuesta digna, rápida y sensata a los problemas de los pacientes. Los pacientes saben perfectamente qué profesional puede resolver qué problema, y ello sucede efectivamente en la práctica.
Lorenzo Arribas tiene un estilo dinámico y respetuoso de práctica clínica, es muy polivante y domina técnicas muy variadas que responden a los problemas prevalentes en su comunidad. Pone énfasis en cuestiones como el control de la natalidad y coloca DIUs en el momento pero también implantes hormonales, además de hacer cirugía menor según necesidad. También atiende a pacientes que precisan atención paliativa a domicilio. En todo momento es cariñoso con pacientes y familiares y tiene enorme crédito en la comunidad.
Lorenzo Arribas es ejemplo de compromiso con la población y de atención longitudinalidad, con más de tres décadas en el mismo cupo.



Para saber más
Lorenzo Arribas
La experiencia de una Unidad Clínica de Atención Primaria
Papeles no! La consulta del médico: Lorenzo Arribas
Clases de delicadeza para MIR
Lorenzo Arribas Mir: Defensores de cumbres ‘Salvajes’


Publicaciones científicas
Lorenzo Arribas es autor de diversas publicaciones científicas en relación con la atención primaria. Por ejemplo:
Actividades preventivas en la mujer. Actualización PAPPS 2018
Trends in incidence, mortality and survival in women with breast cancer from 1985 to 2012 in Granada, Spain: a population-based study
Insertion and 3-year follow-up experience of 372 etonogestrel subdermal contraceptive implants by family physicians in Granada, Spain


Nota
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses respecto a este trabajo, que financian con sus propio dinero (de sus pensiones).
Los autores agradecen la acogida y benevolencia de Lorenzo Arribas, Amparo Merino y Juana Mora y de todo el personal del centro de salud de La Chana.
La visita se realizó el martes 17 de diciembre de 2019.


Autores
Juan Gérvas, Doctor en Medicina, médico general rural jubilado, Equipo CESCA, Madrid, España
Mercedes Pérez-Fernández, especialista en Medicina Interna, médico general jubilada, Equipo CESCA, Madrid, España.

jjgervas@gmail.com equipocesca.org @JuanGrvas mpf1945@gmail.com
[1] Para tener una idea general de la organización sanitaria en España, vaya a la sección final de “El sistema sanitario en España”.
[2] En el EPIC participan algo más de 41.000 españoles, el 9% de la cohorte total. De Asturias, Granada (unas 8.000 personas), Murcia, Navarra y San Sebastián https://epic.iarc.fr/centers/spain.php



El sistema sanitario en España
España es una economía de mercado y por tanto cuenta con actividad privada y pública respecto a la provisión de servicios sanitarios.
El sistema sanitario público en España es de cobertura universal, por más que haya excepciones que nos avergüenzan (por ejemplo, para atención no urgente a emigrantes sin papeles). Se ofrece una amplia cartera de servicios que cubre practicamente todas las necesidades, con algunas limitaciones (por ejemplo, está limitado el número de “intentos” de fertilización in vitro).
El sistema sanitario público de cobertura universal tiene tres componentes: de salud pública, hospitalario y de atención primaria. Aunque el gobierno central tiene todavía un ministerio de sanidad que se encarga de salud internacional, precios de medicamentos y similares, la mayor parte del sistema sanitario está transferido a las Comunidades Autónomas. El gasto medio por habitante en 2017 fue de 1.370 euros, siendo mayor en el País Vasco (1.710 euros) y menor en Andalucía (1,153 euros). El 45% del gasto sanitario se fue en personal. El total de lo gastado por las Comunidades Autónomas representó el 5,5% del Producto Interior Bruto.
Los servicios de atención primaria se ofrecen en centros de salud que cubren todo el territorio con cierta uniformidad, pero en la zonas rurales abundan los consultorios para prestar atención a pequeños núcleos de población. Para unos 46 millones de habitantes hay aproximadamente 3.000 centros de salud y 10.000 consultorios que dependen de dichos centros.
Cada centro de salud tiene asignado un territorio con su población, en torno a los 15.000 habitantes. Los pacientes tienen libertad para elegir centro de salud, y dentro del centro para elegir médico de cabecera.
Lo habitual es la asignación de cupos (listados de población agrupados en familias, en total unas 1.500 personas) a una mini-unidad de trabajo formada por médico y enfermera de familia, para la atención en el propio centro de salud y en los domicilios de los pacientes. Hay pediatras que trabajan de facto como médicos de cabecera de un cupo de población hasta los catorce años, excepto en las poblaciones rurales extremas en que los médicos de familia atienden a la infancia. Los centros de salud suelen contar también con matrona y con trabajador social, además de personal administrativo y auxiliar.
Los profesionales cobran básicamente por salario, pero hay un pequeño componente de pago por cumplimiento de objetivos y por tamaño y composición del cupo (por ejemplo, hay un pago por capitación mayor si la población es rural). No hay incentivos para incrementar la longitudinalidad que exige, como mínimo, la permanencia en el mismo lugar de trabajo durante décadas.
Para trabajar de médico de cabecera en el sistema público se exige la especialización en medicina de familia, que se logra con un rotatorio de cuatro años de duración tras un examen nacional para acceder a dicho rotatorio. La rotación incluye la dependencia de un centro de salud y de un tutor que ha de ser médico en el mismo, y el paso por distintos servicios hospitalarios y sobre todo entre cuatro y cinco guardias mensuales en las urgencias hospitalarias.
El médico de cabecera tiene el monopolio del primer contacto, de forma que el acceso al hospital con sus especialistas focales se logra por derivación desde atención primaria, excepto para urgencias y emergencias.
Las plazas de trabajo se asignan mediante oferta pública que tiene en cuenta los resultados de distintos tipos de exámenes (“oposiciones”, distintas en cada Comunidad Autónoma) y otros méritos personales. Los puestos de trabajo así obtenidos aseguran el trabajo fijo de por vida, salvo sanción muy grave. Con este puesto de trabajo fijo se puede participar en “concursos de traslados” a otros centros de salud, en lo que en general se buscan horarios de mañana y cercanía al propio domicilio. En casi la mitad de los casos se cubren las plazas con contratos temporales, de distinto tipo y duración, hasta que se convocan oposiciones. No es raro que los profesionales jóvenes enlacen decenas de contratos temporales a lo largo de sus primeros años de práctica clínica (juventud que pueden “durar” incluso hasta los cincuenta años, en algunos casos).
Los funcionarios (incluyendo los del aparato judicial y del ejército) y sus familiares, unos dos millones de personas, tienen un sistema sanitario distinto, con financiación pública, de forma que son atendidos por compañías privadas de seguros y acceden directamente a los especialistas focales. Los funcionarios, pues, no tienen médico de cabecera ni utilizan los centros de salud.
Hay unos ocho millones de españoles que cuentan con seguro privado, además de tener la cobertura del sistema sanitario público. Se puede desgravar de impuestos el gasto en estos seguros privados.
En total en España se gastan unos 100.000 millones de euros en sanidad, siendo el 29% dinero “de bolsillo” (por ejemplo, para atención dental, poco cubierta en adultos y ancianos por el sistema público).









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