viernes, 1 de junio de 2012

Yo no conozco ningún país del mundo que tenga la prestación farmacéutica de España

"Yo no conozco ningún país del mundo que tenga la prestación farmacéutica de España”. Estas palabras las pronunciaba Fernando García Alonso, como director de la Agencia Española del Medicamento, en una entrevista publicada el domingo 3 de marzo de 2003 en EL PAÍS. “¿En qué sentido?", preguntó el periodista. García Alonso, lo aclaró inmediatamente: “En cuanto a la calidad de la prestación. Los medicamentos son los más modernos y se incorporan al mercado con mucha rapidez. Pero lo que marca la diferencia con otros países es que están financiados con fondos públicos. Se trata de la financiación más generosa del mundo”. Y unas líneas más adelante añadía: “cualquier medicamento de los que salgan puesto inmediatamente a nuestra disposición”. Respecto a la supuesta calidad de la prestación farmacéutica de la sanidad pública española, García Alonso ¿dijo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Veamos.

  

"Son los más modernos", "se incorporan al mercado con mucha rapidez", "cualquier medicamento de los que salgan puesto inmediatamente a nuestra disposición"

Este es un buen ejemplo de la doble cara de nuestra empresa con la que roza el calificativo de “organización hipócrita”. Por un lado, la vertiente propagandística hacia el gran público con manifestaciones de este tipo hechas por un alto directivo en un importante periódico nacional buscando la mayor repercusión del fin de semana. Por otro lado, mandando el mensaje a los médicos de que no receten innovaciones (mensaje que se oculta al gran público, evidentemente). Así, cuando se estudian los indicadores de calidad de prescripción más utilizados por los servicios regionales de salud españoles, el más prevalente es el que mide la prescripción de novedades terapéuticas en un intento de “frenar la prescripción de principios activos de reciente comercialización”.  Todos los médicos sabemos que las innovaciones en medicamentos, salvo contadas excepciones, son innovaciones más comerciales que terapéuticas. García Alonso, que también lo sabe, perdió ese domingo la oportunidad de contarlo al gran público y prefirió la propaganda en vez de la información. La siguiente figura muestra la distribución del "potencial terapéutico" de los medicamentos autorizados entre 1999 y 2003. Según el propio Ministerio de Sanidad, la mayor parte de ellos no aportaban nada nuevo frente a los ya existentes. Es decir, la mayor parte de lo que yo, como Ministerio de Sanidad, apruebo, no aporta nada nuevo según yo mismo. Incluyo la mayoría en la financiación pública. Presumo en los periódicos de prestación de calidad por incluir rápidamente todo lo nuevo y mido la calidad de la prescripción de mis médicos en función de si usan más (menor calidad) o menos (mayor calidad) los fármacos autorizados en los últimos 5 años. Mi prestación es de calidad porque incluye lo más nuevo, pero la prescripción de mis médicos es de baja calidad si lo prescriben. Una actuación hipócrita, propia del quiero pero no puedo del nuevo rico cutre.
 

 

Generosidad de la prestación

Evidentemente es de las más generosas a la vista del bajo porcentaje efectivo de copago que existe en España en comparación con Europa. Pero ello no impide que el todavía actual sistema de copago, vigente desde 1980, sea injusto con los activos enfermos crónicos a pesar del incremento ocurrido durante los últimos años de los fármacos con aportación reducida; algo que no parece que vaya a corregir el nuevo modelo de copago propuesto hace pocas semanas.  De estas cosas ya se habló en una entrada anterior.

Ahora bien, ¿es generosidad que España sea uno de los países con más especialidades farmacéuticas aprobadas o autorizadas, la inmensa mayoría de ellas incluidas en el vademécum público y, por ello, financiadas públicamente? Algunos afirman que "Tenemos el arsenal terapéutico más amplio de Europa". Pero... ¿el arsenal es amplio porque financiamos más que los demás o porque no limpiamos el arsenal de basura obsoleta?  ¿Es generosidad que el vademécum público español incluya medicamentos obsoletos incluidos en el mismo hace décadas y que no se utilizan por los médicos españoles y no están ya (o no han estado nunca) financiados (ni tan siquiera autorizados) en muchos de los países desarrollados? ¿Con qué objeto permanecen en el vademécum público esos medicamentos? Veamos algunos datos y ejemplos.



Especialidades farmacéuticas aprobadas en España y en otros países

Con la precaución debida ante la diferente definición de “especialidad farmacéutica” existente entre países, da la impresión de que en España ha habido siempre más medicamentos aprobados que en otros países. La siguiente figura muestra los datos de 1992 y los de 1999, tras la reducción debida a los dos “medicamentazos” de 1993 y 1998.

La siguiente figura muestra los datos más recientes que he encontrado.


Mucha grasa en el vademécum público: ¿por qué tanta grasa?

Al observar nuestro vademécum público los médicos advertimos la existencia de muchos medicamentos cuya inclusión se produjo hace muchos años, décadas incluso, y que persiste pese a su nula utilización por obsolescencia (con precios prácticamente "congelados" desde su inclusión). Muchos de ellos no son, ni han sido nunca, financiados en otros países más ricos que España, ni tan siquiera autorizada su comercialización. ¿Cuál es el objetivo de mantener esa grasa que engorda nuestro vademécum público? ¿Sólo poder decir que nuestra prestación farmacéutica es “la más generosa del mundo”? ¿Hay otras consecuencias colaterales? Además de engordar nuestro vademécum público, ¿reduce esa grasa el precio medio del medicamento en España? Veamos dos ejemplos.

 

Hipolipemiantes autorizados en España y en Europa

Este trabajo de la Comisión Europea muestra, entre otras cosas, los hipolipemiantes (grupo C10 de la ATC) que se encontraban autorizados en 2002 en algunos países europeos. Corto y pego la tabla de interés. España e Italia eran los países que más medicamentos del grupo tenían autorizados con un total de 17 en cada país. Curiosamente, cuatro de los medicamentos autorizados en España no lo estaban en ningún otro país, ni tan siquiera en Italia. Lo mismo ocurría con 4 de los fármacos autorizados en Italia. Con 8 medicamenteos, Irlanda y Noruega eran los países con menos hipolipemiantes autorizados. A la vista de esta tabla, ¿tendrán alguna dificultad los médicos irlandeses o los noruegos para tratar correctamente los riesgos relacionados con la hipercolesterolemia?


¿Cuál es el uso de los diferentes hipolipemiantes autorizados en España?

Las siguientes figuras obtenidas de la Agencia Española del Medicamento lo muestran. España tenía 20 hipolipemiantes incluidos en la financiación pública en 2002, tres más que los que recogía el trabajo de la Comisión Europea. Muchos de ellos no se utilizaban entonces, pero persisten autorizados al menos hasta 2006. Muchos de ellos no están (probablemente no hayan estado nunca) incluidos en el vademécum público de muchos países europeos mucho más ricos que el nuestro, y muchos de ellos no han sido nunca comercializados en esos países. ¿Por qué persisten en el nuestro?


Antiagregantes plaquetarios autorizados en España y en Europa

La oferta de antiagregantes en Europa fue estudiada en este trabajo publicado en Medicina Clínica en 2003. Corto y pego una tabla de interés procedente del mismo. Italia y España vuelven a ser los que más medicamentos del grupo tienen autorizados. Y el ditazol, antiagregante "imprescindible" donde los haya, sólo estaba autorizado en España.


En 2009, el ditazol desapareció del mapa farmacoterapéutico español. De vez en cuando se pierde algo de grasa… pero perder grasa cuesta mucho, como todos sabemos.


Prestación generosa y precio de los medicamentos

Es probable que el mantenimiento de esta grasa farmacoterapéutica tenga por objeto inconfesable mantener un bajo precio medio de los medicamentos autorizados en España cuando se compara con el precio medio de los medicamentos en otros países. El objetivo se consigue y la OCDE señalaba en este informe que el precio de los medicamentos en España era en 2005 un 77% de la media geométrica de los países de la OCDE. Confieso mi ignorancia sobre la razón de utilizar la media geométrica. Corto y pego la tabla de interés.


El número de especialidades farmacéuticas en nuestro país, muy superior al de la mayoría de  los países europeos, podría sesgar a la baja el precio medio de los medicamentos en España. Los bajos precios de aquellos medicamentos que prácticamente no se usan o se usan muy poco por obsoletos, aprobados hace muchos años, promediarían con los precios de los medicamentos nuevos, aprobados en los últimos 15 años, más utilizados y con un precio comparable al europeo.

En 2006, un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) mostró que cuando se consideran algunos de los medicamentos de prescripción más vendidos en oficinas de farmacia que suponen, además, un mayor gasto para la sanidad pública española, su precio se sitúa en una posición intermedia respecto de otros países europeos como Reino Unido, Francia, Portugal, Países Bajos, Bélgica, Italia y Alemania. Corto y pego un gráfico de interés procedente del mismo.


Precio medio de los medicamentos recientes (últimos 15 años)

Volveré sobre ello en próximas entradas pero adelanto aquí que el precio final de los medicamentos autorizados en España en los últimos años es muy similar al de los países de nuestro entorno, tal y como muestra el estudio de la OCU. Así, podemos decir que el precio de los medicamentos autorizados en España en los últimos 15 años ha sido progresivamente más europeo. ¿Alguien cree que el Big Pharma le iba a consentir a la que hasta hace poco era la 8ª economía mundial que jugaba en la Champions League de la economía global unos precios mucho menores que a sus compañeros de liga como Italia, Francia, Finlandia, Grecia, Bélgica, Reino Unido, Suecia, etc.?  

 

¿Para qué sirve mantener la grasa?

Mantener la grasa sirve para abaratar el precio medio de los medicamentos y poder seguir difundiendo el bulo de que los medicamentos en España son mucho más baratos que en Europa, pero para nada más. De hecho sabemos que tras la retirada de la financiación pública de los 600 y 800 medicamentos mediante los "medicamentazos" de 1993 y 1998, aumentó el precio medio de los medicamentos que permanecieron financiados y el coste medio de la receta, probablemente por tratarse, la mayoría de los retirados, de medicamentos de baja utilidad terapéutica, incluidos en el vademecum público muchos años antes y con menor precio que el promedio. La siguiente figura muestra como el precio medio de los medicamentos autorizados en los últimos 15 años prácticamente duplica el precio medio del conjunto. Pero atención: los medicamentos autorizados en los últimos 15 años representaron en 2010 en España el 59% de las unidades vendidas pero el 91% del coste.


POR CIERTO…

En la entradilla de la entrevista a García Alonso se decía del entonces director de la Agencia Española del Medicamento que “ha tenido que batallar con los laboratorios farmacéuticos” y que fue durante 18 años alto funcionario de la Administración española. En la entrevista, García Alonso afirma que “es coherente que todo lo que aprendí en lo público lo revierta a lo público” y que le “molesta mucho que la Agencia, como muchos otros organismos públicos españoles, no tenga crédito entre los ciudadanos”.


Desde luego, el Sr. García Alonso habrá aprendido mucho durante 18 años como alto cargo de la Administración Pública, algunos de ellos como máxima autoridad de la Agencia Española del Medicamento y de la Dirección General de Farmacia “batallando” con (no dice contra) los laboratorios farmacéuticos. Pero los caminos profesionales que siguió García Alonso al dejar la Agencia no agrandan mucho el crédito de la misma ni el suyo propio pues se compadecen poco con sus propias palabras. El exdirector de la Dirección General de Farmacia,  de la Agencia Española del Medicamento y del Fondo de Investigaciones Sanitarias del Ministerio de Sanidad  se incorporó en 2007 a Schering-Plough, en 2009 a Bristol-Myers Squibb, y en 2010 a Ferrer. Evidentemente no todo lo que aprendió en lo público ha revertido en lo público. Es el suyo un caso paradigmático de puerta giratoria. Como diría Alfonso I El Batallador: “Big Pharma is Big Pharma”.

¿No estaremos poniendo el lobo al cuidado de las ovejas?

5 comentarios:

  1. Nunca se me había ocurrido ésto. Muy interesante. Gracias Juan

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  2. Juan: Un análisis inteligente, coherente y bien apoyado que merece propagarse. Gracias por tus informes y por tu generosidad al hacerlos públicos. Hoy por hoy tus entradas semanales en este blog son de lo mejor que se puede leer. Enhorabuena.

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  3. Magnífica y generosa entrada, Juan. He meditado mucho mientras lo leía y necesitaré el día entero para meditar más. Gracias. Galo Sánchez

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  4. Estimado Dr. Simó, antes de juzgarme tan sectariamente en su blog podía haber tenido la amabilidad de dirigirse a mi al objeto de contrastar sus afirmaciones. Le invito a ello en mi mail: fgaolave@gmail.com
    Atentamente
    Fernando García Alonso

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