jueves, 17 de febrero de 2022

Superación mental del aislamiento en UCI en paciente grave por covid19, por Juan Gérvas

Situación clínica
Varón de 73 años, jubilado, vida profesional como médico rural y profesor de salud pública, sin antecedentes de interés salvo tuberculosis pulmonar a los 21 años, curada sin secuelas. Vida sana respecto a dieta y ejercicio, y sin medicación alguna. Al corriente del esquema vacunal apropiado para su edad, excepto contra la covid19. Comienza con cuadro catarral, sin fiebre, que al cabo de una semana se agrava con disnea intensa de reposo que le lleva a urgencias hospitalarias, a dónde llega por su propio pie.

 

Hospitalización
Es ingresado en el hospital, Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), por neumonía bilateral por covid19 y tratado con oxigenoterapia (ventilación mecánica no invasiva con presión positiva continua en vías respiratorias), sedación (fentanilo), antiinflamatorio esteroideo (dexametasona) y dos dosis de tozilizumab (8mg/kg).A las dos semanas de estancia en la UCI pasa a planta de aislamiento por covid19, y a la semana siguiente es dado de alta por mejoría, que permite continuar el tratamiento a domicilio.En la UCI el aislamiento fue total durante la primera semana, en un “box” acristalado separado físicamente del resto; en la segunda semana, en un ambiente diáfano y un espacio definido, sin cierres. En la tercera semana, ya fuera de la UCI, aislamiento en habitación individual (de planta covid19). En los últimos días, alojado en planta de medicina interna pudiendo recibir visitas y tener acompañante.Por circunstancias varias el paciente está ingresado en un hospital de una ciudad de paso, donde no tiene familia, sí amigos. Su esposa tiene también covid19 pero no requiere más que aislamiento. Dos hijos se turnan para desplazarse a la ciudad y cuidar de ella en un apartamento alquilado.Esos mismos hijos visitan a días al paciente, diez minutos por la tarde, durante las dos primeras semanas de estancia en la UCI. Separados físicamente, se ven y hablan por teléfono durante ese tiempo. Le traen alguna lectura (“Breve historia de la igualdad”, Quercus, El Jueves, The Economist, Mongolia, etc).El paciente ingresó con las gafas, un bolígrafo y un teléfono móvil, que no sabe utilizar, excepto para llamadas y guasas (what'sapp). Una vez al día lo emplea para hablar con la esposa. A las 48 horas del ingreso se sintió con fuerzas para escribir y pidió papel, que se le suministró. Uno de sus hijos le llevó posteriormente un cuaderno para tomar notas.


¿Cómo superar mentalmente el aislamiento, especialmente en la UCI?
Las horas pueden hacerse eternas durante el curso de la enfermedad y el aislamiento en la UCI conllevar un sufrimiento que llegue a empeorar la evolución. ¿Cómo evitarlo? En lo general se pueden seguir recomendaciones para situaciones extremas de aislamiento, como las que sufrió Nelson Mandela en las cárceles de Sudáfrica, o las de algunos astronautas en las estaciones orbitales.
En lo concreto, y en la situación clínica expuesta previamente, estas fueron mis respuestas para evitar el shock del aislamiento:

  • Fragmentar el tiempo. Por casualidad, en el box que habité de la primera UCI había un reloj analógico (de agujas) en la pared enfrente de la cama, lo que me permitió vivir las primeras y más duras horas fragmentadas en cuartos de hora. Así, el tiempo pasaba sin sentir y antes de darme cuenta ya el cuarto era dos, tres y vuelta a empezar. Es asombroso lo poco que “duran” 15 minutos, en que pasaba de todo a lo largo del día y de la noche (que no distinguía), desde cambio y arreglo de la cama, limpieza e higiene personal por auxiliares, cambios en la monitorización, medicación a inyectar en la vía, agitación profesional por algún parámetro inesperado, etc.
  • Transformar todo ruido en una fantasía. En las UCI son habituales los ruidos producidos por las máquinas, respiradores, monitores y demás. Por ejemplo, el constante ruido del humidificador del oxígeno, un borboteo tozudo que puede irritar o arruyar. En mi caso lo transformé mentalmente en el suave murmullo de un arroyo que me permitía cultivar un huerto como cartujo, aislado y en silencio, sin palabras ni nombre. En su parte alta, el arrollo era de montaña, con sus plantas acuáticas, sus peces y anfibios, incluso un desmán ibérico que jugaba conmigo al escondite, dejándose ver a capricho. Cerraba los ojos y ese burbujear, esa visión, de huerto o de montaña, me llenaba durante largos ratos en los que me alejaba del lugar de sufrimiento físico, como si viajara en el espacio.
  • Disfrutar de las briznas de belleza. A veces hay chispas deslumbrantes de belleza en todo lugar, incluso en las UCI. En mi caso fue un disfrute la iridiscencia de una raja de la mampara de cristal que me aislaba, a partir de la manija para la apertura de la puerta. Era la diosa Iris atravesando aquella barrera por un fallo humano y trayéndome su estela luminosa como signo alegre que me recordaba al arcoiris tantas veces disfrutado al aire libre. Además, en su sorpresa e intento de arreglo por sanitarios y mecánicos, la raja crecía y cambiaba su ángulo de corte, y con ellos los colores iridiscentes que me regalaba.
  • Escribir. Puesto que no me gusta el teléfono, escribí cartas a mi esposa, como si fuéramos novios de nuevo. El teléfono móvil que tenía en la UCI era el teléfono familiar, el que utilizaba mi esposa, el único de la casa. A toda prisa, mis hijos le compraron a ella uno nuevo, y así pudimos hablar, al menos una vez al día (no me daba el resuello para más). A las 48 horas del ingreso pensé que podía escribir una carta al día, una carta que me ocupara a ratos las veinticuatro horas, y logré que me dieran papel. Fue un tormento, con la vía justo en la mano derecha, las gafas que se me caían, las máscaras diversas para aplicar el oxígeno, etc. pero logré escribir un folio por las dos caras, y que el personal aceptara dárselo a mi hijo dentro de una bolsa de basura. Naturalmente, mi esposa me contestó al día siguiente en la misma forma, y la correspondencia fue diaria hasta pasar a abrazarla cuando en la planta final pudo haber acompañantes. Es inimaginable el halo de ternura que implica leer un texto manuscrito y besar un papel escrito por alguien quien amas.
  • Debatir mentalmente con quienes discrepo, especialmente los cientifistas que transforman la ciencia en religión (la secta de los pseudo-escépticos) y los expertos en la pandemia. Cuando alguien me lo demostraba, me placía y disfrutaba al encontrar fallos y debilidades en mis argumentos. Y me asombraba que, también en este proceso imaginativo, no fueran capaces de ir a lo esencial, a lo que no tiene respuesta científica, a los valores y la justicia social y todo aquello que justifica el vivir y la dignidad de la Humanidad. De lo más importante tomaba notas en el cuaderno que me habían traído, con el registro de nuevos conceptos e ideas y las futuras iniciativas posibles.
  • Agrupar mentalmente ideas propias y ajenas de quien estimo, familiares, amigos y compañeros, aceptando sus críticas y riéndome de mí mismo cuando acertaban con ternura y dan donde duele, sin dañar. Especialmente fructífero con gente del Equipo CESCA, de la Red Española de Salud Pública, de NoGracias y de los Seminarios de Innovación en Atención Primaria, pero también con todos aquellos a los que me siento unido, los “perdedores de largo recorrido” dispuestos a llegar al final sin caer en el cinismo. Registraba en el cuaderno tanto los sucesos de cada día como nuevos conceptos e ideas y las futuras iniciativas posibles.
  • Cantar, recitar poesía, dar charlas, arengar, hacer proclamas, hacer teatro, soñar en voz alta con la estructura de otro mundo posible, etc. Primero mentalmente, y cuando pude literalmente, tan en voz alta como me fue posible, en algún caso a gritos, ya en la planta de aislamiento covid19. Como, además, todo ello lo hago mal era un placer poder hacerlo a gusto y sin recibir críticas. Por ejemplo, del estilo de la barricadas, imitando a Lenin: “Compañeros, la revolución no se hace sino que se organiza. Hemos de organizarnos y sólo podemos contar con nuestras fuerzas. Precisamos tesón e inteligencia. Etc”.
  • Lectura reposada de los textos en papel con los que contaba. Por ejemplo, re-elaboración de todos mis conocimientos y sentimientos sobre el esclavismo y el origen de la riqueza en la Europa del siglo XIX, que llega al XXI (“cuando veas a un rico, pregúntate quién robó, si él o su padre”).
  • Ironía constante ante la situación, del propio enfermar y del ambiente. Por ejemplo, en la UCI la merienda incluía siempre una bebida caliente, con su bolsita de manzanilla o similar. Lamentablemente, la bebida propiamente dicha era agua fría. No obstante, conservaba el ritual, introducía la bolsita, dejaba reposar, agitaba y me lo bebía tranquilamente con los ojos cerrados compartiéndolo en la imaginación con familiares y amigos en algún lugar privilegiado, cada día distinto, viendo una puesta de sol, o a media tarde en un parque, o en casa en el jardín. ¿Por qué no?
  • A peor siempre se puede ir, y no es la muerte el peor resultado. Cuando ingresé fueron varios los compañeros que me reconocieron y que sabían de mis críticas a los tratamientos habituales para la covid19, y a las vacunas contra la misma. No tuve el más mínimo reproche ni crítica, ni siquiera solapada, pero para su tranquilidad les manifesté explicitamente que procedieran según su mejor saber, que en el momento de la decisión clínica el buen médico es sagrado. De paso pregunté acerca del proceso, con buena y con mala evolución, y fueron sinceros y directos. Sin embargo, saber que la muerte era el peor resultado posible me resultó un alivio, porque pensé en la sedación terminal, la eutanasia o el suicidio que evitaría resultados mucho peores que la muerte, que los hay.


Nota
Este texto, y la experiencia que refleja, tiene mucho de una visión estoica de la vida en que es clave disfrutarla con serenidad y aceptación de las adversidades.
Tener salud es justo eso, encontrar resquicios de disfrute sin esperar a que no haya inconvenientes. El aislamiento en la UCI es sólo una experiencia extrema, nada más, y cabe escaparse de ella por mil resquicios con la mente, la única forma de ser soberanamente libre, sin restricciones.
 

____________________________________


Juan Gérvas, Doctor en Medicina, médico general jubilado, Equipo CESCA, Madrid, España. jjgervas@gmail.com @JuanGrvas https://t.me/gervassalud

 

16 comentarios:

  1. Gracias queridos Juan , Mercedes y toda la familiar Gervas, realmente esta lectura me ha llevado a esos momentos de soledad y frío que se sienten desde el padecer una enfermedad. Solo el Espíritu libre y juvenil, puede traer tanta Sabiduría, y Esperanza. Me conmueven estas palabras, y me solidarizo con todas las personas que pasaron su agonía en solitario, y su último suspiro en medio de tanto ruido, y ausentes de las voces de sus seres amado. Luchemos por una atención digna, humana, llena de abrazos.

    ResponderEliminar
  2. ¡Què enorme fuerza en los momentos de más debilidad!. Emulando al bachiller Sansón Carrasco diría: "he aquí caballero fuerte que, a tal extremo llego de valiente que se advierte que la enfermedad no triunfó de la salud con la UVI".
    Es un ejemplo pero creo que esta al alcance de pocos.

    ResponderEliminar
  3. muy interesante siempre la visión del médico cuando está al otro lado como paciente, nos hace recapacitar sobre la atención que prestamos a los enfermos y aumenta nuestra empatía. Gracias por compartirlo

    ResponderEliminar
  4. Precioso... Llorando estoy imaginando los besos a esos papeles preciosos, porque vienen escritos con el amor de la persona que te espera al otro lado...

    ResponderEliminar
  5. Magnífico relato, Juanja. Mándaselo a Piketty a través de Ediciones Deusto, editora de su libro "Una breve historia de la igualdad". A él, que alguna vez ha bromeado diciendo que "sus libros tienen más ventas que lectores" le encantará saber que el último que ha publicado se lee hasta en las UCIs de CoVid.😀😀. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Gracias, Juan Gérvas.
    No le conozco personalmente pero sus escritos y tweets me han ayudado en el transitar de estos dos últimos años. Su ausencia en twitter me hicieron pensar que pudiera estar afectado gravemente. Durante esos días de desconexión entraba en esta plataforma con la esperanza de volver a encontrarme con usted y sus reconfortantes comentarios, pero siempre me tropezaba con ese último comentario.
    El día en el que el calendario había avanzado hasta el presente sonreí con gran satisfacción, incluso ahora mismo se me humedecen los ojos.
    Mi padre también fue un luchador por la sanidad pública, un gran médico como usted.
    Le miro a usted y recuerdo sus ojos luminosos.
    Gracias, Juan Gérvas.
    Iñigo

    ResponderEliminar
  7. Hay dos lecturas en su escrito, la evidente que propone desde la razón el afrontamiento con dignidad a la enfermedad y a la muerte, y el subyacente, que sorprende por su tozudez y sin razón al no reconocer su error. Estoy seguro que en más de una ocasión pensó "si me hubiera vacunado no estaría aquí". Si ahora lo reconociera sería de mucha ayuda para la salud pública que tanto defiende

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿De verdad cree usted que vacunado no hubiera tenido covid?

      Act. 568 M Sanidad, 17 feb 2022 (13 dic 2021-6 feb 2022)

      PERSONAS VACUNADAS COVID

      Casos 31 ene-6 feb: 204.563
      Hospitalizados: 36.577
      UCI: 1.907
      Fallecidos: 4.675

      PERSONAS NO VACUNADAS COVID

      Casos 31 ene-6 feb: 53.512
      Hospitalizados: 11.677
      UCI: 1.283
      Fallecidos: 1.608


      CASOS 258.075
      Vacunados 204.563 (79,26%)
      No vacunad. 53.512 (20,74%)

      HOSPITALIZADOS 48.254
      Vacunados 36.577 (75,80%)
      No vacunad. 11.677 (24,20%)

      UCI 3.190
      Vacunados 1.907 (59,78%)
      No vacunad. 1.283 (40,22%)

      FALLECIDOS 6.283
      Vacunados 4.675 (74,41%)
      No vacunad. 1.608 (25,59%)

      Según la información excluyen a personas de las que se desconoce su estado de vacunación (no sabemos a cuántas) y también excluyen a 29.872 personas que consideran no vacunadas por tener 1 dosis o no haber transcurrido 7 ó 14 días desde la segunda dosis.



      Eliminar
    2. Y lo de las tasas, ERRONEAS EN NO vacunados.

      Con la tasa de la última semana (del 31 ene-6 feb) podemos calcular que hay 35.262.794 personas vacunadas (100.000×204.563/580,11)

      De igual manera, con la tasa que da el M. Sanidad las personas no vacunadas eran 3.212.930 (100.000×53.512/1665,52).

      Pero a efectos de contagio del virus, entran todas las personas no vacunadas, no sólo las personas no vacunadas de la población diana. El virus no distingue entre unos y otros.

      Así que si somos 47.350.000 españoles, la población real no vacunada esa semana era de 12.087.206 personas (47.350.000−35.262.794)

      Es decir, las personas vacunadas (35.262.794) eran el 74,47% y las personas no vacunadas (12.087.206) el 25,53% en esa semana.

      La proporción de "CASOS COVID vacunados 204.563 (79,26%) /CASOS COVID no vacunados 53.512 (20,74%)", en la semana del 31 ene a 6 feb, es incluso superior a la proporción "población vacunada 74,47%/población no vacunada 25,53%".

      Y esa relación es casi coincidente con la proporción de "fallecidos vacunados 4675 (74,41%)/fallecidos no vacunados 1608 (25,60%)".

      Y hay que tener en cuenta que el M. Sanidad corrige los datos reales de vacunados al excluir a personas de las que se desconoce (?) su estado de vacunación y a 29.872 personas vacunadas, en la semana del 31 ene al 6 de feb, solo una vez o dos, sin que hayan cumplido 7 ó 14 días desde la segunda dosis. A estas personas, si fallecen, no las consideran vacunadas.

      Eliminar
    3. 3 feb 2022. Junta de Extremadura. 35 fallecidos por covid.

      Nos dan el n° d vacunados y no vacunados globalmente.

      33 vacunados (94,29%)
      2 no vacunados (5,71%)

      El más joven 55 años, el mayor 101.

      http://www.juntaex.es/comunicacion/noticia?idPub=35761#.YhSoyxiCE0M

      Eliminar
    4. 10 feb 2022. Junta de Extremadura.

      Nos dan los datos de vacunados y no vacunados globalmente.

      34 fallecidos por covid.

      30 vacunados (88,24%)
      4 no vacunados (11,76%)

      Los más jóvenes 2 y 40 años, el mayor 96.

      http://juntaex.es/comunicacion/noticia?idPub=35805#.YgVkk2kuk0M

      Eliminar
    5. 17 feb 2022. Junta de Extremadura.

      26 personas fallecidas por covid.

      19 vacunadas (73,08%)
      7 no vacunadas (26,92%)

      La más joven, una mujer de 66 años.

      La mayor, una mujer de 95 años.

      60-69 años, 3 fallecidos.
      70-79 años, 7 fallecidos
      > o =80 años, 16 fallecidos.

      http://www.juntaex.es/comunicacion/noticia?idPub=35862#.Yg6lbBiCE0M

      Eliminar
  8. La desnudez intelectual es el mayor grado de libertad

    Gracias por la experiencia, inteligencia y libertad con la que lo expresas.

    Bien retornado Dr. Gervas
    con quién en ocasiones discrepo

    ResponderEliminar
  9. Muchas gracias una vez mas Juan por tu grandeza y valentía en compartir tu experiencia y emociones. Es todo un lujo leerte en el blog de otro grande y valiente!

    ResponderEliminar
  10. Gracias por compartir esta experiencia. No ha faltado un vacunoico regocijándos en afirmar orgullosamente que de haberse vacunado no habría estado allí. Recordemos que también hay vacunados que van a la UCI, por covid, o por otros casos como miocarditis. Dejemos que cada cual se informe y decida qué le conviene más, al Dr Gervás no le ha ido mal

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. -agradecido por los comentarios
      -la cuestión, María, no es si mueren los no-vacunados
      -la cuestión es si el vacunado moribundo no se arrepiente de haber sido vacunado
      -la cuestión, también, es que "lo evidente" (el Sol gira alrededor de la Tierra) puede ser falso pues la ciencia es contraintuitiva
      -lo "evidente" en los estudios observacionales puede ser falso, y de hecho serlo si lo comparamos con los ensayos clínicos
      -lo "evidente" en los estudios observacionales puede parecer verdad cegadora, pero no serlo
      -hay muchos ejemplos de "lo evidente" falso en Medicina, de estudios observacionales, demasiados
      -todos los médicos clínicos, no sólo los cirujanos, poseemos un "cementerio que todos los cirujanos llevamos dentro", dijo el cirujano francés René Lariche
      -es decir, como diría el alemán Rudolf Virchow, "cuando un médico asiste al entierro de un paciente, a veces la causa va detrás del ef
      -es obligado tener en cuenta los sesgos de llos estudios observacionales, ya tenemos demasiadas muertes provocadas por torres de arrogancia médica sobre cimientos de ignorancia científica (en el texto, Douglas, uno de los ejemplos es la restricción de sal...)
      -en las vacunas covid19 tenemos el mismo problema que en las vacunas gripe, que los estudios observacionales no coinciden con los ensayos clìnico
      -peor, en las vacunas covid19 no tenemos los datos brutos de los ensayos clínicos, son inaccesibles a investigadores independientes
      -en esta situación es imprudente el empuje sin fisuras y sin dudas para que se vacune la Humanidad
      -en fin
      -recomiendo la lectura de "Diálogo entre un moribundo y su médico. Entre creencia y ciencia, en un caso de covid19" https://www.actasanitaria.com/opinion/el-mirador/dialogo-entre-moribundo-su-medico-entre-creencia-ciencia-en-caso-covid19_2001224_102.html
      -un saludo juan gérvas

      Eliminar