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sábado, 9 de marzo de 2013

Ricos de solemnidad y acaudalados pobres sin papeles expulsados del paraíso sanitario universal

Con lo legislado en el ámbito económico, algunos afirman que el mayor paraíso fiscal en España es la propia España. Y si nuestros políticos persisten en la linea legislativa que desarrollan en el ámbito sanitario acabaremos afirmando que el mejor sistema sanitario en España es... el español. El otrora septimo mejor sistema sanitario del mundo, ese que ahora expulsa de sus entrañas protectoras a ricos de solemnidad y acaudalados pobres sin papeles, ese que hasta hace poco era considerado universal (de facto pero no de iure), de seguir como vamos, acabará siendo sólo el mejor sistema sanitario de España. Asombrando al orbe, España se autosupera y consolida una desuniversalización de iure de su sanidad pública y expulsa de su tuéteno protector a los que no mantienen relación con la Seguridad Social... aunque paguen impuestos.

¿Y para qué sirven los impuestos? Interesante pregunta. Pues en España sirven, sobre todo, para evadirlos, sumergirlos y para corromper. Pero con lo que queda tras la evasion, la sumersión y la corrupción se financia por completo, entre otras cosas, eso que conocemos como sanidad pública. Esa de la que se expulsa ahora a ricos de solemnidad y pobres acaudalados sin papeles que no mantienen lúbrica relación con la Seguridad Social por más o menos impuestos que paguen.

Por cierto, esos impuestos también financian, como se verá en una próxima entrada, parte de la sanidad privada: coste fiscal de la desgravación de seguros médicos, coste fiscal de las deducciones del impuesto de sociedades a empresas colaboradoras de la Seguridad Social (entre 1966 y 2009) y coste en conciertos con las aseguradoras que atienden a los mutualistas de Muface y compañía, por poner tres ejemplos considerables. Por no hablar del coste de la atención sanitaria (privada of course) de los periodistas de la Asociación de la Prensa pagada también con dinero público.

Dicho esto, uno ya no sabe si reir de tristeza, pues llorar de alegría no puede, por la vergüenza producida por algunas decisiones del ministerio de sanidad, causante de esta involución del sistema, cuya responsable tan claramente desconoce de lo que habla al tiempo que por cinismo (o por ignorancia) afirma haber llevado la universalización de la sanidad pública "hasta el final". Quizá quiso decir "hacia su final". Y quizá dentro de unos años afirme no haber tenido que ver con haber llevado la universalización del sistema hacia su final, como ahora afirma no tener nada que ver con quien pagó la fiesta de la comunión de su hijo.
 
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Nota. Sobre las posibles vías de universalización efectiva y de iure de nuestra sanidad pública convendría que la ministra Mato consultara:

  • El volumen extraordinario de la Revista Derecho y Salud. 2007; 15 (Extraordinario Foro SESPAS-AJS.), titulado "CIUDADANÍA SANITARIA". Disponible en: http://www.ajs.es/descarga/attach/284


Reseña en Médicos y Pacientes

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