domingo, 9 de noviembre de 2014

Ser médico de familia en el Reino Unido: Ver para creer.


           If you think you are too small to have an impact,
try going to bed with a mosquito in the room
Anita Roddick

 




Cuando en 2010 la revista Medical Economics me pidió que escribiera un artículo sobre el trabajo del médicode familia en el Reino Unido, comencé respondiendo con una frase muy resumida a la pregunta de por qué a mí y a otros compañeros españoles nos gustaba trabajar allí:
 
            porque nos sentimos más libres, más valorados, y sobre todo, más médicos.
 
 También aclaraba que:  
 
No todo es mejor en el sistema de salud británico, pero sí muchas cosas importantes


 
En esta serie de artículos durante los próximos meses voy a detenerme en algunas de esas diferencias importantes que encontré entre mi trabajo en España y mi trabajo en el Reino Unido. Creo que es mucho lo que podemos aprender de ellas y lo que nos pueden ayudar a cambiar esta situación de la APS española que tan poco nos satisface.

El sistema británico de salud es a la vez parecido y distinto al nuestro: es en las diferencias en las que me voy a centrar porque es de lo que creo que debemos aprender, especialmente de aquello que no solo es diferente sino que creemos que es mejor. Pero no hablaré desde la perspectiva de un experto en gestión (que no lo soy), sino desde la de una profesional que ha trabajado 9 años  en este sistema y ha encontrado diferencias muy interesantes que quiero que conozcáis. Porque en el papel todos los sistemas pueden parecer buenos, o malos, según se cuenten, pero lo que queremos saber de verdad es cuáles son sus efectos, cómo funciona un sistema en la práctica diaria. El sistema español queda muy bonito contado, pero ya sabéis cómo funciona en la realidad.

Mucho se ha hablado y escrito, y con mucha razón y solvencia, de lo que hay que cambiar en la APS española. Yo quisiera aportar un enfoque más personal y cotidiano. Mi invitación es a centrarnos sobre todo en nuestro cuarto de consulta e imaginar cómo las cosas podrían cambiar allí. Cómo nuestro trabajo diario podría ser mucho más gratificante. De ahí se podrán derivar las propuestas de reforma que cada uno considere oportunas.

Ciertamente, una idea deberemos tener de cómo se organizan las cosas a nivel macro para comprender lo que ocurre a nivel micro, por lo que algo de eso contaré en mi próxima entrega. Pero aún entonces, hablaré siempre desde mi perspectiva de profesional, incidiendo en cómo se viven las diferencias en el día a día.

El NHS tiene unas virtudes que lo hacen atractivo y una estructura que lo hace interesante y que es a la vez producto y causa de sus virtudes.
 
 
¿Cuáles son las virtudes principales que a mi juicio tiene el NHS? 
Desde el punto de vista que os decía (el del profesional, el de la experiencia de trabajo) esencialmente el NHS, comparado con el español, es un sistema  más complejo, más autónomo (entidades y profesionales más autónomos), más dinámico, más transparente y más responsable (se rinden cuentas), en el cual los médicos son más libres, más valorados (y escuchados) y más exigidos (en calidad profesional), y donde el ambiente de trabajo es más creativo, más cortés, más exigente, más estimulante (donde la excelencia se incentiva) y más reflexivo (menos prisas y más pensar). 

Diría que el NHS está plagado de incentivos positivos, que hace que los buenos prosperen, mientras que el SNS está plagado de incentivos negativos, que hacen que los buenos se quemen. 
 
La experiencia del paciente no es demasiado diferente, al menos no hay diferencias escandalosas. Sin embargo la experiencia de los profesionales que trabajan en el sistema sí tiene diferencias que yo considero escandalosas.
 
Quiero contaros las cosas que más me llamaron la atención, y quiero hacerlo porque confío en que los lectores de este blog sean de los que no se conforman con lo que hay y buscan mejorarlo. Mi objetivo es que el contacto con otros sistemas produzca un cambio a mejor en el nuestro. Esto no ocurrirá de un día para otro, obviamente; hablamos más de una evolución que de una revolución. O quizás un poco de ambas.
 
 
¿Qué necesitamos para producir en la APS española los cambios deseados?
  • Primero, estar convencidos de que el status quo no es aceptable. Si estás leyendo este artículo probablemente ya lo estés, pero sabes que muchos compañeros no lo ven tan claro, pues solo han nadado en este océano, y piensan que así es la vida. Muchos necesitan ver algo mejor para creer que algo mejor existe y así desear un cambio. De ahí mi interés en que conozcan, por ejemplo, el sistema británico. 
  • Segundo, tener una referencia real donde encontrar razón e inspiración; una fuente, un modelo vivo. De ahí mi interés en que conozcas, por ejemplo, el NHS.
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  • Tercero, contagiar la nueva visión adquirida a una mayoría suficiente de compañeros.
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  • Cuarto, siendo ya numerosos, ir derritiendo la cultura de rigidez arraigada para que lo inaceptable se vea como tal y lo deseable como necesario, de manera generalizada.
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  • Quinto, siendo ya numerosos, elevar la voz hasta ser escuchados por el estamento dirigente.
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  • Sexto, siendo ya reconocidos e influyentes, liderar los cambios en todos los niveles del sistema sanitario.
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  • Séptimo, cómo no, evaluación y mejora continua.
 
 
Lo que muchas veces nos pierde es pensar solo en los pasos finales, en obtener resultados. Mi invitación es a centrarnos en los primeros pasos, y a disfrutar del camino. Ya sabéis aquello de que hasta un viaje de 10.000 km empieza por un solo paso. En nuestro caso, ese primer paso es la toma de conciencia y su contagio masivo, y aún nos queda mucho por hacer a este respecto.

Por mi parte, os invito a ver. Ver para creer.

Hasta pronto.
 
Isabel García Gimeno
isabel@spandoc.com
 


 Querido médico de familia español…

 










 

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