El banco de inversión Goldman Sachs ha desatado un debate sobre la rentabilidad para las empresas farmacéuticas de curar o no las enfermedades. Goldman Sachs se refiere al sector de la biotecnología, especialmente aquellas empresas involucradas en la terapia génica, pero podría extenderse a toda la industria farmacéutica. En su informe, el banco se pregunta: “¿la curación de los pacientes es un modelo comercial sostenible?”
Así lo refiere la noticia adjunta de Redacción Médica del pasado 16 de abril (aquí) que comentaba otra de la CNBC publicada cinco días antes (aquí) referida al informe “The Genome Revolution” de la analista Salveen Richter, vicepresidenta de la división de investigación de Goldman Sachs (aquí). En él se dice "Si bien esta propuesta tiene un enorme valor
para los pacientes y la sociedad, podría representar un desafío para los
desarrolladores de medicina genómica que buscan un flujo de efectivo sostenido".
Y pone como ejemplo lo ocurrido con Gilead
Sciences, la farmacéutica que comercializó el fármaco sofosbuvir para la hepatitis C, curativo de la enfermedad en más
del 95% de los casos. Las ventas de esta multinacional en EEUU alcanzaron en
2015 los 12.500 millones de dólares. Pero el éxito de un tratamiento tan eficaz
ha agotado gradualmente el número de pacientes tratables. Así, a medida
que se han curado más pacientes, hay menos capaces de transmitir la enfermedad,
menos candidatos al tratamiento existen y las ventas gradualmente bajan y este
año se reducirán un 75% respecto de 2015.
Así "castigan"
los mercados a una empresa que proporciona un medicamento que realmente cura
una enfermedad que puede matar. Un “castigo” ejemplar cuando sus acciones se
desplomaron en Wall Street al anunciar que bajaría el precio a aquellos países
que consideraran al fármaco opción preferente en la terapia de la enfermedad (aquí). Ahora se entiende mejor que los
mercados "premien" a las empresas que fabrican fármacos para el
cáncer. Fármacos que en general "curan" muchísimo menos que
sofosbuvir pero con un precio desproporcionado al beneficio que ofrecen (aquí) y que pone en riesgo el acceso a
los mismos incluso en los países desarrollados (aquí). La cuestión es que las
farmacéuticas que los fabrican se han visto muy favorecidas al duplicar el
precio de dichos medicamentos durante la última década (aquí). Es el negocio de especular con el
cáncer (aquí).
La idea de
que para la industria farmacéutica es menos rentable curar enfermedades que
tratar sus síntomas no es nueva. Richard Roberts, premio Nobel de Medicina en
1993 por sus investigaciones sobre el ADN, ya lo señaló en una entrevista hace
10 años: “A las farmacéuticas no les
interesa buscar la curación” (aquí). Germán Velásquez, que trabajó
durante más de 20 años en la OMS, lo indicó en un artículo en 2012: "productos que curan el paciente, matan el
mercado" y "el paciente sin
cura, será consumidor permanente" (aquí) y lo repitió en una entrevista en
2015 "El 80% de los fármacos sólo
tratan, en vez de curar, para ser rentables para la industria" (aquí). Más recientemente, han insistido
en la cuestión autores de prestigio como Ben Goldacre (aquí) y Peter Gøtzsche (aquí).
Pero claro, a nadie extraña que esta idea la defienda una panda de
radicales, como algunos piensan respecto de estos autores. La novedad es que
ahora quien lo dice es el Poder del
Dinero, el cual emite un claro aviso a navegantes. Goldman Sach no es
cualquier banco. Para algunos es el banco que gobierna el mundo (aquí), poco sospechoso pues
de pertenecer a un club de radicales conspiranoicos.
La industria farmacéutica, tercer sector de la economía mundial tras la
industria del armamento y el narcotráfico, ejerce un gran poder de influencia
en el mundo (aquí, aquí, aquí, y aquí). El poder desmesurado
de influencia de este lobby quedó claro en 2009 con la gripe A (aquí). Por otro lado, la
evidencia en medicina es cada vez menos evidente, especialmente aquella que
procede de la investigación patrocinada por esta industria (aquí y aquí). Es lo que hace
más de una década Montori y Guyatt llamaron la corrupción de la evidencia (aquí) y lo que, más
recientemente, Ioannidis identifica como el secuestro de la medicina basada en
la evidencia (aquí, aquí y aquí).
Como dice Abel Novoa (aquí), los médicos empezamos
a ser como curas que dejan de creer en Dios. Así, cada vez que prescribimos un
nuevo fármaco nos preguntamos si los ensayos clínicos que demostraron su eficacia
fueron diseñados para obtener resultados positivos, o si en la síntesis de
evidencias utilizada para las guías de práctica clínica se consideró la
posibilidad de estudios no publicados con resultados negativos o si,
directamente, se manipularon datos o resultados. Trampas como estas (aquí y aquí), o peores (aquí), se han atribuido a la
industria farmacéutica en los últimos años.
Por lo tanto, tras este cristalino aviso a navegantes por parte del banco
que dirige el mundo, los Estados y sus Gobiernos tendrán que procurar otro tipo
de relación con la industria farmacéutica como explica Fernando Lamata (aquí y aquí). Algo hay que hacer o,
parafraseando a Castelao, nos mearán encima y con su evidencia nos dirán que
llueve.
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Versión Diario de Navarra (aquí)
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Versión Diario de Navarra (aquí)
Abundando en el mismo tema:
Estimado Juan: un análisis excelente y muy bien documentado. Felicidades. También en otros sectores se producen estos sesgos y perversiones generados por el mercado, entre otras las centradas en la caducidad programada de los aparatos de uso habitual, desde los electrodomésticos a los ordenadores y los automóviles. El propio ser humano tiene una fecha de caducidad aunque sea desconocida en el calendario. La Medicina actual, con o sin medicamentos, cura poco y, sobre todo, ataca algunos de los riesgos y manifestaciones de las enfermedades crónicas y esto, desgraciadamente, seguirá siendo así hasta que el mercado no encuentre rentabilidades superiores o, al menos, similares a las actuales en los abordajes de los determinantes de salud.
ResponderEliminarSin lugar a dudas el mercado /los mercados son los mejores depredadores de igualdad que dispone el capitalismo puro ... De ahí que los Estados, las sociedades, tengan que introducir factores correctores para aminorar las perversidades de los mercados...
ResponderEliminarEl modelo de sociedad, dentro del marco de capitalismo, es el reto en el que estamos inmersos...
Excelente trabajo. Ver la influencia de las compañías farmacéuticas sustentadas (muy bien sustentada mejor dicho) con hechos y números da razón a la sospecha de muchos médicos que respeto mucho. Las campañas de influencia son brutales por lo visto a todos los niveles y por si no basta las modas también las impone alguien (como ha dicho Randy Schekman ganador del Nobel de medicina en 2013) . Por suerte en las consultas todos somos libres.
ResponderEliminarHola Buenos días
EliminarUn artículo imprescindible, y muy bien documentado sobre lo que está pasando con la medicina actual. En España, las multinacionales farmacéuticas y sus empresas asociadas se han hecho con el conocimiento médico y han convertido a los médicos en peones a su servicio. No disponemos ni de posibilidad de explotar los datos para rebatir "el pensamiento único" sobre fármacos y tecnologías. Es como una vuelta al medievo, con toda la información a buen recaudo en las bibliotecas de los monasterios, inaccesible para el resto de la población.
Vivimos en la angustia y el escepticismo, dudando continuamente sobre las consecuencias de nuestras decisiones sobre los pacientes. Las Guías de Práctica Clínica en nuestros Servicios de Salud están patrocinadas por la industria, así como los ensayos clínicos y la docencia, incluyendo la pre-graduada, con cátedras en las universidades públicas vinculadas a la gran Farma, mientras nuestros pacientes son diagnosticados y tratados sin necesidad, con graves efectos secundarios (cáncer de tiroides, cáncer de próstata, cáncer de mama...) Se están disparando graves enfermedades neurológicas, como las Demencias o la Esclerosis Múltiple. Una de las explicaciones es la falta de vitamina D, pero en vez de disminuir la protección solar les recetan vitamina D, se están disparando la Infecciones resistentes a los AB, pero en vez de implantar medidas para mejorar su uso las farmacéuticas lo fían a nuevos fármacos antirresistenmcias. Mientras tanto, nuestros hospitales se llenan de pacientes gravemente afectados por la pseudociencia reinante y por la desconfianza en el Sistema. Nuestro SNS se ha convertido, por sus caractarísticas (prácticamente universal, datos informatizados y centralizados...) en el banco de pruebas de la industria, por eso es donde, en proporción, se hacen más ensayos clínicos sin control a nuestra población, más sobrediagnósticos y más abuso de fármacos y tecnologías...con la consiguiente ineficiencia en el gasto. Creo que es el momento de unirnos (Epidemiólogos, Profesionales Sanitarios, Investigadores...) y dar un golpe en la mesa, por nuestros pacientes y por nuestro futuro.
Luisa Lores