La Ley de
Cuidados Inversos establece que reciben menos atención médica los pacientes que
más la precisan. Además, esto se cumple con mayor intensidad cuanto más se orienta
a lo privado el sistema sanitario (aquí).
Por eso es clave la existencia de un fuerte sistema sanitario público de
cobertura universal que ayude a disminuir la fuerza con que se cumple la Ley de Cuidados
Inversos.
Solidaridad y equidad
Entre los
humanos, nada más sano que el “hoy por ti y mañana por mí”, lo que se llama
solidaridad y que no es más que una forma refinada de egoísmo inteligente. En
su justa medida, la solidaridad ha llevado a todos los países desarrollados del
mundo a establecer sistemas sanitarios públicos de cobertura universal para 1/
evitar la bancarrota por enfermedad y 2/ asegurar la equidad (atención igual
para los que necesitan lo mismo, y más atención para los que más la precisan) (aquí)
Atención
primaria
El sistema
sanitario público de cobertura universal se organiza en dos niveles básicos:
atención primaria y atención hospitalaria.
La atención
primaria presta servicios continuados y se ocupa de los problemas de salud
frecuentes, de coordinar la atención cuando hay problemas infrecuentes y/o
múltiples problemas simultáneos en un paciente/familia y de llevar los cuidados
tan cerca del paciente como sea posible, incluso al domicilio. Llamamos médico
de cabecera al médico general/de familia que trabaja en atención primaria y
especialista focal al que lo hace en el hospital.
La atención
hospitalaria presta servicios ocasionales para problemas infrecuentes; servicios
muy potentes y eficaces cuando son necesarios, pero dañinos si se emplean sin
necesidad. Una de las funciones básicas en atención primaria es la de mantener a
los pacientes alejados de la atención innecesaria de los especialistas focales,
y de las urgencias hospitalarias (aquí
y aquí).
Más no es
mejor
La atención
médica es muy importante en situaciones concretas, como en un caso de
apendicitis, para el consejo contra el tabaco, con la vacuna contra la
poliomielitis, etc. Sin embargo, la salud de una población depende sólo en el
10% de la atención médica (aquí). Como
he señalado, la atención sanitaria en exceso es peligrosa y puede llegar a
hacer mucho daño como demuestra que los errores médicos se hayan convertido en
la tercera causa de muerte en los Estados Unidos (aquí).
Conviene
recordar que Estados Unidos es el único país del mundo desarrollado en el que
no hay un sistema sanitario público de cobertura universal y que carece de
atención primaria estructurada. Por ello, la atención médica es frecuentemente
fragmentada y excesiva.
Hay un fuerte
movimiento en Estados Unidos, e internacional, que promueve una medicina
juiciosa que “deje de hacer” intervenciones que provocan más daños que
beneficios, el “Choosing Wisely” (elegir prudentemente) (aquí).
Más prevención
de cáncer, más cánceres sin disminución de mortalidad
Por ejemplo,
si se hacen más pruebas preventivas para diagnosticar precozmente distintos
tipos de cáncer lo que se logra es incrementar el número de pacientes
diagnosticados de cáncer sin que disminuya la mortalidad por cáncer. Es decir,
se diagnostican muchos cánceres que, siéndolo, no tienen ninguna importancia ni
nunca matarían. Se llama “sobrediagnóstico” y conlleva tratamientos y
seguimiento de por vida, sin necesidad (aquí).
Se ha demostrado sobrediagnóstico comparando los pacientes diagnosticados con
cáncer en zonas ricas con las zonas pobres de Estados Unidos. Los ricos se
someten a más pruebas de cribado, tipo mamografía y al final acaban con más
diagnósticos de cáncer de mama, próstata, tiroides y melanoma, pero su
mortalidad es casi la misma que la de los pobres (aquí).
Tan malo es el
exceso como el defecto
En algunos
países la cesárea es muy infrecuente, del 1%. Lo esperable es una frecuencia
entre el 15 y el 25%. En España hay clínicas privadas que llegan al 60%. Tan
absurdo es la frecuencia del 1% como la del 60%; lo lógico es una frecuencia
como en el País Vasco, del 15% (aquí).
Tan malo es el exceso de atención en el embarazo y el parto como la falta de
dicha atención. Por la combinación de ambos factores, Estados Unidos es el
único país del mundo desarrollado en que se está incrementando la mortalidad
materna (se ha multiplicado por cuatro) (aquí).
En España
Los trabajos
de autores varios, especialmente de Juan Simó, demuestran que los ricos, con
más años de educación formal, más jóvenes y más sanos van más a los
especialistas focales, y muy poco al médico de cabecera (aquí,
aquí
y aquí).
Si se suman visitas totales a médicos, los ricos van tanto a los médicos como
los pobres, aunque estos padezcan más enfermedades crónicas, tengan menos años
de educación formal y sea más viejos. Lo característico es que los pobres en
España van sobre todo a visitar al médico de cabecera. Los ricos, se deduce, no
tienen médicos de cabecera que les defiendan de los excesos de los
especialistas focales.
Los pobres reciben menos atención médica especializada y preventiva que los ricos
Los pobres son
más “frágiles” que los ricos; lo ricos sobreviven a la atención innecesaria de
los especialistas focales gracias a sus beneficiosas "condiciones" de
vida. En cierta forma, los especialistas "ordeñan" a los ricos para
mantener sus consultas y quirófanos llenos y los someten a todo tipo de
pruebas, tratamientos e intervenciones excesivas e innecesarias. Ya lo hemos
visto con las pruebas de prevención y diagnóstico precoz (cribado) que llevan a
sobrediagnóstico de cáncer. Pero también se ofrecen a los ricos intervenciones
quirúrgicas innecesarias, como operaciones de rodilla para los meniscos rotos y
otras (aquí
y aquí). Los pobres
utilizan menos algunos servicios preventivos que los ricos (aquí)
y eso supone, por ejemplo, que sufran menos sobrediagnóstico de cáncer de mama,
próstata, tiroides y melanoma. También van menos a las revisiones ginecológicas
pero eso es bueno para la salud porque la revisión ginecológica anual es inútil
(aquí). El peligro es que los pobres reciban menos cuidados de los necesarios y más de los innecesarios, lo que puede estar pasando en los EEUU (aquí).
¿Qué pasaría
el día en que los pobres fueran tanto a los especialistas focales como los
ricos?
Paul Farner
hizo notar que “viviendo en Haití me di cuenta de que un error mínimo en un
lugar de poder y privilegios puede tener enormes consecuencias sobre los pobres
de otro lugar” (aquí). Así,
el error por exceso de la atención médica que soportan los ricos puede ser
letal para los pobres. No es que los pobres utilicen en defecto los servicios
de los especialistas focales sino que los ricos los utilizan en exceso, con
daños importantes. El problema de
fondo es el prestigio social de los especialistas focales, "el
concepto" tan arraigado de que los médicos "principales" son los
especialistas focales y que los médicos de cabecera están para los problemas
menores, o para pacientes pobres con poca capacidad de decisión, que es justo
lo que se enseña en muchas facultades de medicina, en el curriculum visible y en el oculto. Por la salud
de los pobres conviene que no copien a los ricos en el uso de especialistas
focales. No resistirían tal intensidad de atención innecesaria.
Juan Gérvas
Médico general jubilado, Equipo CESCA (Madrid, España)
Juan Gérvas
Médico general jubilado, Equipo CESCA (Madrid, España)
Seminario de Innovación en Atención Primaria.
Atención Primaria fuerte para países pobres y ricos.
Lima, Perú,15.08.17
La verdad es que tambien los pobres necesitan tener uso del mejor equipamiento medico... debe ser justo!
ResponderEliminarmuchas gracias este estilo de articulos me encantan!!! sobretodo sobre salud integradora
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