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miércoles, 1 de mayo de 2013

¿Algo nuevo respecto al precio de los medicamentos en España?


No una, ni dos, sino tres entradas se dedican en este blog al análisis del precio y consumo de los medicamentos en España y su comparación con el de los países de nuestro entorno. En ellas se concluye en contra de ese catecismo vigente desde la noche de los tiempos que considera a los españoles una especie devoradora de medicamentos al ser éstos mucho más baratos en nuestro país. Puesto que acríticamente se acepta urbi et orbe que aquí en Hispania son mucho más baratos no puede ser sino esa hambre hispánica devorapastillas la que explique nuestro superior gasto público per cápita en medicamentos comparado con el promedio europeo. Por supuesto, el catecismo vigente no considera relacionado con ello el mayor envejecimiento poblacional español, ni nuestro mucho menor y decreciente durante décadas porcentaje efectivo de copago, el porcentaje creciente de medicamentos aprobados y prescritos de aportación reducida, ni el trasvase de la prescripción privada a la receta pública prevalente desde ¿siempre?, y tampoco el trasvase (desde ¿siempre? hasta la aparición de la prescripción informatizada) de la prescrición en receta verde a la roja, entre otros.

No quiero aburrir, tan sólo difundir nueva información publicada que sitúa el precio de los medicamentos en nuestro país en un puesto muy similar al de los países de nuestro entorno. Esta vez el trabajo procede de la Office of Health Economic (OHE) de Londres. Sus autores, con datos muy recientes (2005-2011), compararon los precios (Precio de Venta del Laboratorio) de los 250 medicamentos responsables de una gran parte del gasto en medicamentos prescritos en atención primaria. Es decir, de la prescripción ambulatoria excluyendo la farmacia hospitalaria. En España, estos medicamentos representaron el 50% del gasto en medicamentos en 2011, un porcentaje entre similiar e idéntico al que representaron en el resto de países estudiados.  

Los autores, británicos, comparan el precio de los demás países con el del Reino Unido (100). Como se aprecia en la tabla, el precio en España es similar al de Italia, Finlandia, Francia y Reino Unido y muy próximo al de Austria y Países Bajos. En plena crisis económica* –recordemos que los datos alcanzan sus cuatro primeros años– con sus consecuentes rebajas de precios y márgenes, nuestros medicamentos (los que se usan, no los que están desde el Jurásico en el vademécum público y no se usan) no puede decirse que sean muchííííííísimo más baratos que los de nuestros vecinos europeos (exceptuada Alemania).

Lo lamentable es que todas las pruebas de que los precios españoles son similares a los europeos tengan que venir de fuera. Que yo sepa, ninguna administración sanitaria, ente académico o profesional en nuestro país ha indagado y publicado al respecto. Tan sólo la OCU en 2006 publicó un informe que también concluyó en contra del catecismo imperante.  Y cuando un médico de cabecera dedica casi un año de su vida a revisar la literatura científica sobre el consumo de medicamentos en España (medido como se debe medir) y su comparación con Europa y lo publica no encuentra pruebas de la existencia generalizada de tal hambre devorapastillas entre los españoles.

Por lo tanto, cuidadín con vocear urbi et orbe el catecismo del "hambre medicamentosa" de los españoles porque “el hambre” a estas alturas de la crisis puede que sea de otro tipo, y el riesgo de que el vocero catequista meta la pata empieza a ser ya considerable. No andaba demasiado equivocado aquel director de la Agencia Española del Medicamento cuando en 2003 presumía de que nuestro sistema sanitario tiene la financiación pública farmacéutica “más generosa del mundo”. Pues bien, hay que darle la razón al Sr. García tras comprobar que entre 2003 y 2010 el 94% del gasto en medicamentos de prescripción en España corre a cargo del presupuesto público, el porcentaje más alto de los países de la OCDE y, probablemente del mundo. Esto no es intrínsecamente bueno ni malo, simplemente es. Más allá del "hambre medicamentosa",  es algo que ayuda a entender por qué nuestro gasto farmacéutico ambulatorio per cápita destaca sobre el promedio europeo. Nada es gratis y la generosidad, como vemos, tiene un coste. Ser generoso con dinero público tiene eso… que es bueno para presumir... pero, naturalmente,... luego hay que pagarlo.




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* No me resisto a recomendar este documento sobre la crisis económica cuyos autores son Luis Ángel Oteo y José Ramón Repullo, tutulado:   Europa y España: Crisis Económica y Proyecciones.

3 comentarios:

  1. Hola Juan: conozco tus análisis al respecto y me parecen una referencia insoslayable a la hora de valuar nuestro consumo de medicamentos mediante indicadores indirectos como es el gasto per cápita y más directos como los de tu artículo en Aten. Prim. que aparece en el texto. Algunas de las explicaciones que señalas para el elevado gasto público en medicamentos ambulatorios son perfectamente posibles y seguro que están contribuyendo a ello. Sin embargo, en las estadísticas comparadas, además del gasto público se contempla el gasto total (público y privado) y España sigue destacando. Este indicador equilibraría los sesgos que podrían introducir las anomalías que señalas: bajo co-pago, el trasvase de verdes a rojas y de privadas a públicas y los ajustes por precio. ¿Es correcta esta interpretación?. Un abrazo y gracias por tu curre

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    1. Hola Abel, gracias por el comentario que me da pie a intentar aclarar algunas cosas.
      En el farmacéutico total per cápita destacamos mucho menos. De hecho, durante muchos años hemos estado bastante por debajo de la media europea en el gasto farmacéutico total per cápita hasta los primeros años 2000.
      Figura 1 de esta entrada:
      http://saluddineroy.blogspot.com.es/2012/06/medicamentos-en-espana-la-cola-en.html

      A partir de los primeros años de los 2000 nuestro gasto farmacéutico privado per cápita subió (no lo puedo o no lo sé demostrar pero la entrada del euro creo que tuvo que ver) lo que contribuyó a que el gasto farmacéutico total per cápita superara el promedio europeo con claridad a partir de 2003. Es decir, el gasto privado per cápita en fármacos en España, no sólo subió a primeros de los 2000 por un mayor consumo sino también por elevación de precios (no lo puedo demostrar, sólo lo intuyo).

      Pero el nudo de la cuestión del gasto farmacéutico privado español es averiguar qué lo compone. Cuando nos fijamos únicamente en el gasto privado debido a fármacos de prescripción (los que precisan receta) entonces nos hundimos y nos colocamos muy por debajo de la media europea (alrededor del 35% de la media entre 2003 y 2010).
      Figura 2 de esta entrada
      http://saluddineroy.blogspot.com.es/2013/04/espana-el-pais-con-el-mayor-porcentaje.html

      ¿Qué puede indicar esto? Pues que lo que la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) considera como gasto farmacéutico todo (o casi todo) aquello que los hogares encuestados compran en la farmacia. La EPF es la que determina el gasto privado farmacéutico español cuyos datos España manda a la OCDE. Y claro, las farmacias españolas empiezan (muchas, claro, no todas) a parecerse a supermercados. De este modo, por ejemplo, en 2010 (según la OCDE) el gasto farmacéutico privado español per cápita en medicamentos de prescripción fue de 27,5 € y el farmacéutico privado total (prescripción+no prescripción) fue de 155 €. Ese mismo año, el promedio europeo para estos mismos conceptos fue de 98 € (prescripción) y 189 € (total=prescripción+no prescripción). Es decir, el gasto privado per cápita en medicamentos de prescripción en España representaba en 2010 el 17,7% del gasto farmacéutico privado total, mientras que el promedio europeo (incluida España) fue del 51,8%. ¿Qué indica esto? Pues lo que sugería antes, que la EPF considera gasto farmacéutico todo (o casi todo) lo que en el hogar encuestado se compra en una farmacia, aunque sean leches de bebe lactante. Acuérdate del típico “de venta exclusiva en farmacias”, cansino eslogan repetido hasta la saciedad, antes más que ahora, en determinados anuncios (televisivos o no) que parecía otorgar un plus de calidad al producto que únicamente se podía comprar en farmacias (y que obviamente no se refería a medicamentos de prescripción).

      No sé si esto aclara o todavía lía más la cuestión, pero yo lo tengo clarísimo: destacamos en gasto farmacéutico público per cápita porque apenas ha habido copago durante las últimas décadas. Y destacamos mucho más desde mediados los años 90 porque a lo anterior se le añadió que los precios empezaron a ser prácticamente superponibles a los de los países de nuestro entorno (y ahora ya lo son). No es despreciable la contribución del parche anti-inequidad (dirigido a activos del SNS y a activos y pensionistas mutualistas) de la aportación reducida (creciente tanto en proporción de medicamentos autorizados como prescritos). Y el círculo se cierra si a eso añades el hecho del trasvase (desde siempre hasta hoy) de prescripción privada a receta roja o verde (según proceda), o el trasvase de prescripción de la receta roja a la verde (desde 1979 hasta la instauración completa de la prescripción informatizada).

      Un abrazo,
      Juan

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    2. Gracias Juan. Lo que queda claro, en todo caso, es lo poco claro que está el asunto. Es lamentable que tu esfuerzo personal sea el único que nos permite analizar una partida de gasto tan relevante y no haya nada oficial que aporte más luz a los interrogantes que aportas. Creo que tu visión ayuda a equilibrar, sin duda, la imagen de hiperconsumistas/hiperperscriptores que aparece en las figuras menos matizadas. Es posible que nuestro país esté, por tanto, en la media del hiperconsumo/hipergasto generalizado en medicamentos de todos los sistemas sanitarios del mundo. No peor pero igual de mal (claro, sin ajustar por morbilidad que, por ejemplo, con los bifosfonatos, vuelve a dejarnos regular). Mucho por analizar y reflexionar. Y no parece casualidad que, en España, este análisis falte, de una manera tan clamorosa, desde instancias oficiales o académicas. Un abrazo

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