Juan Simó.
Médico de familia. Centro de salud Rochapea.
Pamplona. Navarra. España.
ju.simom@gmail.com
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viernes, 19 de marzo de 2021
Topos de pandemia, por Juan Gérvas y Mercedes Pérez
"Topos" tras la Guerra Civil en España (1936-39)
En España, la II
República hizo frente a un golpe de estado que la destruyó ygeneró millones de muertos y exilados,
durante la Guerra Civil (1936-39) y durante décadas de represión contra las
libertades.
Manuel Cortés, último alcalde republicano del municipio de Mijas (Málaga), salió
del agujero en el que había estado desde finales de la guerra el 11 de abril de
1969, después de treinta años recluido.
Manuel esperó hasta la amnistía proclamada por
Franco mediante decreto-ley (aquí) para todos los delitos anteriores al 1 de abril de 1939. Cortés estuvo más de tres décadas oculto en su propia casa, en una habitación interior a la que accedía por un agujero escondido en una pared, con la
única compañía de la radio y la lectura.
El alcalde
republicano tuvo muchas reservas a la hora de esconderse en aquella pared ciega
de su vivienda y quería entregarse a las autoridades. Pero su mujer, Juliana,
sabía la suerte que corrían sus vecinos fusilados cada noche en pleno campo.
Se vistió de anciana
para cambiar de topera cuando su mujer compró una casa definitiva donde estuvo
recluido los últimos 18 años. Finalmente, aquel 11 de abril de 1969 supo que
era de nuevo ciudadano al inscribirse en el registro. "Quedó inscrito un
recién nacido de 64 años y ojos azul verdosos". Su vida sirvió de inspiración a los directores de la película "La trinchera infinita" de 2019. Su peripecia también fue recogida en el libro de Manu Leguineche y Jesús Torbado, "Los topos" de 1977.
Este reportaje (aquí) y este documental de animación (aquí) cuentan la historia de algunos "topos" escondidos y ocultos en la España franquista entre los que se encuentra Manuel Cortés. Los “topos”
“ejemplifican con precisión suprema lo que fue el terror de la guerra —el
terror impuesto por unos y por otros; especialmente por unos, evidentemente— y
la inagotable venganza de los vencedores [en la larga postguerra], una
verdadera orgía sangrienta, sobre seres no sólo indefensos, sino muchas veces
absolutamente inocentes.
Ochenta años después vuelven los “topos” a España por encierro voluntario de ancianos por pánico
Cuando se nombra a los “topos” se piensa en eso, en las personas que se enclaustraron “voluntariamente” tras la Guerra Civil y durante décadas, para evitar la muerte ante el terror sanguinario de los vencedores. Pero el pánico y el terror lo pueden producir también las políticas contra la covid19, ocho décadas después de la Guerra Civil. Veamos los cuatro relatos de Eulalia, Blas, Antonio y Patricia:
Eulalia, 82 años, a sus amigos del alma, el 13 de marzo de 2021: «Me encanta recibir vuestras noticias y veros bien y felices en las fotografías. Yo también estoy bien, llevo una vida muy confinada, no he recibido ninguna visita desde hace un año, la comida me la traen a la puerta de casa. A pesar de todo soy una viuda privilegiada pues sigo disfrutando de mi casa y del jardin. Veo a mis hijos por Zoom. Todavía estoy peleando con el chino; es dificil pero no me desanimo. No sé si os comenté que en noviembre falleció el hermano mayor de Raúl y no pudimos asistir al entierro, ni nadie lo acompañó en la UCI. Eso fue 4 meses después de “enterrar” a su hijo de la misma manera y por lo mismo. Vamos a morir de soledad y tristeza. Besos».
Blas, sacerdote católico: «Hoy, 29 de enero de 2021, tuve una aparición. Una madre con dos hijos discapacitados, el marido en la eternidad y otro hijo casado me cuenta que han pasado la covid los 3 convivientes en la periferia de Madrid. Ella con vómitos, diarreas, fiebre alta y desmayos. La hija discapacitada salió del apuro como pudo y la madre y ella han logrado que el otro aprenda a llamar al hijo casado. Éste les traía la comida y la dejaba a la puerta. Les han ofrecido un hotel pero ha preferido quedarse porque el hijo pasaría miedo en un lugar desconocido. La atención médica toda por teléfono. Al hijo discapacitado han seguido viniendo a bañarle las auxiliares a quienes les han hecho en todo el periodo una PCR. Pues la mujer, ni una queja, ni un lamento. "Los hijos nos enseñan tantas cosas". Aislados, desatendidos por los grandes, amados por los pequeños. Han pasado la covid... pero siguen aislados, no lo entiendo. ¿Dónde la ciencia, dónde la conciencia? ¿Se hablará del siglo XXI en el XXV como nosotros hablamos de la Edad Media? Y al tiempo uno descubre que hay pequeños gigantes, que tienes amigos del nivel del inventor de la Logoterapia. Y que no te cobran. Les llamas y te dan las gracias. O sea, que sigo creyendo en las apariciones. Es imposible matar la belleza. Cualquier día se apropia de las instituciones».
Antonio apareció colgado el día de Navidad de 2020. Había preparado la cena de Nochebuena para sus hijos (dos), nueras y nietos (cuatro varones). Eran las primeras navidades sin Carmen, su mujer, muerta en el verano, quizá por desatención médica (por teléfono), con Alzheimer. Los hijos decidieron no asistir, siguiendo las normas de las autoridades. Antonio tenía puesta una nota en la mesa, que dejó preparada como de Nochebuena: «Mata más el pánico y la soledad que el virus».
Patricia tiene 75 años y vive en la ciudad, pero aprovechando la permisividad del verano de 2020 se trasladó a su casa del pueblo, con María Fernanda, una ecuatoriana joven que la cuida (está bien contratada y tratada, por un hijo de Patricia). Desde entonces sólo sale a la calle María Fernanda. A Patricia la saludan los vecinos al pasar por la calle. Siempre está mirando por la ventana, con una muñeca entre los brazos. «Mi niña», dice.
Pregunta final
¿Cuántos miles de ancianos son “topos” que viven solos, encerrados, ya más de un año del inicio de la pandemica por el terror generado para controlar a la población?
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Juan Gérvas, Doctor en Medicina, médico general rural jubilado, Equipo CESCA, Madrid, España. Miembro de NoGracias.
Mercedes Pérez-Fernández, especialista en Medicina Interna, médico general jubilada, Equipo CESCA, Madrid, España. Miembro de NoGracias
Lo leído invita a la tristeza y al desánimo, junto a una rabia lógica. Cuánto daño hace el miedo, que nos hace ver a los otros como enemigos y aceptamos su sufrimiento y soledad con la mayor frialdad.
Lo leído invita a la tristeza y al desánimo, junto a una rabia lógica. Cuánto daño hace el miedo, que nos hace ver a los otros como enemigos y aceptamos su sufrimiento y soledad con la mayor frialdad.
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