Salud y prevención
Pocas cosas han hecho tanto daño como la
definición de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esa que
imagina a la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social[i],
impensable si no es en los instantes que dura un orgasmo, como bien señaló Petr
Skrabanek[ii].
La OMS propone una salud imposible, la salud perfecta y completa, y además
celebra «Del dicho al hecho: el reto de la salud para todos», como si pudiera
eliminar las enfermedades, minusvalías, sufrimientos y muertes de la faz de la
Tierra[iii].
El daño de la OMS lo remacha la Organización
Panamericana de Salud (OPS) con su énfasis en la promoción de la salud y la
prevención de las enfermedades[iv].
Para la OPS la atención primaria tiene por característica básica la prevención,
cuando ésta no es más que una actividad ceñida al conocimiento profundo de
personas y comunidades, sin otra relevancia que su oportunidad ocasional.
No se puede convertir la actividad preventiva
en la central de la atención primaria ni del sistema sanitario pues lo clave
son las actividades curativas y lo que precisamos en un eficaz Sistema Nacional
de Enfermedad, como reclamó Iona Heath en el Reino Unido[v].
Para el sistema sanitario, lo central no es
la salud sino la enfermedad y la prevención no es una característica básica de
la atención primaria. “No deberían confundirse las funciones clínicas de la
atención primaria con una actividad centrada en la prevención. La prevención no
es una función de la atención primaria sino una actividad complementaria y
necesaria para el cumplimiento de sus fines clínicos. El “giro a la prevención”
del sistema sanitario es absurdo si no se distribuyen claramente las
responsabilidades y papeles en lo que se refiere a pacientes y a poblaciones, y
lleva inexorablemente al fracaso si presupone la concepción de la atención
primaria como atención centrada en la prevención”[vi],
en palabras de Bárbara Starfield.
Contra la creencia popular, no siempre es
mejor prevenir que curar[vii]
y conviene la mirada precavida ante las propuestas preventivas, muchas veces
basadas en la falacia de Beveridge (creer que la prevención disminuye los
costes)[viii].
Además, lamentablemente, se confunde 1/
promoción de la salud (mejora del estado de salud promoviendo actividades
varias; por ejemplo, una visión tolerante de la diversidad sexual) con la 2/
protección de la salud (normativa y legislación que protege e impide dañar la
salud, por ejemplo reglamentos sobre comercialización de alimentos) y con la 3/
prevención en salud (intervenciones que evitan el enfermar, por ejemplo con
vacunas eficaces o con el consejo médico
contra el tabaquismo)[ix].
En cuanto a la prevención propiamente dicha conviene distinguir las medidas
“aditivas” (que “añaden” intervenciones, como vacunas) de las medidas
“restrictivas” (que disminuyen modificaciones, como el consejo médico contra el
tabaquismo) pues las primeras pueden tener mayores efectos adversos y precisan
de mayor conocimiento científico que las fundamente[x].
La prevención y la promoción de la salud
tienen un cierto papel en la clínica pero son cuestiones centrales en las
políticas generales y, especialmente sumada a la protección de la salud, en las
políticas no sanitarias[xi].
Estar sano
Estar sano es la capacidad de superar los
inconvenientes de la vida y ser capaz de disfrutar de la misma. De hecho, en
latín salus alude a estar en condiciones de superar un obstáculo. Sin
embargo, la ideología de la OMS y de la OPS ignora esa capacidad para disfrutar
de la vida con sus adversidades, incluso con las enfermedades y la muerte.
No hay una dicotomía entre salud y enfermedad
sino que ambos estados se entremezclan y cabe una “mala salud de hierro”, como
dicen a veces los pacientes. La vida ofrece oportunidades de disfrute hasta ser
posible “morir sanamente” después de un “sano envejecer” que convive con los
inconvenientes lógicos del vivir[xii].
La paradoja de la salud
La peculiar ideología de la OMS y de la OPS
ha penetrado la sociedad mundial y ha creado en la población un sentimiento
frustrante de mala salud permanente. Es decir, crece la sensación de estar
enfermo mientras la salud mundial mejora extraordinariamente. Lo demostró
Amartya Sen con los datos de Estados Unidos y de dos estados de la India, el
más sano, Kerala, y el más enfermo, Bihar. La sensación de estar enfermo era
mayor cuanto mejor eran los datos objetivos, como la expectativa de vida. Es
decir, la población de Estados Unidos declaraba muchísima más enfermedad que la
de Bihar, el estado más pobre y con población más analfabeta de la India.
Kerala, alfabetizado al 100% y con excelentes indicadores de salud, tenía una
población que se sentía menos enferma que la de Estados Unidos, pero muchísimo
peor que la de Bihar[xiii].
Es la “paradoja de la salud”, la búsqueda imposible y frustrante de la salud
perfecta y completa que predican la OMS y la OPS.
La obsesión por la salud perfecta
Dicho con palabras de Iván Illich: “En los
países desarrollados, la obsesión por la salud perfecta se ha convertido en un
factor patógeno predominante. El sistema médico, en un mundo impregnado del
ideal instrumental de la ciencia, crea sin cesar nuevas necesidades de atención
médica. Pero cuanto mayor es la oferta de salud más son las personas que tienen
problemas, necesidades y enfermedades. Todos exigen que el progreso ponga fin
al sufrimiento de los cuerpos, que mantenga el mayor tiempo posible la frescura
de la juventud y que prolongue la vida hasta el infinito. Ni vejez, ni dolor,
ni muerte. Olvidando así que esta rebelión es la negación de la propia
condición humana”[xiv].
No podemos olvidar que los cuerpos encuentran
la forma de morirse, para cumplir con la Ley de Hierro de la Epidemiología
(muere todo el que nace). Los médicos, como mucho, prolongamos vidas y añadimos
calidad a la mismas, pero no “salvamos vidas”, si hablamos científicamente. En
palabras de James McCormick, “Curar sólo significa retrasar la muerte pues no
confiere inmortalidad. Por mucho que mejore la ciencia médica nunca erradicará
ni el sufrimiento ni el miedo y el hecho de la muerte”[xv].
Deberíamos considerar que quien busca salud
perfecta es un enfermo. Es decir, en ejemplos concretos, está enfermo quien
buscando la salud come alimentos que no disfruta y hace deporte que no le
gusta. Extender a los sanos el negocio de la salud es un asunto relativamente
sencillo. Sólo hay que persuadir a los sanos de que no es lo mismo estar sano
que sentirse sano, pues incluso uno podría tener una enfermedad y no haberse dado
cuenta de ello. Así que estando sano, pero con el miedo metido en el cuerpo,
uno se convierte en enfermo al buscar desesperadamente la imposible salud
perfecta[xvi].
Todo ello se complica más con la
tergiversación que convierte a los factores de riesgo en enfermedades.
Factor de riesgo
Factor de riesgo es una característica
asociada estadísticamente a una enfermedad o lesión. Es decir, el factor de
riesgo no es ni necesario ni suficiente para que se presente la enfermedad o
lesión pues es una simple asociación estadística.
Como analizó Félix Miguel: “En la práctica,
las variables independientes (factores) que se incluyen en el estudio para
determinar su influencia sobre las variables dependientes (enfermedad) pasan a
denominarse con frecuencia “factores de riesgo”. De este modo, la imprecisión
del término ha cobrado carta de naturaleza puesto que, en principio, cualquier
variable que pueda predecir el valor de la variable independiente puede
denominarse “factor de riesgo”. El problema es que gran parte del común de profesionales y ciudadanos acaba pensando que ser "factor de riesgo" significa lo mismo que ser "factor causal"[xvii].
El salto de “factor de riesgo” a “factor
causal” conlleva la lógica de la intervención sobre el factor de riesgo, que
acaba convertido en enfermedad sin serlo. Así, aunque se difunda y crea lo
contrario, la hipertensión no es una enfermedad, la osteoporosis no es una
enfermedad, la hipercolesterolemia no es una enfermedad, etc.
La cuestión clave es el cambio profundo en
las causas de enfermar, que cada vez son menos claras, directas y sencillas. La
causa “única” de enfermar es rara, y lo habitual es la interacción entre causas
biológicas, sociales y ambientales. Jacob Stengenga insistió: “La mayoría de
las enfermedades tienen una base causal y constitutiva compleja. En parte
debido a esta razón, la manera cómo han sido caracterizadas las enfermedades ha
ido cambiando de una perspectiva monocausal a multifactorial. Para muchas
enfermedades, como la insuficiencia cardiaca, la diabetes tipo 2 o las
enfermedades mentales, no hay causas ni necesarias ni suficientes (factores
explicativos) sino más bien un conjunto de factores que aumentan la
probabilidad de que la enfermedad se manifieste (factores predictivos). Si no
hay causas ni necesarias ni suficientes para la mayoría de las enfermedades,
entonces cualquier intervención en alguno de los factores relacionados no será
nunca capaz por sí sola de eliminar la enfermedad”[xviii].
El predominio de una prevención basada en los
factores de riesgo destruye muchas de las posibilidades de la prevención
clínica y social[xix]. También
medicaliza la respuesta a muchas enfermedades y problemas de salud que tienen
su mejor respuesta fuera del sistema ya que se relacionan con las “condiciones”
de vida (condiciones, no estilos), con los determinantes sociales.
Espiritualidad
El respeto a la experiencia, a la
espiritualidad, a la cosmovisión y a las creencias de los pacientes es parte
central de la medicina.
La espiritualidad puede estar organizada en
forma de entidad, sea una religión como la cristiana, o una opción vital
compartida como el bhakti yoga. La espiritualidad también puede ser, sin más,
una actitud personal que emerge ante el sufrimiento y pena propia y ajena, ¡o
ante la misma alegría y fiesta que tanto nos identifican como humanos!
En medicina hay que tener un respeto
exquisito con la espiritualidad de los pacientes, y facilitar su expresión si
lo piden. ¿Cuántos médicos no habrán tomado contacto con los responsables de
las distintas religiones de sus pacientes, que en situación terminal lo piden?
¿Cuántos médicos no habrán estado de acuerdo con la paz interior que relatan
pacientes practicantes de la meditación, el yoga y otras actividades similares?
¿Quién no ha sido respetuoso con creencias culturales y espirituales que le son
ajenas, pero claves para el paciente, su familia y su comunidad? ¿Cuántos
médicos habrán experimentado las drogas con las que algunos de sus paciente
logran “otros” estados mentales y otra espiritualidad? ¿Cuántos, conmovidos por
la muerte de algún paciente, no han encendido una vela en su recuerdo?[xx]
Medicalización de la vida
“Es medicalización la forma en que se ha
expandido últimamente la medicina moderna, que ahora abarca muchos problemas
que antes no eran considerados como entidades médicas”[xxi].
La medicalización transforma en enfermedades, por ejemplo, las fases normales
del ciclo reproductivo y vital de la mujer (menstruación, embarazo, parto,
menopausia), la vejez, la muerte, la infelicidad, la soledad, la calvicie, la obesidad y el aislamiento por problemas sociales, así
como la pobreza o el desempleo.
La medicalización tiñe de medicina las
adversidades de la vida, como suspender un examen, perder el novio, o sufrir la
muerte de un ser querido, pero además es presuntuosa pues no tiene la prudencia
de valorar beneficios contra riesgos. También es agresiva y considera que sólo
la medicina puede ayudar a superar esas adversidades, despreciando las alternativas desprofesionalizadas y
ancestrales del manejo de todo tipo de procesos que van desde el parto hasta la muerte.
La medicalización se impone a través de la
biometría, las definiciones de salud y enfermedad basadas en percentiles y en
cifras, en general. También se impone a través del miedo, el miedo a enfermar y
a morir cuando no se cumplen las indicaciones médicas, miedo que se generaliza
a través de un higienismo social que da calificaciones morales negativas, por
ejemplo, a la obesidad y a la promiscuidad. Es el salutismo coercitivo, la
“salud persecutoria”[xxii]
que pretende ignorar los profundos determinantes del comportamiento humano y
asumir que, por ejemplo, "los fumadores son idiotas" ya que continúan
fumando pese a conocer el daño que causa el tabaco. Tal salutismo coercitivo
ignora la acrasia de Aritóteles, cuando el conocimiento y la racionalidad no
definen nuestras acciones ni comportamientos.
La medicalización infantiliza a la población,
que espera e incluso exige consejos médicos para todo; por ejemplo, por dónde
caminar en verano (¡por la sombra!) qué hacer ante un simple catarro, cuánto
sexo es “conveniente” o qué comidas son más “saludables”. Los médicos devienen
sacerdotes de la nueva religión de la “salud” y ellos dictaminan qué está bien,
qué mal.
Expropiación de la salud
La expropiación de la salud es un proceso
coercitivo e insidioso que deja sin capacidad de autocuración y sin autonomía
al individuo pues es el médico quien define tanto la enfermedad como la salud[xxiii],[xxiv]. En un ejemplo concreto, los pediatras expropian la salud de los niños de forma
que estos están sanos sólo tras el examen y revisión por el profesional sin que
valga de nada la experiencia de la abuela, que habitualmente tiene
conocimientos suficientes para ser competente al respecto.
Con la expropiación de la salud se produce
una triple iatrogenia: 1/ biológica, por los efectos adversos de las
intervenciones médicas, 2/ social, por
medicar la vida, y 3/ cultural, por destruir valores que ayudan a vivir al
enseñar a convivir con los inconvenientes de la vida.
Incluso se expropia la muerte y los médicos
imponen su galimatías tecnológico, falsamente científico. Así, por ejemplo,
ante una adolescente en coma por causas no bien conocidas, la conversación
médica evita la compasión y la ternura y todo gira en torno a la «muerte
cerebral» y a «la donación para seguir viviendo en otros». Lo demás no importa,
ni siquiera el enfoque más humano del cese de los latidos cardíacos y de la
respiración. Tampoco se habla del cadáver, sino del cuerpo. Desde luego, no se
menciona al moribundo sino al paciente. Tampoco se habla de agonía, sino del
«proceso». Parecería que no vaya a haber muerte propiamente dicha, seguida de
descomposición. Tal adolescente no tiene una edad concreta y no se habla acerca
de que ha perdido la vida en la flor de la misma. Todo es un poco ficción, una
especie de historia que no deja brotar ni el dolor ni otros sentimientos. No
hay lugar para la expresión del duelo de los familiares y amigos, ni para los
rituales ancestrales que consuelan. No se cita ni se habla de la soledad de ese
cuerpo que late, no se contempla ningún sentimiento cierto, es todo apariencia,
pura payasada cruel, un «mumbo-jumbo» tecnológico, en expresión inglesa de
David Shewnon[xxv],[xxvi].
Ser médico
Un buen médico es un profesional sanitario
altamente cualificado que precisa de actualización permanente y que, en la
práctica clínica diaria con restricción de tiempo y recursos, es capaz de tomar
decisiones rápidas y generalmente acertadas en condiciones de gran
incertidumbre[xxvii].
El buen médico es el que: 1/ tiene capacidad
para realizar diagnósticos certeros y oportunos, 2/ hace un uso prudente de los
recursos preventivos, diagnósticos, terapéuticos y rehabilitadores para
maximizar beneficios y minimizar daños y 3/ tiene habilidad para responder
apropiadamente a las necesidades de pacientes complejos en situaciones reales
de limitaciones múltiples[xxviii].
Conviene desmitificar el “diagnóstico
precoz”, que sólo es conveniente cuando además es oportuno. También conviene
desmitificar el diagnóstico en sí y evitar “la tiranía del diagnóstico”, que
conlleva la parálisis de acción hasta lograr el diagnóstico[xxix].
Médico especialista focal versus médico
especialista general-de familia
El médico especialista focal sabe mucho de su
campo concreto, definido por edad, órgano-aparato o técnica. El médico
especialista general (médico general o de familia) sabe mucho de lo frecuente y
de lo importante y presta atención a los pacientes desde la cuna a la tumba.
El especialista focal “poco abarca y aprieta
mucho” mientras el especialista general “abarca mucho y aprieta poco”.
El especialista focal ve en piezas al humano
y a su sufrir; el especialista general lo ve en global, en lo físico, psíquico
y social.
El especialista focal controla mal la
incertidumbre, mientras el general nada en ella como pez en el agua.
Los especialistas focales tienen 1/ un bajo
umbral diagnóstico (casi siempre
emprenden actividades diagnósticas), 2/ un largo recorrido diagnóstico
(invierten en ello mucho tiempo, con diversas pruebas y alto coste), y 3/ un
alto umbral terapéutico (precisan de mucha información diagnóstica para
decidirse a tratar). Los especialistas focales tienen un alto cociente de
verosimilitud positivo y gran valor predictivo positivo de forma que suelen
acertar cuando dicen que alguien padece una enfermedad de su especialidad.
En el caso del especialista general es 1/ muy
alto el umbral diagnóstico (valoran los casos sin que les merezca la pena
emprender ninguna actividad de técnica diagnóstica), 2/ muy corto el recorrido
diagnóstico (invierten poco tiempo y pocos recursos en el diagnóstico pues
cuentan con información “blanda” que les permite decidir muchas veces sin
recurrir a los datos duros de las pruebas y análisis) y 3/ muy bajo el umbral
terapéutico (deciden con rapidez la mejor alternativa terapéutica, incluso sin
diagnóstico, y con frecuencia utilizan el “esperar y ver”).
En la práctica, el médico general/de familia
actúa muchas veces sin llegar al diagnóstico, con una valoración de la
importancia y gravedad del problema de salud pero sin la “etiqueta” que
denominamos diagnóstico[xxx].
Los médicos especialistas generales tienen un gran valor predictivo negativo de
forma que suelen acertar cuando dicen que alguien está sano, que no tiene
enfermedad. Así pueden mantener alejados a estos pacientes sanos de los especialistas
focales, y de ellos mismos, evitando diagnósticos y tratamientos innecesarios[xxxi].
Derivación y filtro (“gatekeeping”)
Lo lógico es el trabajo concatenado de los
médicos, de forma que los especialistas generales atiendan primero a los
pacientes y deriven a los especialistas focales pertinentes aquellos pocos
pacientes que pueden beneficiarse de sus conocimientos concretos. Si todo está
bien organizado, el especialista focal actúa de asesor y orienta o resuelve el
problema y remite al paciente de nuevo al especialista general, para su
seguimiento.
Es decir, la atención que deberían prestar
los especialistas focales es episódica y a demanda de sus colegas los
especialistas generales, quienes decidirían qué especialista focal se precisa y
para qué paciente.
Longitudinalidad
La característica básica de la atención
primaria es la longitudinalidad. Es longitudinalidad la relación que se
establece a largo plazo entre el médico general/de familia y los pacientes de
su consulta. Se define como: a) la atención por el mismo médico a lo largo de
toda la vida de la mayoría de los problemas del paciente y b) el reconocimiento
de la población y de los pacientes de una fuente de cuidados con la cual se
cuenta para el contacto inicial y para el seguimiento de los problemas[xxxii].
Los médicos especialistas generales
ofrecen continuidad y
longitudinalidad. Es decir, ofrecen el seguimiento de problemas
concretos de salud (continuidad) y el
seguimiento de la persona con el conjunto de los problemas de salud que le
afectarán a lo largo de la vida (longitudinalidad). Los médicos especialistas
focales pueden ofrecer continuidad en algunos pacientes con problemas
infrecuentes y graves, pero no pueden ofrecer longitudinalidad.
Los beneficios de la longitudinalidad son
múltiples, desde la disminución de la mortalidad de los pacientes a la
disminución de los costes del sistema sanitario[xxxiii].
Longitudinalidad y proceso diagnóstico
Desde un punto de vista económico, la
longitudinalidad propia de la atención primaria supone importantes ganancias de
eficiencia pues una parte sustancial del tiempo médico se dedica al proceso
diagnóstico. Este proceso diagnóstico puede conceptualizarse como una forma de
reducir las sospechas iniciales de manera secuencial a través de un método
hipotético-deductivo, como expresa el Teorema de Bayes.
El médico recaba información (historia
clínica, exploración o pruebas diagnósticas varias) para revisar las sospechas iniciales y la
probabilidad que asigna a las mismas. Una nueva información diagnóstica sirve
para revisar probabilidades hasta que sea más ventajoso detener el proceso
diagnóstico y pasar a tratar/no tratar(«esperar y ver» incluido).
El buen ejercicio de un médico especialista
general, con una longitudinalidad plasmada debidamente en la historia clínica,
permite valorar a muy bajo costo probabilidades previas (condiciones de vida,
por ejemplo) y aumenta la probabilidad pretest. La labor de filtro aumenta la
probabilidad de las enfermedades en el
grupo de pacientes derivados y por ello mejora y justifica los métodos más
agresivos de los especialistas focales[xxxiv].
Supongamos teóricamente que los médicos
especialistas generales seleccionan bien a los pacientes y la probabilidad de
la enfermedad en los pacientes derivados a los especialistas focales sube del 1
al 10%. Si suponemos que éstos emplean pruebas de sensibilidad 95% y
especificidad 90%, el valor
predictivo positivo pasa del 8,7 al 51,3%[xxxv].
En un ejemplo real, en Holanda, respecto a la
hemorragia rectal, la prevalencia del
cáncer de recto y de sigma pasó del 0,1% en la población al 2% en la consulta
del médico especialista general (por efecto del filtro personal y familiar) y
al 36% en la consulta del especialista focal (por efecto del filtro del médico
especialista general)[xxxvi].
Es decir, la prevalencia se multiplicó por 20 cuando el paciente decidió
consultar a su médico especialista general, y por 18 cuando éste decidió
derivar al paciente al especialista focal. En total, la prevalencia se
multiplicó por 360, desde el 1 por mil al 360 por mil, lo que facilita el
trabajo de dicho especialista focal y compensa los daños de sus técnicas
agresivas.
Los cuatro maletines del médico
Podemos considerar que los médicos tiene
cuatro maletines (cabáes o avíos) que les caracterizan:
1/ el cabás con los
recursos materiales (los recursos propios y ajenos, y las normas que regulan su
uso, cuyo contenido define la “capacidad de respuesta” de los profesionales);
2/ el cabás del
conocimiento general (ciencias y técnicas respecto al cuerpo humano, por ejemplo,
pero también respecto a economía, sociología, antropología, filosofía, etc.);
3/ el cabás del
conocimiento local, de la cultura y de los usos y costumbres, de los pacientes,
comunidades y poblaciones concretas; y
4/ el cabás del
compromiso consigo mismo, con la profesión y con los pacientes, la comunidad y
la sociedad.
Estos cuatro maletines deberían estar bien
llenos para asegurar una atención de calidad[xxxvii].
Los dos primeros maletines son el “mapa” con el que el médico se mueve en el “territorio” del sufrimiento del paciente, si tiene llenos los dos últimos maletines. Se precisa, además, construir “paisajes” que hagan vivibles las adversidades, las enfermedades y el enfrentarse a la muerte. Estos “paisajes” son imaginarios, en la mente de profesionales y pacientes-familiares, imposibles de construir sin los cuatro maletines a rebosar.
Los dos primeros maletines son el “mapa” con el que el médico se mueve en el “territorio” del sufrimiento del paciente, si tiene llenos los dos últimos maletines. Se precisa, además, construir “paisajes” que hagan vivibles las adversidades, las enfermedades y el enfrentarse a la muerte. Estos “paisajes” son imaginarios, en la mente de profesionales y pacientes-familiares, imposibles de construir sin los cuatro maletines a rebosar.
En atención primaria son clave los dos
últimos pues el médico especialista general debería conocer a fondo la
comunidad en que trabaja y debería comprometerse de por vida con sus
habitantes. Es lo que hemos llamado longitudinalidad, que exige la presencia
durante años del mismo médico, la oferta por dicho médico de servicios muy
variados adaptados a las necesidades locales (de ginecología a cirugía menor),
la asignación de una población a dicho médico y el uso preferente por esta
población del médico asignado, excepto en emergencias vitales.
Es difícil llenar los dos últimos maletines
en sistemas sanitarios en los que no hay estabilidad del médico especialista
general en su puesto de trabajo y en donde no se asigna una población al mismo.
Agente del paciente
La base del trabajo médico es la “relación de
agencia”, lo que exige conocer a fondo al paciente, como persona y “ser
doliente” en su familia, en el trabajo y en la comunidad.
El médico no trata al paciente como querría
ser él mismo tratado, sino que es agente del paciente. Por ello el buen médico
ofrece al paciente las alternativas que tienen en cuenta los valores, creencias
y expectativas del mismo paciente, como si el médico fuera el propio paciente y
tuviera el conocimiento y la experiencia del profesional. Es decir, en la
relación de agencia el médico se “convierte” en paciente y eso exige conocer
bien al paciente, o cumplir el viejo dicho de “No hay enfermedades sino
enfermos”.
Como agente del paciente no cabe lo que se
llama “medicina defensiva” ya que en realidad es “medicina ofensiva” puesto que
pone los intereses del médico por delante de los del propio paciente.
Como agente del paciente, el médico
especialista general facilita el uso racional de los recursos sanitarios de
forma que los beneficios compensen los daños. Para ello conviene ser crítico
con los protocolos y guías clínicas, que en muchos casos carecen de fundamento
científico[xxxviii], como
bien ha estudiado Abel Novoa[xxxix].
Con ejemplos concretos, el buen médico
especialista general:
1/ evita el uso innecesario de la radiología,
por su capacidad cancerígena, especialmente en la infancia y adolescencia; por
ejemplo, en la infancia cinco TAC-scanner equivalen a la radiación de la bomba
atómica en Hiroshima[xl]
y en mujeres que de niñas y adolescentes fueron seguidas por escoliosis se
multiplica por tres la mortalidad por cáncer de mama[xli],
2/ no recomienda los chequeos, revisiones
rutinarias que no aportan beneficios[xlii]
y generan incontables innecesarias “cascadas” diagnósticas y terapéuticas[xliii]
para aclarar resultados inesperados o “incidentalomas”,
3/ estudia con el mismo interés el culo de
los ricos y la boca de los pobres pues, lamentablemente, hay el mismo retraso
en el diagnóstico precoz del cáncer de colon que en del cáncer oral (en ambos
cánceres se diagnostica precozmente el 36% de los casos)[xliv];
el cáncer oral es cuestión que afecta predominantemente a pobres, fumadores y
bebedores de bebidas alcohólicas,
4/ es cauto con las indicaciones sobre dietas
y nutrientes, dada la general falta de valor científico de las mismas, señalada
por John Ioannidis[xlv],
y resumida en “no se mida el colesterol, sea feliz”[xlvi];
por ejemplo, el consumo de huevos no se asocia a mayor mortalidad
cardiovascular[xlvii],
5/ evita recomendar los cribados
(“screening”) de cáncer pues carecen de impacto sobre la mortalidad[xlviii],[xlix],
6/ considera la peligrosidad de todas las
intervenciones sanitarias, incluyendo las aparentemente basadas en pruebas de la Medicina Basada en la Evidencia (MBE que no ha demostrado ningún impacto sobre la salud de los pacientes); incluso considera la peligrosidad del “simple consejo”, la
medicalización del duelo y otras muchas que se admiten como “sencillas y
naturales” y por eso poco peligrosas (al respecto, como ejemplo, las
recomendaciones de Alberto Ortiz y Vicente Ibañez para evitar la iatrogenia de
las intervenciones psiquiátricas)[l],
7/ tiene una visión global de respeto ante
los pacientes obesos, en general víctimas de la estructura social y la pobreza,
y en los que son inútiles y perjudiciales las pautas habituales de “dieta y
control del peso”[li] pues la
obesidad es más un problema político que médico,
8/ no recomienda la “revisión ginecológica
anual” ya que carece de fundamento científico (si acaso, la citología de cuello
de útero cada tres años)[lii]
y evita en general el encarnizamiento médico con las mujeres, sobre todo en
embarazo, parto y puerperio[liii],
9/ tiene en cuenta la sexualidad de los
pacientes, aspecto clave en sus vidas que se suele ignorar incluso en lo
biológico de los efectos adversos de los medicamentos (como mucho se habla de
sexualidad en torno a la prevención de las infecciones de transmisión sexual y
de los embarazos no queridos)[liv]
y
10/ se mantiene actualizado para ser
resolutivo tanto en problemas agudos como crónicos; por ejemplo, conoce la
“regla de los cinco dedos” para el seguimiento de los pacientes con diabetes
tipo 2[lv].
¿Qué puede hacer el médico especialista
general en su consulta y en su comunidad?
Frente al enfermar, el sufrimiento y la
muerte un médico solo en su consulta y comunidad puede sentirse poca cosa y
tener la tentación de renunciar a la posibilidad de ejercer sensatamente su
labor. Si embargo, es clave que ese médico se entregue a su trabajo, a sus
pacientes y a su comunidad. Hay algunas clave de qué pueda hacer:
Mantener la dignidad. El trabajo de Juan Carlos Macedo demostró la necesidad de mantener “la ilusión entre los médicos especialistas generales que dudan de que su trabajo sea digno pues es miserablemente pagado y/o se lleva a cabo alejado de todo lo que se considera brillante, en un pueblecito en medio de la nada, o en lo más tenebroso del barrio marginal de una ciudad, o en una cárcel sórdida y olvidada, o en centro de salud urbano público y anodino. La dignidad del médico como persona y profesional es la dignidad de su trabajo, la limpieza de su corazón, el compromiso con el sufrimiento de sus pacientes, el uso razonable de los recursos a su disposición, el razonamiento lógico y de sentido común, el acervo de conocimientos científicos mantenido e incrementado en lo esencial, el trabajo con cálida calidad, la empatía con el marginado, la rebelión frente a la injusticia, el conocer los límites de su ciencia y práctica y, sobre todo, el responder proporcionalmente a la necesidad del paciente, valorando sus condiciones personales, familiares, laborales, sociales y culturales”[lvi]. Tal dignidad se simboliza en mil formas como recibir y despedir a los pacientes de pie, en la puerta, tener en la mesa de la consulta un florero con flores frescas, respetar los usos y costumbres locales y practicar una Medicina Basada en la Cortesía[lvii]. También se simboliza al respetar debidamente las consultas “sagradas”, esas en las que el componente emocional es máximo, como cuando el paciente llora[lviii],[lix].
Fomentar la solidaridad. Solidaridad es la
adhesión y apoyo a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones
comprometidas y difíciles; dicha adhesión y apoyo es característica esencial de
la especie humana, y clave en su evolución. La solidaridad es un valor que
estimamos como importante individual y socialmente. El sistema sanitario público de cobertura
universal es la mejor expresión de la solidaridad social y sus fines son: 1/ evitar las bancarrotas por enfermedad (muy
frecuentes donde no hay tal sistema, como en Estados Unidos, por ejemplo); y 2/ prestar servicios sanitarios según
necesidad (equidad, tanto horizontal «lo mismo para los que tienen la misma
necesidad» que vertical «más a quien precisa más»). Así pues, el sistema sanitario de cobertura
universal responde a cuestiones de convivencia, ética, justicia y valores; es
decir, a cuestiones de solidaridad. No es, pues, una cuestión
preponderantemente monetaria ni sanitaria sino política[lx].
Aminorar la Ley de Cuidados Inversos. La Ley de Cuidados
Inversos, enunciada por Julian Tudor Hart, se cumple inexorablemente. Dice
dicha Ley que se proporcionan cuidados sanitarios en relación inversa a los que
se precisan (y esto es más intenso cuanto más se oriente al mercado el sistema
sanitario)[lxi]. Por
ejemplo, pese a contar con un sistema sanitario público de cobertura universal,
las muertes por causa infecciosa con el triple entre los pacientes de clase
baja, en España. Desde dentro de la consulta se puede hacer
mucho para aminorar el rigor de la Ley de Cuidados Inversos. Por ejemplo,
dedicando más tiempo a quienes más lo precisan (pacientes con sorderas y otras
minusvalías, inmigrantes y otras personas que no conocen el idioma común, los
“insignificantes” de Gustavo Gutiérrez, los pacientes que consumen drogas por
vía parenteral, los ancianos, etc.). También se hace mucho registrando datos
(ocupación, nivel de estudios) en la historia clínica que permitan hacer
valoraciones sobre el impacto de la clase social en la salud y en la respuesta
del sistema sanitairo. Por supuesto, también aprendiendo la lengua local y la
de los pacientes inmigrantes, sea quichua en Cotacachi (Ecuador) o urdú en El
Raval (Barcelona); el conocimiento fluido de las lenguas locales es condición sine quan non para ejercer en atención primaria. Así mismo, se debe salir de la consulta a la comunidad, por ejemplo para prestar atención a domicilio, especialmente a quienes están recluidos en sus casas, que suelen ser los más desfavorecidos, y para cooperar con el sistema de apoyo social y las estructuras de barrio/comunidad. Como escribieron Anna García-Altés y Vicente
Ortún, se precisan más “programas del niño pobre” y menos “programas del niño
sano”[lxii]
pues los del niño sano los utilizan justo los niños que menos los precisan. En general, la opción política y social
depende de la formación y de la sensibilidad de los médicos como individuos
políticos, pero se puede actuar como ciudadano, seleccionando y favoreciendo
las alternativas políticas que trabajan activamente con es fin de mejorar las
condiciones de vida, y como científico, generando conocimiento científico que
haga evidente el impacto de la clase social en la salud, para facilitar la
adopción de medidas correctoras de la inequidad[lxiii].
Practicar la escucha. No hay mejor
instrumento diagnóstico y terapéutico que la escucha respetuosa. Pero ya lo
dijo Nanni Moretti en su película auto-biográfica “Caro Diario”: “Los médicos
saben hablar pero no saben escuchar”. De hecho, tras la apertura de la
entrevista clínica, el médico suele interrumpir al paciente a los 16 segundos
para “dirigir” la conversación (y convertirla en un verdadero interrogatorio)[lxiv].
Cuando se deja hablar libremente a los pacientes, sin interrumpirles, la
mayoría se agota en dos minutos[lxv].
El estilo sincopado impuesto por los médicos
se retrata bien en este diálogo entre un investigador y un paciente que acaba
de estar con el psiquiatra[lxvi]:
Researcher:
“What did you talk about with the doctor?”
Interviewee: “I didn’t talk with the doctor.”
Researcher: “Oh?”
Patient: “The doctor asked questions, I answered. We didn’t talk.”
Interviewee: “I didn’t talk with the doctor.”
Researcher: “Oh?”
Patient: “The doctor asked questions, I answered. We didn’t talk.”
Investigador: “¿De qué conversó con el médico?”
Paciente: “No conversé con el médico”
Investigador: “¡Oh!”
Paciente: “El médico me hizo preguntas y yo las contesté. No conversamos”
Esta realidad es ejemplo de un estilo autoritario predominante en que el paciente sólo tiene derecho a contestar al interrogatorio inmisericorde del médico[lxvii].
Paciente: “No conversé con el médico”
Investigador: “¡Oh!”
Paciente: “El médico me hizo preguntas y yo las contesté. No conversamos”
Esta realidad es ejemplo de un estilo autoritario predominante en que el paciente sólo tiene derecho a contestar al interrogatorio inmisericorde del médico[lxvii].
Darse a conocer. Los médicos
especialistas generales deberían “oler como sus ovejas”; es decir, incrustarse
en la comunidad que atienden y formar parte de la misma en la forma de un
recurso esencial sanitario. Pero también deberían ser conocidos por sus
pacientes y por la comunidad, en su filosofía de vida y consulta y en su relato
vital. Por ejemplo, dar a conocer que no recibe a los representantes de las
industrias, ni acepta sus regalos ni sus invitaciones, dejar constancia de que
no discrimina por ninguna razón ni opción (sexual, política, etc.), asegurar el
uso de tranquilizantes y analgésicos (morfina incluida) para que sea “sana” la
muerte en domicilio del paciente que quiera morir en su casa. Los pacientes tienen derecho a saber algo
acerca del médico que les atiende. No basta sólo con saber que tiene los
estudios y la licencia, a lo más su nombre. Son importantes algunas cuestiones
filosóficas y prácticas, como su pensamiento en torno a la dignidad del morir,
o ante la influencia de los laboratorios farmacéuticos[lxviii].
No estar solo. El médico
especialista general puede sentirse muy solo y pequeño ante la inmensidad de
“la ciencia” y de las influencias comerciales y políticas que tergiversan la
buena medicina. Si tiene voluntad y constancia dicho médico
será un “perdedor de largo recorrido”, pero no estará solo en este caminar de
la dignidad y la solidaridad[lxix].
Somos muchos quienes intentamos cada día que las cosas mejoren, y lo logramos, siquiera sea a pequeña escala.
Es importante englobarse en esos grupos locales, nacionales e internacionales
pues ya dijo Margaret Mead: “Nunca dudes de que un pequeño grupo de ciudadanos
con determinación puede cambiar el mundo. Verdaderamente, son los únicos que lo
han logrado[lxx]”. Hay múltiples grupos y personas a quienes
seguir y apoyar, que ayudan a mantener la llama de la ilusión y la dignidad en
el trabajo, y en la vida. Por ejemplo, “NoGracias”, “MédicosSinMarca”,
“Revolución Delirante”, “Choosing Wisely”, “Seminarios de Innovación en
Atención Primaria (SIAP)”, etc.
En síntesis
Los médicos tenemos dos objetivos: 1/
evitar-tratar-paliar el sufrimiento y 2/ ayudar a bien morir a los humanos.
Cuando lo hacemos bien podemos hacerlo tan bien que el paciente llegue a
intentar besarnos la mano al comprobar los «milagros laicos cotidianos» que
logramos. Lamentablemente, nos creemos científicos y tendemos a dejar de ser sanadores
capaces de «milagros laicos cotidianos». Vamos de sanadores a curanderos y
terminamos en magos que prometemos imposibles, como la vida eterna en la
Tierra, y así acabamos en comerciantes con intereses predominantes en hacer
negocios[lxxi]. Pretendemos ignorar que, cuando un médico
ejerce de médico, puede parecer un dios. Pretendemos ignorar que los «milagros
laicos cotidianos» son fundamentales para los pacientes y sus familiares, para
la comunidad y para la sociedad. También son importantes para el profesionalismo,
para la entrega a la sagrada tarea que es el trabajo del médico[lxxii]. Seamos médicos, pues. Ejerzamos como tales;
somos necesarios.
Referencias bibliográficas
[lxxii] Gérvas J. Si un médico ejerce de médico puede parecer un dios. https://www.actasanitaria.com/si-un-medico-ejerce-de-medico-puede-parecer-un-dios/
[i] ¿Cómo define la OMS la salud? https://www.who.int/es/about/who-we-are/frequently-asked-questions
[ii] Smith R. Trying to redefine health. https://blogs.bmj.com/bmj/2009/12/14/richard-smith-trying-to-redefine-health/
[iii] OMS. Del dicho al hecho: el reto de la salud
para todos 2019. https://www.who.int/es/news-room/events/detail/2019/05/19/default-calendar/walk-the-talk-the-health-for-all-challenge-2019
[iv] OPS. Informe anual del Director. Avance hacia
la salud universal basada en la atención primaria de salud. https://www.paho.org/annual-report-of-the-director-2018/es/parte-2-avance-hacia-salud-universal-basada-atencion-primaria-salud/
[v] Heath I. In defence of a National Sickness
Service. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1764107/
[vi] Starfield
B, Gérvas J. Prevención de la población al paciente y viceversa. ¿Es la
prevención una función de la atención primaria? http://equipocesca.org/prevencion-de-la-poblacion-al-paciente-y-viceversa-es-la-prevencion-una-funcion-de-la-atencion-primaria/
[vii] Gérvas J et al. Is clinical prevention better
than cure? http://equipocesca.org/is-clinical-prevention-better-than-cure/
[viii] Heath I. Prevention in the medical encounter. https://docs.google.com/document/d/1F9DLqvzbYoelni-IH7sbfx4Wcqmd8UQgS5xiHxsS3Pg/edit?pli=1
[ix] Gérvas. Prevención: 10 principios en
prevención. 10 (1). https://www.actasanitaria.com/prevencion-10-principios-en-prevencion-10-1/
[x] Tesser C et al. Applying the precautionary
principle to breast cancer screening: implications to public health. http://cadernos.ensp.fiocruz.br/csp/public_site/arquivo/1678-4464-csp-35-07-e00048319.pdf
[xi] Gérvas. Prevención: 10 principios en
prevención 10. http://equipocesca.org/prevencion-10-principios-en-prevencion-10/
[xii] Gérvas J, Pérez-Fernández M. Sano y salvo. Y
libre de intervenciones médicas innecesarias. Barcelona: Libros El Lince; 2013.
http://www.linceediciones.com/es/libro/sano-y-salvo/
[xiii] Sen A. Perception versus observation. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1122815/
[xiv] Illich I. La obsesión por la salud perfecta, un
factor patógeno predominante. http://www.taichichuaneskola.com/pdf/la_obsesion_por_la_salud_perfecta.pdf
[xv] Heath I. Role of fear in overdiagnosis and
overtreatment. https://www.bmj.com/content/349/bmj.g6123
[xvi] Skrabanek P. La muerte de la medicina con
rostro humano. https://es.sott.net/article/42338-La-muerte-de-la-medicina-con-rostro-humano-la-salud-como-negocio
[xvii] Miguel F. Factores de riesgo: una nada
inocente ambigüedad en el corazón de la medicina actual. https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-factores-riesgo-una-nada-inocente-14974
[xviii] Novoa A. Esbozos de complejidad (4): Diez
conclusiones contrafácticas y una reflexión desesperada sobre factores de riesgo.
http://www.nogracias.eu/2019/02/14/repite-conmigo-los-factores-de-riesgo-no-causan-enfermedades-truco-para-evitar-deslices-por-abel-novoa/
[xix] Starfield B et al. The concept of prevention: a
good idea gone astray? http://equipocesca.org/the-concept-of-prevention-a-good-idea-gone-astray/
[xx] Gérvas J. Si tener en cuenta la espiritualidad
del paciente es medicina alternativa, ésta debería ser central en la medicina
científica. https://www.actasanitaria.com/si-tener-en-cuenta-la-espiritualidad-del-paciente-es-medicina-alternativa-esta-deberia-ser-central-en-la-medicina-cientifica/
[xxi] Márquez S, Meneu R. La medicalización de la
vida y sus protagonistas. http://revistadefilosofia.com/4Lamedicalizacion.pdf
[xxii] Luis
David Castiel y Carlos Álvarez Dardet. La salud persecutoria. http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-89102007000300019
[xxiii] Illich I. Némesis médica. La expropiación
de la salud. https://www.ivanillich.org.mx/Nemesis.pdf
[xxiv] Gérvas J, Pérez-Fernández M. La
expropiación de la salud. http://www.linceediciones.com/es/libro/la-expropiacion-la-salud/
[xxv] Shewmon D. The dead donor rule: lessons
from linguistics? https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15497227
[xxvi] Youngner SJ. Talking about death is not
the same as communicating about death. https://jme.bmj.com/content/41/4/303
[xxvii] Gérvas J. Contraseñas del buen médico. https://www.actasanitaria.com/contrasenas-del-buen-medico/
[xxviii] Berenson RA, Kaye DR. Grading a physician's
value — The misapplication of performance measurement. https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMp1312287
[xxix] Rosenberg CE. The Tyranny of Diagnosis:
Specific Entities and Individual Experience. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2690110/
[xxx] Gérvas J, Pérez-Fernández M. Aventuras y
desventuras de los navegantes solitarios en el Mar de la Incertidumbre. https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-aventuras-desventuras-los-navegantes-solitarios-13071916
[xxxi] Franks P et al. Gatekeeping revisited.
Protecting patients from overtreatment. https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJM199208063270613
[xxxii] Gérvas J et al. Longitudinalidad,
prestigio, buena reputación (social y profesional) y medicina general/de
familia. Aspectos clínicos y de salud pública. Informe SESPAS 2012. http://www.gacetasanitaria.org/es-longitudinalidad-prestigio-buena-reputacion-social-articulo-S0213911111003360
[xxxiii] FoCAP. Los beneficios de la
longitudinalidad y de la continuidad. https://focap.files.wordpress.com/2019/01/los-beneficios-de-la-longitudinalidad.pdf
[xxxiv] Gérvas J, Pérez-Fernández M. El fundamento
científico de la función de filtro del médico general. http://www.scielo.br/pdf/%0D/rbepid/v8n2/13.pdf
[xxxv] Ortún V, Gérvas J. Fundamentos y
eficiencia de la atención médica primaria. http://equipocesca.org/fundamentos-y-eficiencia-de-la-atencion-medica-primaria/
[xxxvi] Fijten GH et al. Occurrence and clinical
significance of overt blood loss per rectum in the general population and in
medical practice. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1238932/
[xxxvii] Gérvas J. El cabás y el profesional
sanitario. Cuatro maletines que definen el trabajo. https://www.elsevier.es/es-revista-gaceta-medica-bilbao-316-articulo-el-cabas-el-profesional-sanitario--S0304485812000418
[xxxviii] Suleng K. Alerta, pregunta incómoda: ¿está
fracasando la medicina? https://elpais.com/elpais/2016/08/31/buenavida/1472648769_377736.html
[xxxix] Novoa A. En busca de la relevancia en el
conocimiento médico: de la pirámide de la evidencia al pluralismo evidencial. http://www.nogracias.org/2019/08/16/en-busca-de-la-relevancia-en-el-conocimiento-medico-de-la-piramide-de-la-evidencia-al-pluralismo-evidencial-por-abel-novoa/
[xl] Birnbaum S. CT scanning: too much of a good
thing. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1867909/
[xli] Doody MM et al. Breast cancer mortality after
diagnostic radiography: findings from the U.S. Scoliosis Cohort Study. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10954636
[xlii] Krogsbøll LT et al. General health checks for
reducing illness and mortality. https://www.cochrane.org/CD009009/EPOC_general-health-checks-reducing-illness-and-mortality
[xliii] Pérez-Fernández M, Gérvas J. El efecto
cascada: implicaciones clínicas, epidemiológicas y éticas. http://equipocesca.org/el-efecto-cascada-implicaciones-clinicas-epidemiologicas-y-eticas/
[xliv] Mignogna MD, Fedele S. Oral cancer
screening: 5 minutes to save a life. https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(05)66635-4/fulltext
[xlv] Ioannidis J.
The Challenge of Reforming Nutritional Epidemiologic Research. https://jamanetwork.com/journals/jama/article-abstract/2698337
[xlvi] Gérvas J. No os midáis el colesterol,
sed felices. http://www.nogracias.eu/2014/08/07/os-midais-el-colesterol-sed-felices/
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[xlviii] Saquib N et al. Does screening for disease
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[xlix] Prasad V et al. Why cancer screening has
never been shown to “save lives”—and what we can do about it. https://www.bmj.com/content/352/bmj.h6080
[l] Ortiz A, Ibañez V. Iatrogenia y prevención
cuaternaria en salud mental. http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57272011000600002
[li] Fildes A et al. Probability of an Obese Person Attaining Normal BodyWeight: Cohort Study Using Electronic Health Records. https://ajph.aphapublications.org/doi/pdf/10.2105/AJPH.2015.302773
[li] Fildes A et al. Probability of an Obese Person Attaining Normal BodyWeight: Cohort Study Using Electronic Health Records. https://ajph.aphapublications.org/doi/pdf/10.2105/AJPH.2015.302773
[lii] Gérvas J. «Mi ginecólogo». Pero, ¿por qué
tener un ginecólogo, si la revisión anual es inútil? https://www.actasanitaria.com/mi-ginecologo-pero-por-que-tener-un-ginecologo-si-la-revision-anual-es-inutil/
[liii] Gérvas J, Pérez-Fernández M. El
encarnizamiento médico con las mujeres. 50 intervenciones sanitarias excesivas
y cómo evitarlas. http://www.linceediciones.com/es/libro/encarnizamiento-medico-las-mujeres/
[liv] Gérvas J. Promoción de la salud. La sexual
como ejemplo.
https://www.actasanitaria.com/promocion-de-la-salud-la-sexual-como-ejemplo/
[lv] Bravo R. Una sencilla manera de comunicar los
objetivos del tratamiento a pacientes con diabetes (y a algunos médicos y
enfermeras). https://rafabravo.blog/2014/05/09/una-sencilla-manera-de-comunicar-los-objetivos-del-tratamiento-al-pacientes-con-diabetes-y-a-algunos-medicos-y-enfermeras/
[lvi] Gérvas J. La dignidad del trabajo clínico
existe allí donde ejerce un médico cercano, científico y humano. http://equipocesca.org/la-dignidad-del-trabajo-clinico-existe-alli-donde-ejerce-un-medico-cercano-cientifico-y-humano/
[lvii] Kahn MW. Etiquette-Based Medicine. https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMp0801863
[lviii] Gérvas J et al. Consultas sagradas:
serenidad en el apresuramiento. https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-consultas-sagradas-serenidad-el-apresuramiento-S0212656708000097
[lix] Gérvas J et al. Crying patients in
general/family practice: incidence, reasons for encounter and health problems. http://equipocesca.org/crying-patients-in-generalfamily-practice-incidence-reasons-for-encounter-and-health-problems/
[lx] Gérvas J. Loa a la solidaridad. https://www.actasanitaria.com/loa-a-la-solidaridad/
[lxi] La Ley de Cuidados Inversos. https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_cuidados_inversos
[lxii] García-Altés A, Ortún V. Funcionamiento del
ascensor social en España y posibles mejoras. Informe SESPAS 2014 http://gacetasanitaria.org/es-funcionamiento-del-ascensor-social-espana-articulo-S0213911114000934
[lxiii] Gérvas J. Oportunidades clínicas para compensar el
impacto de las diferencias sociales en salud. http://equipocesca.org/oportunidades-clinicas-para-compensar-el-impacto-de-las-diferencias-sociales-en-salud/
[lxiv] Ruiz-Moral R et al. ¿Bienvenido y hasta
luego u hola y adiós?: conductas comunicativas de los médicos residentes en los
momentos iniciales y finales de las consultas. https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-bienvenido-hasta-luego-u-hola-13082485
[lxv] Langewitz W et al. Spontaneous talking time at
start of consultation in outpatient clinic: cohort study. https://www.bmj.com/content/325/7366/682
[lxvi] Galasiński D. Language and psychiatry.
http://www.thelancet.com/journals/lanpsy/article/PIIS2215-0366(18)30040-3/fulltext
[lxvii] Gérvas J. Los médicos saben hablar, pero
no escuchar. https://www.actasanitaria.com/los-medicos-saben-hablar-pero-no-escuchar/
[lxviii] Gérvas J. Tríptico. http://equipocesca.org/informacion-al-paciente-sobre-su-medico/
[lxix] Gérvas J. Perdedores de largo recorrido.
https://www.actasanitaria.com/perdedores-de-largo-recorrido/
[lxx] González M. Las 30 frases de Margaret Mead más
influyentes. https://laguiafemenina.com/frases-y-reflexiones/frases-margaret-mead
[lxxi] Gérvas J. Enfermedad: ciencia y ficción. http://equipocesca.org/enfermedad-ciencia-y-ficcion/
Juan Gérvas y Mercedes Pérez-Fernández
Equipo CESCA, Madrid, España
@JuanGérvas
NOTA
Este texto sintetiza la charla con los
residentes (posgradistas) del Posgrado de Medicina Familiar y Comunitaria de la
Universidad Central del Ecuador, en Quito, el 14 de agosto de 2019. Apoyaron la
actividad la Sociedad Ecuatoriana de Medicina Familiar y la Universidad Central
del Ecuador. Si hubiere errores o equivocaciones son de
los firmantes que han comprobado con esmero cada cita y dato. Se podrá notar la
excesiva auto-cita, justificada por ser una charla basada en nuestros propios
trabajos. Estamos abiertos a recibir comentarios,
críticas y sugerencias de los lectores, así como preguntas y solicitudes de bibliografía
ampliada sobre todo lo tratado.
Mercedes Pérez-Fernández es Licenciada en
Medicina, está jubilada de la práctica clínica como médica general en el
Sistema Nacional de Salud de España (1974-2010), es Especialista en Medicina
Interna y es coordinadora del Comité de Ética de la Red Española de Atención
Primaria (desde 1990 hasta el presente).
Juan Gérvas es Doctor en Medicina (MD, PhD),
está jubilado de la práctica clínica como médico general en el Sistema Nacional
de Salud de España (1974-2010), es Profesor Visitante de Salud Internacional,
Escuela Nacional de Sanidad, Madrid, España (desde 2004 hasta el presente), es
Miembro del Comité de Vacunas de la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS)
(desde 2012 hasta el presente), es Miembro del grupo de expertos
internacionales independientes para asesorar gratuitamente a periodistas sobre
cuestiones sanitarias y de salud Health News Review (desde 2017 hasta el
presente) y fue Visiting Professor en el Deparment of Health Policy and
Management de la School of Public
Health, Johns Hopkins University, Baltimore, USA (1991-2003).
Tras la charla disfrutamos de una pambamesa,
tradición ancestral que permite compartir alimentos, para lo que se organizó
una minga por los R-1 y R-3 de Medicina Familiar.
Ney Loor, estudiante de Ciencias de la Salud,
y del grupo Batallón JJ, amenizó la velada de forma que pudimos bailar. A todos
ellos, nuestro agradecimiento.
Dedicamos este texto a los posgradistas del
Posgrado de Medicina Familiar y Comunitaria de la Universidad Central del
Ecuador y a quienes dirigen el mismo, así como al Decano de la Facultad de
Ciencias Médicas, Dr. Ramiro Estrella, que inauguró la charla.
Las preguntas de posgradistas y profesores, y
su presencia, sacaron lo mejor de nosotros mismos.
Profesores del Posgrado:
Dra. Glenda Guayasamin, Coordinadora del
Posgrado UCE. Dr. Juan Carlos Cazar, Director de Escuela de Medicina. Dr. José
Eras, Dra. Sandra Aguirre, Dr. Xavier Maldonado y Dra. Sofía Cañadas, Tutores
Comunitarios y Docentes.
Posgradistas: ALVARADO TUSO ANA BEATRIZ,
ALDAS BAYAS PATRICIO XAVIER, ARGOTI ENRIQUEZ DIEGO ROBERTO, ASIMBAYA QUINGA
JORGE, BAPTISTA BOSCAN KAROL PATRICIA, BARRETO TAMAY OLGA ELIZABETH, CAGUANA
VERGARA JENNY LORENA, CASA TOAQUIZA BLANCA MARIBEL, CUEVA ZURITA NILDA GABRIELA,
DUFFEY CASTILLO DORIS ELIANA, ESCOBAR BAUTISTA ABRAHAN RODRIGO, FLORES
FERNANDEZ ANDREA GEOVANNA, GAIBOR BRAGANZA MARÍA BELEN, GALAN LOPEZ CAROLA DE
LOURDES, GARCIA REZABALA DAVID, GUERRA ESCOBAR JENNY GISSELA, GUERRERO SOLIS
GABRIELA, LUNA DELGADO MARIEN JANINA, MACAS MACHADO CARLA NATALIA, MOREIRA MERA
SCHUBERTH, MUÑOZ MOREIRA GALO EDISON, OCHOA TORRES PAOLA FERNANDA, ONOFRE RUIZ
PAUL FERNANDO, PACA AJITIMBAY MARIA CONCHITA, PEREZ ORTIZ JADIRA ALEXANDRA.
PUENTE GALEAS LUCÍA FABIOLA, QUINTERO KLINGER FLORINDA, QUIROZ GILER MARGARITA
SALOME, RODRIGUEZ MOYA MARIA GABRIELA, RODRIGUEZ ULCUANGO LAURA ALEXANDRA,
SALAZAR MEJIA VALERIA, SANDOVAL VILLEGAS PAULINA JEANNETH, SILVA SALAZAR
GREGORIO, VINICIO TAPIA DIAZ ALEXIS ROBERTO, TERAN GARRIDO ANA CECILIA, TOAPANTA
VALDIVIEZO KARINA, TORRES MIRANDA NORMA SUSANA, TUTILLO MATABAY ANGELICA,
VALENCIA JIMÉNEZ GABRIELA, VARGAS REYES ANA CRISTINA, VELIN FLORES MARIA
CRISTINA, VINCES GUAMAN CARLOS ANDRES, ZAMBRANO ALVAREZ JEANNETH ANDREA y
ZURITA ALMEIDA MARIA DOLORES.
R-1 y R-3 que se hicieron cargo de la
pambamesa:
XAVIER GUAMAN, MICHELLA PAZ, MARIANA
PASTO, JUAN CACUANGO, JHONNY
CALAHORRANO, MERCEDES SOLORZANO, GABRIELA ALBAN, ELIZABETH BRAVO, PILAR
GUILLEN, LORENA LAHUASI, SORAYA VITERI, JOHANNA SIGUENCIA, GREASE MUÑOZ, DAISY
AQUINO, SULAY AQUINO, PAOLA HEREDIA, CARMEN CALERO, VERONICA ALLAN, MAGALY
MORETA, PAOLA PEREZ, EDISON RUANO, CARLOS HUILCATANDO, VERONICA RIVADENEIRA,
ISAMEL VELEZ, LUCY RIVERA, MIRIAM RIVERA, DANNI VILLADAREZ, MARLENE YANQUI,
VERONICA ALBAN, ANDREA SUAREZ, MAURA MOLINA, ALEJANDRO VELASTEGUI, YOLANDA
CACHAGO, CHRISTIAN ESPIN, SANTIAGO MARIN, HARRY PARRALES, EVELYN SARAUZ,
TATIANA SUQUILLO, MERCEDES POZO, PAULINA MARTINEZ, PAOLA YACELGA, JAQUELINE
MENDEZ, GLADYS CEPEDA, ANDREA VARELA, ISMAEL ÑACATO, NADIA PACHACAMA, GERANIA
MARTINEZ, WENDY ACOSTA, CLARAINES CORTEZ GABRIELA ACOSTA TATIANA PADILLA KARLA
CORREA MARCO PEREZ, XAVIER MONROY, MARIA ELENA QUILLUPANGUI, CECIBEL PAREDES,
RUTH MOLINA, ERIKA MORALES, ANDREA HIDALGO, KARLA GONZALEZ, CARLOS RODRIGUEZ,
DIEGO QUITO, GRACIELA TOALOMBO, NEREIDA SUSANA CABEZAS COBA, CUICHAN BAUTISTA,
CARLOS LUIS SILVA BEMOS, WILFRIDO ALADINO, ALARCON TATIANA , AMAGUAYA
SANDRA, ARANDA PATY, GUALAVISI VERONICA, JAYA CARLOS,
GLENDA CARDENAS, XIMENA VELA, KATY HERRERA, DIEGO VELASCO, JUAN CARLOS
GARCIA, ANA MARIA MENDOZA, MARIA CALVOPIÑA, TAMARA CALDERON, ROBERTO MERA,
MARIA TOAPANTA, MARGARITA ANDRANGO, MAYRA RAMIREZ, MAGALI SILVA, DAYSI TIERRA,
WILLIAM VELASCO, ANDREA VARGAS, KATIANA AGUILAR, VERONICA CAZAR, PAOLA CORNEJO,
ELIANA FALCON, ELIZABETH GAIBOR, ESTEFANIA PALACIOS, VERONICA GUADALUPE,
CAROLINA GARCES, LISBETH DIAZ, SILVANA FARINANGO, STEFFANNY CORTEZ, ANABEL
SANCHEZ y GONZALO PEREZ
Muchas gracias Juanes y Mercedes por compartir!
ResponderEliminarexcelente,...quien hubiera estado en Quito,....
En el monasterio de Montserrat, Barcelona, promovido por la monja rebelde T. FORCADES tuvimos una reunión prolongada con JUAN GERVAS y su esposa Mercedes. Tuve la oportunidad de hablar del AGUA DE MAR y el SOL, bases de mi tesis de LA HOJA DE RUTA DE LA SALUD: AGUA DE MAR Y SOL. Ambos facultativos recibieron, además, uno de mis libros. Por ahora, Juan, a quien admiro, no se hizo eco de mis apreciaciones sobre la salud y el ESTILO DE VIDA que promuevo se copie de nuestros hermanos los mamíferos marinos que NO se enferman en altamar... Mas de lo mismo en nuestros cursos y libros
ResponderEliminarMuchas gracias Juan y Mercedes. Lo compartiré con nuestros residentes y tutores. Por ciero ... se os ve sanísimos (guapos y felices) en esa foto. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLástima que en un artículo tan bueno, se cuele tu animadversión por los pediatras ("los pediatras expropian la salud de los niños de forma que estos están sanos sólo tras el examen y revisión por el profesional").No sé cómo te atreves a generalizar y menospreciar a nuestra especialidad una vez más. Isabel Rubio.
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