Los libelos han sido
frecuentes y transmitidos por todos los medios posibles pero la invención de la
imprenta permitió su difusión mundial y por escrito, ya hace más de quinientos
años.
A finales del siglo
XIX, la prensa de masas y los periódicos diarios hicieron más fácil la
manipulación, que llegó a ser el lema de William Hearts (1863-1951), el
empresario estadounidense que se proclamaba “creador de noticias” («I make news»”) y que sirvió de arquetipo
para la crítica de Orson Welles en su película Ciudadano Kane, en 1941.
La radio y la
televisión se sumaron al repertorio de medios de masas para difundir noticias
falsas, y a finales del siglo XX la aparición de Internet y de las Redes
sociales añadió la espontaneidad a la instantaneidad, de forma que cualquiera
puede difundir universalmente bulos y noticias falsas.
En cierto sentido,
con Internet, la manipulación se democratizó y en el siglo XXI no se requiere
ser dueño o acceder a los medios de comunicación de masas (periódicos, radios,
televisiones, revistas, etc.) para difundir información parcial y/o interesada
que manipule la realidad.
Son bulos y noticias falsas las “informaciones y noticias elaboradas deliberadamente para confundir o engañar a quien las lee” y suelen contar con un titular llamativo, un contenido emocional fácil de entender y un marco que las haga creíbles (2).
En general, los bulos
y noticias falsas se han difundido en medio de un ambiente hostil, pues
habitualmente expresan la reacción del débil y periférico frente al fuerte y
central. Puesto que la verdad no existe, por definición es bulo y noticia falsa
cualquier información, sea cierta o falsa, que discrepe de lo que sostenga el
poder (político, económico, científico, religioso, etc.).
Por supuesto, el
poder también utiliza bulos y noticias falsas, pero se convierten en verdad por
su origen.
Es buen ejemplo la contramanipulación de la Iglesia Católica intentando dominar la imprenta y la impresión de libros y panfletos desde la invención de la imprenta.
Han sido cuatro siglos de persecución para mantener la verdad oficial a través de la Santa Inquisición y en concreto del Índice de Libros Prohibidos (“Index librorum prohibitorum”) que duró hasta 1966 y contó con más de cuarenta ediciones, desde la primera en 1571 a la última de 1948 (3).
George Orwell alertaba en su novela ’1984′, publicada en 1949, sobre un Ministerio de la Verdad que decidía si las noticias eran ciertas o falsas según los intereses del poder. Setenta y un años después de la publicación de esta novela distópica, el Gobierno de España instauró algo similar, un órgano para “controlar a los medios” tras aprobar un protocolo contra las “fake news” por el que se atribuye la capacidad de “monitorizar y vigilar” las campañas de desinformación (y decidir cuáles lo son y cuáles no). Ello obedece a una estrategia europea para “luchar contra las injerencias externas” aprobada por la Unión Europea en 2018 (4).
A este ejemplo de España se suman otros muchos, especialmente de los grandes proveedores de servicios de Internet como Google o las Redes sociales como Facebook, Twitter, Linkedin e Instagram.
La pandemia covid19 ha incrementado el ansia de control para impedir el debate científico y la transparencia política respecto a las decisiones tomadas por las autoridades con el asesoramiento científico de sus expertos. Así, se han implantado algoritmos que permiten el análisis de millones de comentarios diarios y la censura y bloqueo de todo lo que se considere bulo y noticia falsa.
Ese es el riesgo, que el Ministerio de la Verdad cuando funcione se convierta en una máquina de censurar que transforma a los expertos, científicos y políticos en sacerdotes de una nueva religión, la religión de la ciencia, en que se considere pecado y anatema todo lo que ponga en cuestión las normas establecidas.
Se declara bulo y falsa noticia todo lo que discrepe de las normas establecidas, políticas, científicas, epidemiológicas y virológicas, especialmente si proceden del “margen”, o incluso del mismo núcleo duro “verdadero” sin son de dudosa fe.
La declaración de anatema se hace desde una inmensa suficiencia (a)moral pues anatema es la condena moral, prohibición o persecución que se hace de una persona o de una cosa (actitud, ideología, etc.) que se considera perjudicial.
La hidroxicloroquina fue tratamiento universal durante los primeros meses de la covid19, y millones de personas lo recibieron de rutina.
Nunca hubo ningún fundamento científico para su uso, y las agencias oficiales de medicamentos estuvieron en contra, destacando además sus efectos adversos. Por ejemplo, en abril de 2020 la Agencia Española del Medicamento decía literalmente sobre hidroxicloroquina y cloroquina: “Actualmente ningún ensayo clínico controlado y aleatorizado ha demostrado la eficacia de estos medicamentos para el tratamiento de pacientes con COVID-19” al tiempo que destacaba sus importantes efectos adversos como alteraciones del ritmo cardíaco (más probables si además se emplea azitromicina) y trastornos neuropsiquiátricos graves (5).
Sin embargo, los médicos y los protocolos sanitarios recomendaron el uso de la hidroxicloroquina y de otros muchos tratamientos de probada ineficacia y con efectos adversos graves (6).
Pues bien, son muchas las publicaciones científicas que han demostrado empíricamente tales daños, por ejemplo mentales (suicidios incluidos) por el uso innecesario de la hidroxicloroquina. Así, en octubre de 2020 con la base de datos VigiBase de efectos adversos de medicamentos de la Organización Mundial de la Salud (7).
Los mismos resultados, suicidios incluidos, se publicaban en un estudio español de farmacéuticos hospitalarios liderados por el del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, titulado: "Sospechas de ideación suicida y alucinaciones atribuibles a hidroxicloroquina en el tratamiento de la enfermedad por Coronavirus-19", publicado en julio de 2021 en la Revista de la OFIL (Revista de la Organización de Farmacéuticos Iberolatinoamericanos) (8).
Difundí en Twitter, Facebook y Linkedin este artículo español el 12 de julio de 2021, lunes, literalmente con su título:
Sospechas de ideación suicida y alucinaciones atribuibles a hidroxicloroquina en el tratamiento de la covid19
De inmediato Twitter bloqueó mi cuenta por:
“Incumplir la política relativa a divulgar información engañosa y potencialmente perjudicial en relación con la COVID-19”.
“Para restablecer la cuenta tenía que eliminar ese comentario, o apelar la decisión”.
El martes 13 de julio apelé, recibí acuse de recibo, y hasta hoy, sin respuesta. Twitter me escribió:
“Hola
Recibimos tu solicitud de apelación.
Nuestro equipo de soporte revisará la información que proporcionaste en relación con tu apelación. Te responderemos por correo electrónico lo antes posible.
Ten en cuenta que, mientras revisamos tu apelación, no podrás acceder a tu cuenta de Twitter.
Si lo prefieres, puedes optar por cancelar tu solicitud de apelación y corregir los incumplimientos. Para ello, ve a Twitter y sigue las instrucciones que aparecen en pantalla para restablecer toda la funcionalidad de tu cuenta. Gracias, Twitter”.
Ni Facebook ni Linkedin han dicho/hecho nada al respecto, y en esas dos Redes sigo participando con normalidad.
Twitter considera que la difusión de un artículo científico español con datos de la práctica clínica sobre graves efectos adversos psiquiátricos (suicidios incluidos) de la hidroxicloroquina es información engañosa y potencialmente perjudicial en relación con la covid19.
Es decir, la ciencia crea monstruos al convertirse en religión y la censura en Twitter llega a extremos que ni en la novela “1984”.
No pienso eliminar ese comentario que me parece relevante para médicos honrados y para pacientes necesitados de tratamiento.
Es hora de reconocer el error del uso de la hidroxicloroquina en el tratamiento de la covid19, de pedir perdón, de reparar el daño en lo que se pueda y de tomar medidas para que no se repita. Twitter está en la dirección opuesta.
Equipo CESCA, Madrid, España,
jjgervas@gmail.com
ACTUALIZACIÓN A 15 DE OCTUBRE DE 2021
Más de cuatro meses después, Twitter ha reconocido su error, pide perdón y desbloquea la cuenta. En tiempos de las tablillas cuneiformes las cosas hubieran ido más rápidas, sin duda. Dicen que "hoy las ciencias avanzan una barbaridad" pero algunas empresas están todavía en tiempos pre-mesopotámicos.
Por cierto, no he tenido que aceptar la ignominia de eliminar un comentario clave para la seguridad del paciente. A veces vale la pena la resistencia correosa, el saberse perdedor de largo recorrido.
Bibliografía
1.- Una Breve Guía de la Historia de las "Noticias
Falsas" y la Desinformación: Un Nuevo Módulo de Aprendizaje por ICFJ (aquí)
2.- Fake News. La verdad de las noticias falsas. Plataforma Editorial, Barcelona, 2018 (aquí)
3.- Index librorum prohibitorum (aquí)
4.- Alerta de periodistas y medios españoles por el “Ministerio de la Verdad” que impulsa el gobierno para combatir las “fake news” (aquí)
5.- Cloroquina/Hidroxicloroquina: precauciones y vigilancia de posibles reacciones adversas en pacientes con COVID-19 (aquí)
6.- Los médicos como peligro mortal. Covid19 tratada con hidroxicloroquina, azitromicina, etc. (aquí)
7.- Psychiatric Disorders and Hydroxychloroquine for Coronavirus Disease 2019 (COVID-19): A VigiBase Study (aquí)
8.- Sospechas de ideación suicida y alucinaciones atribuibles a hidroxicloroquina en el tratamiento de la enfermedad por Coronavirus-19 (aquí)
Es muy grave. Lo sabemos!
ResponderEliminar1984...Years and Years... y tantos otros vaticinios.
Si los algoritmos impiden el "pensar", si cada vez "obedecemos" sin capacidad para pensar, si no se acepta la crítica y, si callamos, la gravedad es enorme.
Un abrazo a ambos Juanes y a Mercedes
Lamento que a Juan Gérvas y Mercedes Pérez Fernández se les trate con esta brocha gorda. No sólo porque no lo merecen, pues sus obras científicas (materiales) publicadas y no publicadas merecen un respeto dentro y fuera de la comunidad de las varias ciencias de la salud, sino porque ésta en particular es la divulgación de una pieza de una de las ciencias cerradas: “la epidemiología (clínica o clásica)”, cuyos saberes en el límite de la excelencia se han obtenido por operaciones alfa entre sus términos (conceptos). La materialidad de los saberes alfa operatorios (incluso los probabilísticas) permanecen en sus formas científicas, es decir en sus fórmulas, incluso cuando se ha separado de ellas el sujeto operatorio que las formalizó, formuló. Así la forma (fórmula) de la Ley de la Gravitación Universal, permanece incluso separando a Newton y todo lo que utilizó Newton. Los saberes de la Historia proceden de operaciones beta, porque el investigador trabaja con relatos y reliquias del pasado que él conecta para interpretarlos dándoles vida desde sus particulares influencias del presente. La fórmula o interpretación no puede mantenerse completamente si se segrega o elimina al investigador (historiador). Y, en efecto, otro investigador (o historiador) podría interpretarlos de otra forma (fórmula).
ResponderEliminarLos contenidos de verdad obtenidos desde operaciones alfa son distintos a los obtenidos desde operaciones beta. Arrogarse a decidir qué es verdad con una brocha tan gorda como han utilizado con los Gérvas debe de ser una mezcla de meta-ignorancia (ignorar que se ignora) y malevolencia (yo gano porque tú pierdes).
Galo Sánchez
Ciertamente es preocupante la "sobreprotección" institucional que anula nuestra voluntad, ni nos permite reflexionar y tomar nuestras decisiones. Sobre lo sucedido, aunque una cuestión es consecuencia de la otra, no deberíamos de confundir y equiparar las decisiones políticas de las sanitarias, teniendo en cuenta que cada vez se hace más complicado distinguir una y otra. Si hacemos memoria, recordaremos que la hidroxicloroquina la recomendaba Donald Trump, así como médicos de América del Sur que se alienaban con ideas calificadas como "negacionistas". También avalaban las inyecciones o ingestas de MMS (siglas de Solución Mineral Milagroso en inglés) y decían que las papayas daban positivo en las PCR's. La cuestión no es que los bulos solo sean los discursos que cuestionan las versiones oficiales, pues entre esas versiones oficiales también se difunden bulos, como por ejemplo que las vacunas habían pasado todos los controles, cuando no se tenían efectos a medio y largo plazo, y por eso ahora empiezan a conocerse, cómo pueden cambiar o alterar la función menstrual de las mujeres y otras alteraciones en la salud de las personas. Ya en los ensayos se vieron problemas que se ocultaron y restaron gravedad porque el show de la farma industria, no podía detenerse, pues los Estados habían hecho importantes inversiones millonarias en la farma industria. Afirmacionistas y negacionistas, son dos caras de un mismo sistema capitalista, unos ofrecen su cara neoliberal más progresista; mientras que los otros con sus propuestas encubren políticas neoliberales ultraconservadoras. A ninguno de ellos les interesa nuestro bienestar.
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