
La situación actual de deterioro, agotamiento y debilitamiento de la atención primaria española tiene una causa latente, poco manifiesta, de la que deriva una patente infrafinanciación relativa. Muchos piensan que la primera causa, origen directo de esta situación, es la progresiva menor inversión recibida por la atención primaria desde su reforma en 1984 comparada con el hospital. Esa mayor inversión en el hospital muchos la atribuyen a su mayor dotación tecnológica. Sin embargo, los datos muestran que la inversión en personal ha sido mucho mayor en el hospital que en primaria. Por ejemplo, entre 2004 y 2020, el número de médicos y enfermeras aumentó el doble en el hospital que en los centros de salud. Como remate, durante lo peor de la crisis de 2008 se recortó mucho más el presupuesto de primaria que el hospitalario, incluido el de personal [1]. La pandemia ha llevado a la primaria a una situación agónica, prácticamente irreversible de no acometerse pronto cambios organizativos de calado con una inversión extraordinaria en este nivel.